La hoz y el martillo vuelven a la ciudad más cara del mundo

Uno de los monumentos más emblemáticos al proletariado vuelve a Moscú: la estatua «Obrero y koljosiana» de la escultora soviética Vera Mújina, que en 1937 había coronado el pabellón de la URSS en la Exposición Internacional de París, ha regresado hoy a Moscú tras seis años de restauración.

La escultura, tras la restauración, durante el acto celebrado hoy | AFP

La ceremonia de inauguración del monumento restaurado, que convirtió la hoz y el martillo en uno de los principales símbolos de la URSS, tuvo lugar frente la entrada norte del Centro de Exposiciones de Rusia, donde la estatua fue originalmente instalada. El alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, dirigió el acto de reapertura de la estatua, acompañado de un espectáculo de luces de los colores de la bandera rusa, blanca, azul y roja, y fuegos artificiales, y que reunió a unos dos mil moscovitas.

El proceso de restauración se inició en 2003, cuando fue desmontada la estatua, con vistas a la Exposición Universal del año 2010, prevista para ser celebrada en Moscú, pero tras la elección de Shangai como sede definitiva del evento, el gobierno moscovita decidió retrasar la recuperación del monumento, proyectada para 2005 y terminada finalmente este 2009, debido a problemas de financiación.

La decisión de la ciudad de recuperar uno de los símbolos más importantes de la étapa soviética del país contrasta con que ahora la escultura ha sido instalada en la capital proclamada en varias ocasiones (la última en 2006) la ciudad más cara del mundo. Moscú, junto a Tokyo, Nueva York o Londres, forma parte de la clasificación de ciudades cuyo coste de la vida es de los más altos del planeta. Este año, el ránking de la consultora Mercer la situaba por debajo de las capitales japonesas Tokyo y Osaka.

Símbolo del socialismo

La escultura, hecha de acero inoxidable y considerada un patrón del realismo socialista, reproduce las figuras de un obrero y una campesina de una granja colectiva soviética (koljoz) que levantan un martillo y una hoz. Creada para ser la pieza central de la muestra soviética en la Expo de París (en ésta también fue expuesto por primera vez el «Guernica» de Picasso), donde estuvo instalada sobre el enorme pabellón de más de 30 metros de altura diseñado por el arquitecto Borís Iofan.

Tras su retorno de París a la capital soviética el monumento fue colocado en 1939 frente al centro nacional de exposiciones sobre un pedestal de apenas once metros de altura, lo que en opinión de expertos distorsionaba sus proporciones. La escultura restaurada ha aumentado su peso, alcanzando las 185 toneladas, según informaba la televisión rusa. Con una altura de 24,5 metros, fue instalada ahora sobre una réplica del pabellón original de Iofan, de 34,5 metros de alto y 65,5 de largo y recubierto con granito de diversos colores, que albergará un museo a Mújina (1889-1953) y salas de exposiciones.

La hoz y el martillo vuelven a la ciudad más cara del mundo, ABC, 4 de diciembre de 2009