Cosmopolitas, 'antidivos' y socialmente responsables: los arquitectos del futuro


No llegan a los 40 años, reniegan de la 'arquitectura-artificio' y apuestan por un modelo más sensato y esencial para inventar espacios a medida de quienes los habitarán. Han conseguido premios, han trabajado fuera de España, dan clases en la universidad y llevan pocos años al frente de sus pequeños estudios: la carpeta de sus proyectos en papel es más gruesa que la de los que ya han construido... de momento. Dicen que la crisis les afecta (menos concursos, mucha más competencia), pero salen adelante a base de creatividad y horas de trabajo. Así son Eva Luque-García, Laura Álvarez, Rubén Alcolea, Jorge Tárrago, Olga Felip Ordis y Josep Camps, los arquitectos españoles llamados a construir Europa en las próximas décadas, al menos según el jurado del premio 'Europe 40 under 40' de 2010.

Este galardón, organizado por el European Centre for Architecture, Art, Design and Urban Studies, en colaboración con el Chicago Athanaeum, selecciona cada año a los 40 arquitectos o diseñadores más prometedores de toda Europa. En esta edición, seis de los galardonados son españoles. ¿Cómo se lleva lo de ser 'joven promesa' cuando se vislumbran los 40? "En nuestra profesión se evoluciona mucho más despacio que en otras carreras... quizás por eso algunos profesores a punto de jubilarse tenían cara de jovencitos", bromea Josep Camps, de 35 años, premiado junto a Olga Felip Ordis, con quien se asoció hace cinco años para levantar en Tortosa su estudio, Arquitecturia. Desde entonces, han puesto en práctica una arquitectura que tira de materiales con aire primitivo y que busca "resolver un edificio de un sólo trazo, resolver los entornos urbanos con abstracción, pero sin descuidar el detalle", explica Camps. Y hacer arquitectura de calidad, sí, pero sin tirar la casa por la ventana, como en sus proyectos de la Plaza del Absis de Tortosa y los Juzgados de Balaguer.

Laura Álvarez (33 años) montó en Amsterdam su estudio (Laura Álvarez Architecture), hace tan sólo un año, después de trabajar en grandes despachos de España, México y Holanda. "Me fui de España en la época del 'boom', me daba miedo toda esta construcción a lo loco", cuenta. "Aquí [por Holanda] te dan muchas oportunidades y aún no he visto dar cosas a dedo o sin transparencia, como pasa a veces en España". Dice que la suya es una arquitectura "sensata, sin alardes, que busca el porqué de las cosas". Rechaza "la arquitectura-icono que tanto ha proliferado estos años, en Dubai, por ejemplo. Allí se competía por hacer la torre más alta, la más cuadrada, la más delgada... Es absurdo". Cuenta que en sostenibilidad, "aún estamos en pañales" y aboga por edificios que vayan más allá de "una fachada inteligente". Como el proyecto con el que ganó la reconstrucción de la Escuela de Arquitectura de Delft, para el que reutilizó un edificio en desuso en vez de partir de cero.

Rubén Alcolea y Jorge Tárrago (1975) también defienden el "rigor en los proyectos". "Siempre intentamos dar respuestas reales a los problemas reales", cuenta Alcolea. El estudio que montaron en Pamplona en 2005 (Alcolea+Tárrago) no da lo suficiente para salir adelante, algo que consiguen gracias a la docencia, pero mantienen el entusiasmo por cada proyecto que pasa por su mesa: "Desde un armario, como hemos hecho alguna vez, hasta el diseño que ganó el concurso de una iglesia ortodoxa en Skopje". En sus proyectos, ajustan los presupuestos. "Cerramos un campo de futbito en 'Palafolls' y costó dos duros", destaca Alcolea. La crisis, dice, ha cortado los excesos, porque "se está volviendo a una arquitectura más esencial, como la de principios del siglo XX".

El desierto almeriense se ha convertido en el entorno ideal para Eva Luque-García (37 años). Junto con Alejandro Pascual, fundó el estudio Elap-Los del desierto, que proclama la arquitectura 'Hardcore'. "Reivindicamos las fuentes repugnantes de Lévi-Strauss, aprender de lo feo, de los invernaderos que se extienden por Almería, de los campos eólicos y solares". Dice que sus edificios (desde guarderías hasta hospitales) son diferentes: "A la gente suele darle un 'sopetón' al principio, pero luego los encuentran bellos". Y con este estilo, ganaron el Europan en 2008. Cree que a los arquitectos como ella les quedan muchos retos: "La arquitectura debe ponerse las pilas, tiene muchas posibilidades que aún no se han utilizado".