Hopper visto desde la calle

-"¿Qué veis en este cuadro?". -"Una mujer triste con un papel en la mano". -"¿Qué puede ser ese papel?". -"El aviso de que le han subido el alquiler". "O que tiene que abandonar la habitación".

El cuadro del que hablan es 'Habitación de Hotel' de Edward Hopper. La interpretación, un grupo de personas sin hogar del centro del Ayuntamiento de Madrid 'Juan Luis Vives', que ayer protagonizaron una visita especial al Museo Thyssen. "La idea de estas visitas de colectivos con necesidades especiales es convertir un lugar de prestigio cultural como el museo en un espacio donde todos tienen cabida. Pero cuando vas con ellos te das cuenta de que un museo es un depósito de miradas y que hay millones de maneras de mirar", explica Alberto, el educador-guía en esta visita.

Los protagonistas, en este caso, no son tantos las pinturas abstractas, fotorrealistas o postimpresionistas que están colgadas en las paredes. Los protagonistas son los que, acostumbrados a ser nada en mitad de una calle, recuperan la voz para descolgarlas y hacerlas suyas, pero suyas de verdad. "El resultado de estas visitas es cederles el espacio y la voz pero te das cuenta de cómo se puede convertir en un importante recurso. A veces, ellos hablan con más propiedad de la interpretación de los cuadros que nosotros y ves cómo un enfermo mental te habla de que la figura representada está triste por cómo se toca las manos", añade Alberto.

'Nos importa la parte más emotiva'

El grupo va formándose en el taller de 'Educa Thyssen' es muy heterogéneo. Chicas, chicos, jóvenes, mayores, con mucha experiencia en la calle, a un paso de salir de ella... Todos tienen una historia merecedora de plasmarse en un cuadro. "La elección de las obras se hace en función de lo que los especialistas en cada grupo nos piden. No nos importa la visión histórica del autor sino el empoderamiento del usuario, la parte más emotiva", añade el guía.

La mayoría de las personas sin hogar presentan baja autoestima, miedo, poco respeto por sí mismos hasta que empiezan a ver la luz, a creerse personas con derechos, visibles. "¿De qué nos habla Hopper en este cuadro?", continúa Alberto. "De que no se puede quedar en ese hotel". "De que se tiene que ir". "De la soledad". Todo respuestas y vivencias que ellos mismos han sufrido en sus carnes. "El hombre moderno suele estar solo en las ciudades". Casi un resumen de sus propias vidas.

'Un cuadro maldito'

Ángel ha llegado puntual a la visita. Es la tercera vez que viene. Se coloca sus gafas. Se ha cortado el pelo. Está listo para recorrer unos pasillos que le permiten estar en contacto con el arte. "Vine la primera vez porque quería ver pintura flamenca pero no hay nada", bromea. Tiene 58 años y reconoce que el futuro laboral para él es más que frío. Vive en una de las camas del centro municipal de atención a personas sin hogar 'Juan Luis Vives' y trata de seguir aprendiendo cosas en la vida para no estancarse. "He hecho un curso de restauración de muebles antiguos y otro de libros antiguos, pero no aspiro a conseguir trabajo. Con mi edad, el mercado ya está cerrado para mí". Su cuadro preferido es 'Verde sobre morado' de Rothko. "Lo elegí la primera vez que vine porque es un cuadro maldito. Fue pintado en mala calidad para que se deteriorara y el autor se suicidó", asegura Ángel mientras insiste en que él no es tan tétrico, aunque prefiere no poner adjetivos a su vida.

Entre obra y obra, los visitantes hacen sus grupos, toman seguridad en sus respuestas y aventuran interpretaciones como cualquiera que ve esas imágenes por primera vez. No es el caso de Silvino. Portugués de nacimiento, los cuadros marcan el viajero de la vida que ha sido. Llegó a Francia con 17 años y "sin papeles". Ha trabajado en casi todo pero con la crisis económica, sus pocos recursos desaparecieron. "Vivía en Castellón pero cuando me quedé sin trabajo, no podía pagar la habitación y me vine a Madrid. Aquí están mis dos hijas y mi ex mujer, con las que no he tenido contacto durante mucho tiempo... pero bueno, ésa es otra historia. Ahora me llevo bien". En realidad, la historia de Silvino no es otra historia, es la de muchas personas sin hogar. Los problemas con las familias elimina la red de asistencia primaria y caer en otras trampas de la vida sin ese salvavidas es lo más fácil. Silvino prefiere ahora ir paso a paso: "El 18 de mayo voy a explicar un cuadro a los visitantes del Thyssen. Mi cuadro es 'Peoples’s Flowers', de Rirchard Estes. Es un pintor fotorealista. La primera vez que lo vi no me fijé en los detalles pero ahora, si te das cuenta, ves que no hay sombras, que parece realista pero que no lo es...". Lleva 38 años en España pero no ha perdido su acento.. Cuando le propusieron ser guía por un día, Silvino dijo que sí. "Con la cultura nunca fui crítico. Sé lo que me gusta y lo que no pero no soy capaz de pintar, es lo que peor se me daba en el colegio. Ahora, cuando me propongo algo, lo hago".

Precisamente estas visitas pretenden eso. No sólo disfrutar de sensaciones visuales o de aprender un poco de historia, sino también de darles voz a quienes no suelen levantarla para enseñar nada. "En la vida, la única manera de saber las cosas es con experiencia", concluye el educador. En ese tema, este grupo (algunos con menos de 25 años) pueden sentar cátedra.

Carmen Serna: Hopper visto desde la calle, EL MUNDO, 30 de abril de 2010