Honoré Daumier clavó su aguijón

Pintor, escultor, dibujante y, ante todo, gran caricaturista del XIX francés, Honoré Daumier afiló a conciencia su lapicero para sacar punta a todos los abusos que se cruzaban en su camino, sin importar el rango de sus víctimas. De hecho, el objetivo preferido al que clavó su mordaz aguijón no fue otro que el rey Luis Felipe, a quien metamorfoseó en pera (bien servida en bandeja, bien colgada a modo de horca, bien aplastada en una prensa).

«Gargantúa», caricatura de Daumier de inspiración rabelaisiana: el rey Luis Felipe, con cabeza de pera, aparece como un gigante glotón sentado en una silla con orinal en la Plaza de la Concordia de París. Esta estampa le valió seis meses de cárcel a Daumier

La Fundación Banco Santander ha organizado en su Sala de Arte de la Ciudad Financiera de Boadilla la primera retrospectiva en España de este artista. Las 125 obras expuestas (9 óleos, 18 dibujos y 98 grabados y litografías), que proceden del Hammer Museum de Los Ángeles -Armand Hammer atesoró la mejor colección de Daumier en el mundo-, componen una galería crítico-satírica de la monarquía, la sociedad, la política y la justicia de su tiempo. «Fue mucho más que un caricaturista -advierte la comisaria de la muestra, Gloria Moure-. No ilustró una época; el protagonista de toda su obra es la condición humana. Fue un artista irreductible, atraído por los gestos de poder, mando y soberbia, capaz de desestabilizar las normas que coartan las libertades del hombre. Además, técnicamente, fue un innovador, un gran experimentador».

Una obra que le valió la cárcel

Daumier fue pionero en muchos campos. Así, fue el primero que utilizó los medios de comunicación como soporte artístico (hoy algo habitual): publicó entre 1831 y 1871 sus trabajos en destacados periódicos y revistas franceses como La Caricature y, especialmente, Le Charivari. Sus mordaces críticas no siempre salieron impunes. En 1832 le costó cara una caricatura del rey que iba a ser publicada en el semanal satírico La Caricature bajo el título «Gargantúa». La obra fue confiscada por la policía. Tanto Daumier como el director artístico de la publicación, Philipon, y el impresor, Delaporte, fueron procesados. Daumier pasó seis meses en la cárcel.

Muchos ven en sus estampas reminiscencias de Goya. Como otros muchos advierten la mano de Daumier en Picasso y Gutiérrez Solana. No les falta razón a unos y otros. ¿Tuvo Daumier implicaciones políticas? «El arte siempre ha sido político -comenta Gloria Moure-. Lo fue Goya y Velázquez. «Las Meninas» es un retrato absolutamente político». Aunque no hay colgada ninguna estampa en la muestra, Daumier abordó en muchas de ellas el Quijote. «Le interesaban los prototipos -afirma la comisaria- y el Quijote representaba para él la utopía, la lucha por lo que uno cree». Sí se exhibe, en cambio, una serie de litografías sobre España con títulos tan expresivos como «La pesca de la corona. ¡No muerde el anzuelo!» o «Las ranas que piden un rey».

Afirmaba Baudelaire que Honoré Daumier «es un artista especial perteneciente a la ilustre familia de los maestros. Ha llevado su arte muy lejos y ha hecho de él un arte serio». Tampoco Henry James ahorró elogios sobre el artista francés: «Su marca es la fuerza por encima de todo».

Natividad Pulido, Madrid: Honoré Daumier clavó su aguijón, ABC, 22 de octubre de 2008