Eduardo Momeñe; «Jethro Tull tuvo una influencia decisiva sobre mi fotografía»

ABCUna de las fotografías que integran la muestra de Eduardo Momeñe.

Nacido en Bilbao en 1952, Eduardo Momeñe es una rara avis en el panorame fotográfico español. Celebrado como maestro por artistas reconocidas, como Isabel Muñoz, a este teórico de la imagen que enseña en la prestigiosa Efti no le gusta prodigarse. Huye de los focos que a él le gusta descifrar con prosa caudalosa, cuajada de referencias culturales en las que entremezcla con rigor referencias cinematográficas, literarias, científicas... Es un artista casi secreto al que le gusta pensar. Fruto de su reflexión sobre el medio es su libro «La visión fotográfica. Curso de fotografía para jóvenes fotógrafos». Se prodiga tan poco que llevaba cinco años sin exponer en Madrid. Para quien quiera conocer su arte deslumbrante como retratista ahora tiene la ocasión gracias a «Retratos, vídeo y otras ficciones», en la galería Metta, integrada en la oferta de PhotoEspaña. Una exposición que asombra por su mezcla de clasicismo y modernidad. En la revista digital fronterad publica sus reflexiones sobre el momento, a su juicio, crítico y fascinante que experimenta la imagen. Además de en Efti (una de las escuelas más prestigiosas de España), Momeñe prolonga su labor didáctica a través de la red en Afterphoto.

- Desde su primera exposición en la galería Nikon de Barcelona, en 1974, hasta la actual en Metta, ¿en qué medida ha cambiado su forma de mirar y su forma de fotografiar?
- Creo que no mucho. En lo esencial creo que mantengo intereses parecidos. Me dediqué a la fotografía porque había crecido entre cámaras gracias a la afición de mi padre al cine y a la fotografía, pero mis puntos de partida eran otros. Una cierta literatura, un cierto cine, una cierta música y una cierta pintura, y un día me dije que habría que hacer algo con todo ello, y opté por la cámara. En estos años ha habido tiempo para aprender nuevas cosas, pero me mantengo fiel todo aquello porque sigue siéndome útil. Si digo que el disco A Passion Play, de Jethro Tull, tuvo una influencia decisiva sobre mi fotografía puede parecer una fijación adolescente, pero creo que no es así. Por supuesto, entre tanto, dispersiones, equivocaciones, pero finalmente uno vuelve a lo suyo, a lo que «ya sabía».

- ¿Cómo describiría los retratos de esta exposición?
- Sobrios, formalmente nítidos, y busco que estén muy trabajados conceptualmente. Me gusta la idea de situar mis fotografías en «marcos» que un pintor renacentista aceptaría visualmente, pero me gusta el juego conceptual, el guiño imperceptible, la tensión entre el «canto de sirena» en la forma y lo que hay oculto en el revés de la fotografía. En muchas ocasiones temo ser algo hermético en estas segundas lecturas, pero finalmente no creo que sea así. Todo esto queda dicho suponiendo que no me estrelle en ello. Simplemente reclamo para mis fotografías una atención que puedo entender que el lector no tenga interés ni tiempo para ello. Busco también la elegancia, me gustan las fotografías de las que se puede decir que son elegantes.



- ¿Qué busca al retratar?
- Que las fotografías me queden realmente bien, que sean preciosas. Cuando digo «preciosas» (adjetivo antiguo y en descrédito) quiero decir que su potencia atrape, que las fotografías seduzcan, que sean preciosas para el ojo y por supuesto para el pensamiento, y que por ello apetezca mirarlas. Ello no quiere decir que vaya implícito el hecho de que lo consiga. No me interesa la personalidad del retratado, ni «busco» su alma. Me importa tanto el espacio donde «ocurren los hechos» como la presencia del propio retratado, una fotografía es cada milímetro cuadrado de su superficie. Agradezco a las personas que posan para mis fotografías porque me gusta mucho fotografiar personas -incluso cuando hago paisajes busco la presencia humana- y me encanta la belleza que las personas aportan a la belleza final de la fotografía, pero tan solo me interesan las fotografías.

- ¿Por qué la insistencia en el blanco y negro?
- El blanco y negro es también «precioso» cuando se consigue que realmente actúe. Me imagino que es tan solo una cuestión de gustos. No todo el mundo opina así.

- La exposición se titula «Retratos, vídeos y otras ficciones». ¿Todas las imágenes son ficción, incluso las que pretenden reflejar «la realidad»?
- En cierto modo todas son ficción, fotografío «actrices y actores», representaciones «teatrales» de 1/5000 de segundo cuando están hechas con flash, actuaciones realmente cortas. No pretenden reflejar la realidad, tan sólo utilizan una parte de ella para que las fotografías sean posibles. La fotografía no miente pero «sabe» que el mundo sí lo hace y se aprovecha de ello, es su extraordinaria arma. La única realidad es la fotográfica, idea que leí una vez al gran Ralph Gibson, y me dije: éste si que sabe de qué trata la fotografía, eso es entender el medio fotográfico.



- ¿Está de acuerdo con la rectificación de Susan Sontag de que a pesar del peligro de la anestesia por saturación de imágenes duras no hay que ocultar aspectos terribles aunque provoquen desagrado en el lector?
- No estoy de acuerdo con ello, y es un tema que me toca la fibra sensible. Hablar de ello llevaría mucho tiempo, pero en pocas palabras sí pienso que la banalización del dolor ajeno (es condición indispensable que sea ajeno, porque sobre el propio «horror» nadie juega, casi nadie «hace arte»), es un desastre para la salud de una sociedad. No me gustan las imágenes que se cuelgan en galerías -o en la prensa- aprovechándose de la indefensión de las víctimas del mundo y de los fotógrafos. En pocos casos las imágenes del horror -como creo que las llama Sontag- coinciden con los buenos fotógrafos. Hoy en día hay grandes oportunidades para la mediocridad, ya que en cualquier parte hay una pared dispuesta para imágenes que apelen a nuestro hígado. En todo caso, y esto es lo interesante, las imágenes no cuentan nada, están incapacitadas para decir de qué tratan las cosas o los hechos. Son sólo imágenes... y la prensa lo sabe.

- ¿En qué medida internet, la tecnología digital y el vídeo están cambiando nuestra relación con las imágenes?
- Estoy seguro de que vienen -ya están viniendo- unos tiempos extraordinarios para las imágenes, las imágenes como escritura, en concreto para las imágenes fotográfícas y videográficas. Vídeos fotográficos, fotografías como vídeos, nuevas narraciones, nuevas maneras de hablar con imágenes. Eso va a estar en internet, las nuevas cámaras fotográficas que hacen cine/vídeo en alta definición, nuevas palabras, nuevas ideas. Hay personas que ya se están enterando de que las cosas se van a escribir de nuevas maneras. Hay una pregunta en el aire para la fotografía: ¿qué va a ser de ella en todo esto? Una respuesta fácil pero clara sería que aún no lo sabemos bien, pero que puede ser apasionante. Desde luego, no quiero perdérmelo.

Alfonso Armada, Madrid: «Jethro Tull tuvo una influencia decisiva sobre mi fotografía», ABC, 12 de julio de 2010