Nueva obra mural de Diego Rivera

Un mural del pintor mexicano Diego Rivera (1886-1957) que llevaba sin ver la luz más de veinte años será exhibido de nuevo al público en el museo Centro Cultural Muros de la ciudad de Cuernavaca, en el centro de México. El mural 'Río Juchitán', pintado entre 1953 y 1956, fue diseñado inicialmente para decorar el jardín de la casa de Cuernavaca del productor de cine mexicano Santiago Reachi, socio de Cantinflas y Jacques Gelman en 'Posa Films'. Cuando el domicilio fue vendido en 1960 al mecenas mexicano Manuel Suárez y Suárez, creador del Casino de la Selva, un célebre centro de reunión de intelectuales, el mural se integró en su patrimonio y fue trasladado a principios de los ochenta al célebre Hotel de México de la capital, donde se erige hoy en día el World Trade Center. En el momento en que cerró aquel hotel, la obra fue a parar a un almacén en el que ha permanecido ha estado hasta ahora.

La particularidad de este mural, explicó la directora del museo de Cuernavaca, Susan Grilo, es que se cree que es el único que Diego Rivera realizó con doble cara, es decir, su composición muestra el anverso y el reverso de la escena, con lo que el pintor invita al público caminar a su alrededor. Además, como la obra estaba diseñada para permanecer en un jardín al aire libre y junto a una piscina, Rivera la hizo con la técnica del mosaico veneciano, resistente al agua. "El mural es una visual de Río Juchitán, una llamada al atractivo geográfico y de las mujeres de la zona del Istmo de Tehuantepec", en el estado sureño de Oaxaca, dijo Grilo, quien considera que esta región conquistó a Rivera como la Polinesia, al pintor Paul Gauguin. El tema principal es la relación del ser humano con el agua y por ello en el mosaico se ve a un grupo de mujeres realizando actividades cotidianas en el río: lavan ropa, se asean y bañan a sus hijos. Sin embargo, explicó Grilo, "este mural no se escapa del carácter político de todas las obras de Rivera". En otra escena se observa a un niño que llega al río acompañado de un hombre que señala con una mano y toma al chiquillo con la otra, dos personajes que resultan cualitativamente distintos de los demás porque usan ropa, sombrero y calzado, no se mojan en el río y se dirigen fuera de los linderos del agua. La representación de dos mundos contrapuestos en una aparente muestra de la lucha de clases, tema recurrente en la obra de Rivera, de tendencia comunista. La composición, que mide 1,54 metros de alto por 8,72 metros de largo, cuenta con un área total trabajada de 26,87 metros cuadrados, pesa aproximadamente cuatro toneladas y está valorada en unos dos millones de dólares.

La directora del Centro Cultural Muros reconoció que no se pueden permitir pagar esa cantidad para hacerse con el mural y deben conformarse con tenerlo como préstamo por cinco años renovables, gracias a un acuerdo con la familia Suárez. La pintura se colocará en el jardín de la entrada del museo para que se pueda ver desde la calle, pues "así no se viola el espíritu de Diego y su filosofía de acercar el arte al pueblo", dijo Grilo. No puede estar anclado en el suelo por los movimientos de la tierra, que podrían dañarlo, así que se encuentra sostenido por cables de acero y anclas movibles.

El museo, que posee la segunda mayor colección de la esposa de Diego Rivera, Frida Kahlo, con 19 de pinturas, desvela este mural el mismo año en que se cumplen cincuenta años de la muerte del pintor y los cien años del nacimiento de la artista, homenajeados con diversos actos y exposiciones en México y en el extranjero.

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