Zaragoza exhibe "La letra con sangre entra", una crítica de Goya a la educación de su época

Francisco de Goya plasmó su visión crítica a la educación de su época en el pequeño cuadro "La letra con sangre entra", un boceto o "borroncillo", como los llamaba el artista, que con motivo del Día Internacional de los Museos, el domingo 18 de mayo de 2008, cuelga del Museo de Zaragoza tras ser adquirido por el Gobierno de Aragón por 2,5 millones de euros a la Galería Caylus. Una educación que Goya, que sentía gran devoción por los niños, juzga defectuosa y que ilustra en una escena de escuela de pequeñas dimensiones, pero magnífica en los detalles y dominada por un estudio "sensacional" de la luz en el que un niño, "a culo pajarero", espera a que el profesor lo azote con un latiguillo. Así lo describió en la presentación a los medios del lienzo el director del Museo de Zaragoza, Miguel Beltrán, acompañado por la consejera de Educación y Cultura, María Victoria Broto, y el viceconsejero de Cultura, Juan José Vázquez, quienes enmarcaron la adquisición de esta obra en la apuesta del Ejecutivo por la ampliación del Museo de Zaragoza con el Espacio Goya.

La escena muestra al maestro a la izquierda sentado sobre un sillón en actitud de azotar con un latiguillo a un alumno que descubre sus nalgas, que adopta la postura de recibir el castigo mientras una niña levanta su camisa y que se convierte en el foco de la iluminación que entra por un amplio ventanal a la izquierda en contraste con las sombras producidas en el resto de la composición. A la derecha, otros dos alumnos se duelen del castigo ya recibido mientras otros se aplican en sus tareas y un perro observa la escena junto al maestro.

En este óleo sobre tela (de 19,7 por 38,7 centímetros) de grandes pinceladas y pintura muy empastada, Goya centra la atención en el castigo corporal que recibe el niño e intenta, como ilustrado, denunciar los "vicios" de "la letra con sangre entra" en una época temprana, ya que será después, con "Los caprichos", cuando muestre sus criticas abiertamente, en 1792. Podría fecharse entre 1780 y 1785, ya que la radiografía evidencia su reutilización y que primero sirvió para algún boceto de la magnífica obra de Goya en la basílica del Pilar, las pinturas de la cúpula de la capilla "Regina Martirum".

Relacionó el lienzo -del que no se tiene gran información y se conoce como procedencia la Iglesia de San Ildefonso de la Granja e el siglo XIX y la pertenencia a la Colección Rosillo de Madrid en 1920- con las obras de pequeño formato inspiradas en la serie de cartones para tapices, entre ellas las seis pinturas "Juegos de niños", pintadas por el artista entre 1776 y 1785 con destino a la Real Fábrica de Santa Bárbara de Madrid. "Es -agregó- la premonición de ese pensamiento ilustrado que ya tenía el Goya joven", que se quiere abrir camino en la Corte, donde busca mecenazgo. Comentó, además, que el inventario de Brugada en 1828, a la muerte de Goya, refiere que en la "Quinta del Sordo" se conservaban hasta 16 bocetos de los tapices y cabría pensar que esta escena estaba entre ellos y que permaneció en poder del artista hasta su muerte. Se desconoce el resultado final del boceto, que siempre se prepara para una obra mayor que autorizaba el monarca y quizá éste nunca permitió que se hiciera porque era una escena que ponía en cuestión la educación que se impartía en las escuelas.

El Gobierno de Aragón ha adquirido para el Espacio Goya los retratos de Luis María de Borbón y Vallabriga (10 millones) y de Juan Martín Goicoechea (3,9 millones), los fondos de la biblioteca de los hermanos Tolosa Playan, de 2.500 volúmenes (173.000 euros), la colección de grabados de Goya Residencia de Jaulín (120.000 euros) y de cinco dibujos de Arnulf Rainer inspirados en "Los caprichos" y los "Desastres de la guerra".

(Efe), Zaragoza exhibe "La letra con sangre entra", una crítica de Goya a la educación de su época, soitu.es, 16 de mayo de 2008