Robados un Picasso y un Portinari del Museo de Arte de Sao Paulo

A la tercera va la vencida, al menos eso es lo que debieron de pensar los ladrones que el jueves, 20 de diciembre de 2007, se llevaron dos de las mejores obras del Museo de Arte de São Paulo (MASP) -que cuenta con la colección de arte más importante de América Latina-: Retrato de Suzanne (1904) de Pablo Picasso -una tela de 65 por 54 centímetros, cuya figura es la de una cantante que su autor conoció en París a comienzos del siglo pasado-, y O lavrador de café (1939) -de 100 por 81 centímetros, es una pintura sobre un hombre negro trabajando en una plantación- del pintor brasileño Cándido Portinari, valorados en unos 50 millones de euros. El museo no poseía un sistema de alarma en condiciones y los cuatro guardias que se encontraban custodiando la pinacoteca estaban desarmados. La policía sospecha que los ladrones contaron con la complicidad de algunos empleados del museo. Las obras no estaban aseguradas, según responsables del centro.

Gato hidráulico que utilizaron para robar los cuadros en el Museo de Arte de São Paulo - EFE

El robo se produjo en tan sólo tres minutos. Los ladrones entraron en el Museo de Arte de São Paulo antes del amanecer del jueves y usaron un gato hidráulico para abrir la puerta principal y una barra para romper una puerta de cristal; tras llegar al segundo piso se dirigieron a dos salas separadas y distantes en las que estaban las obras desaparecidas y cuyas puertas, sin ningún tipo de alarma, fueron violentadas: luego, abandonaron el museo con las dos valiosas pinturas aún en sus marcos, según la policía.. "Fue como una película", según dijo el gobernador del Estado de São Paulo, Jose Serra. El museo no posee un sistema de alarma en condiciones ni sensores para evitar sustracciones. No es ésa la única carencia para evitar el paso de los amigos de lo ajeno. Las cámaras de seguridad que hay en las distintas salas de la pinacoteca capturaron parte del robo, pero como no tienen capacidad infrarroja, las imágenes son oscuras y no se distinguen con nitidez los rostros de los ladrones. A su vez, el comisario responsable de la investigación, Marcus Gomes Moura, dijo que la precisión y la rapidez con que actuaron los ladrones permite afirmar que se trata de profesionales contratados por coleccionistas interesados específicamente en las dos obras.

"El retrato de Suzanne Bloch" de Pablo Picasso / AP / Museo de Arte de Sao Paulo

El MASP, cuya sede es un edificio modernista de Lina Bo considerado como uno de los más bellos de la mayor ciudad brasileña, está ubicado en la Avenida Paulista, en pleno centro financiero de la metrópoli y por lo mismo una de las áreas más vigiladas del país. El presidente de esta instituticón, Julio Neves, cree que algunos funcionarios del centro trabajaron en colaboración con los ladrones. El día 21 de diciembre, la policía tomó declaración a 40 de los empleados del centro para tratar de esclarecer si hubo o no dejación de funciones por parte de los agentes que estaban en ese momento trabajando y si alguno de ellos facilitó información a los ladrones de los cuadros. El robo, según los policías encargados de la investigación, es "obra de profesionales y fue realizado por encargo". En los dos últimos meses el museo ha sido objeto de otros dos intentos de robo: el primero fue el 28 de octubre pasado -dos hombres ya habían intentado asaltar el museo, pero no consiguieron acceder al segundo piso del edificio, en donde está la colección, pese a que llegaron a inmovilizar a los vigilantes-, el segundo el lunes pasado.En la rueda de prensa que ofreció para dar detalles sobre el robo, Gomes Moura dijo que no descarta la posibilidad de una conexión entre el intento de asalto de octubre pasado y el robo de hoy. El comisario explicó que la cámara de seguridad instalada en la puerta principal del museo, pesa a que tiene imágenes de baja calidad, muestra la llegada de los tres ladrones a las 5.09 hora local (7.09 GMT) y su salida tres minutos después. Según el investigador, eso demuestra que conocían la hora de cambio de guardia en el museo, único momento en que no hay ni un vigilante en la puerta principal. La policía encontró en las inmediaciones del lugar, en el que se encontraban colgadas las obras, dos marcos y un auricular. Este último objeto es, según la policía, el indicio que demuestra que los ladrones estaban conectados con alguien que se hallaba en el interior del museo y que sabía dónde estaban las piezas.

"El labrador de café" de Cándido Portinari /AFP / Museo de Arte de Sao Paulo

La Interpol ha alertado a las fronteras de 186 países para evitar que las famosas obras de arte salgan del país. La hipótesis del robo por encargo la defendió ayer Ricardo Chilelli, representante en Brasil de la empresa estadounidense First Security and Inteligence Advising. Según él, estas obras tan importantes y conocidas no son vendidas en el mercado. En ese caso suelen ser robadas obras menos importantes, no catalogadas, para no llamar la atención.

El Museo de Arte de Sao Paulo Assis Chateaubriand (MASP) fue inaugurado en octubre de 1947 por el fallecido millonario Assis Chateaubriand, propietario de un imperio de medios de comunicación en Brasil e importante coleccionista de arte. Su colección, enriquecida con varias obras que sus dueños retiraron de Europa durante la Segunda Guerra Mundial, es considerada una de las más importantes del hemisferio sur. En la inauguración de la sede actual de la institución, en noviembre de 1968, estuvo presente la reina Isabel II de Inglaterra.

El robo del MASP ha vuelto a desencadenar en el mundo de la cultura y en la opinión pública brasileña un arduo debate por la precariedad de los grandes museos del país. Se destinan pocos fondos para vigilar el patrimonio artístico y las instituciones del Estado que poseen las obras están comidas por las deudas. Una polémica que no es nueva: en 2005, en el Museo da Chácara de Río de Janeiro cuatro hombres armados amenazaron a los guardas y turistas que se encontraban en la pinacoteca y se llevaron telas de Salvador Dalí, Pablo Picasso, Claude Monet y Henri Matisse; las obras sustraídas en esa ocasión y aún no localizadas fueron "Los dos balcones", de Dalí; "La danza", de Picasso; "Marine", de Monet, y "Jardín de Luxemburgo", de Matisse, así como una edición de "Toros", un libro de grabados del pintor malagueño. Lo único que se encontraron fueron los marcos quemados en una favela de Río.

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