Barcelona; Príncipes etruscos. Entre Oriente y Occidente

Se trata de una exposición en CaixaForum Barcelona, que estar abierta del 31 de enero al 4 de mayo de 2008. Todavía hoy seguimos hablando del ”misterio etrusco”, debido a sus peculiaridades etnográficas, lingüísticas, religiosas, políticas y culturales, que hacen de los etruscos un pueblo tan diferente de los demás que poblaron la antigua Italia. Los príncipes etruscos se representaban a sí mismos sentados en tronos, acompañados de sirvientes con sus flabelos, al estilo de los reyes de Lidia y Persia. ¿Se trata de un pueblo oriental que migró desde Asia Menor y se estableció en la Toscana, como afirmaba el historiador griego Heródoto? ¿O eran habitantes autóctonos, como defendía Dionisio de Halicamaso en la época del emperador Augusto?

El pueblo etrusco es el más conocido de todos los que ocuparon la península italiana durante la antigüedad. En tan solo dos siglos, entre el X y el IX a.C., llegaron a dominar una gran área de la Italia prerromana: la actual Toscana y una parte de Umbría y el Lacio septentrional. Incluso Roma, una ciudad latina importante, estuvo sometida a la influencia política y cultural de Etruria, bajo la dinastía etrusca de los Tarquinios, que reinaría en Roma entre finales del siglo VII a.C. y el último decenio del VI a.C.

El apogeo de su civilización empieza con la aparición de grandes centros protourbanos, donde es posible identificar ya las elites emergentes, con caudillos capaces de controlar los recursos agrícolas y minerales del territorio, pero también con personajes femeninos de rango elevado, como se desprende de dos ajuares funerarios que recoge la exposición y que evidencian el nacimiento de una clase aristocrática. En el llamado ”período orientalizante”, durante los siglos VIII y VII a.C., se afirma una sociedad dominada por familias principescas, particularmente ricas que, al no haber incorporado los usos y costumbres del mundo griego y greco-oriental, dejaron amplios testimonios de su poder y de su riqueza, expresados en singulares objetos de bronce y otros materiales preciosos, utilizados por los príncipes etruscos para el servicio del banquete o del simposio, un ritual de influencia griega para el consumo de vino; o la orfebrería de oro, que en Etruria alcanza un grado de refinamiento extremo, con decoración de finísimo granulado.

A partir del siglo VI a.C., las ciudades-estado de Etruria experimentan un gran desarrollo urbano, con una original arquitectura monumental que se aplica a la esfera privada y pública por igual. En esta exposición vemos muestras de la arquitectura sacra y varios aspectos de la religión, la producción artística, la vida cotidiana y los usos funerarios, depósitos votivos, objetos de producción etrusca o de importación griega, grandes sarcófagos y frisos pintados descubiertos en tumbas principescas de Tarquinia.

Las obras han sido cedidas por el Musée du Louvre, el Museo Gregoriano Etrusco de Ciudad del Vaticano, el Museo Nacional Etrusco de la Villa Giulia y los Museos Capitolinos, ambos en Roma, y en especial por el Museo Arqueológico Nacional de Florencia, entre muchos otros museos italianos.

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