El ojo de la Barcelona moderna

Puede que uno de sus reportajes más conocidos sea el de la Semana Trágica de Barcelona. Sus 38 fotografías originales, tomadas en el verano de 1909, formaron un álbum que se publicó en revistas nacionales y extranjeras. Pero la obra de Josep Brangulí (Hospitalet de Llobregat, 1879-Barcelona, 1945) no se detuvo solo en esos trágicos días. Fotorreportero ante todo y retratista metafísico de la Cataluña moderna, sus reportajes, conservados en el Archivo Nacional de Cataluña, documentan la transformación de Barcelona con todos sus cambios urbanos y sus conflictos sociales y políticos entre 1900 y 1945. Fundación Telefónica inaugura el próximo 11 de noviembre una exposición antológica en la que se exponen sus reportajes fundamentales, publicados parcialmente en su momento por Cu-cut!, Diario de Barcelona, La Vanguardia, El Noticiero Universal o Abc.

Una fábrica de juguetes en la Barcelona de principios del siglo pasado.- JOSEP BRANGULÍ

Comisariada por Valentín Vallhonrat y Rafael Levenfeld, la muestra rescata momentos inéditos o muy poco conocidos, como la llegada de Himmler al aeropuerto del Prat para entrevistarse con el abad de Montserrat en la búsqueda obsesiva de los nazis por el Santo Grial. Y, sobre todo, recoge la mirada escéptica y a veces desencantada de unos años en los que se pasó de la pasión revolucionaria al apagón de un mundo en el que todo se creía posible.

Hijo del grabador Francesc Brangulí fue el iniciador de una saga de fotógrafos. Sus hijos fueron Joaquim Brangulí i Claramunt (1913-1991) y Xavier Brangulí i Claramunt (1918-1986). Durante mucho tiempo constituyeron una marca en la que las autorías personales fueron difíciles de discernir. La pérdida de archivos durante la guerra y la posguerra contribuyó a una confusión que con el tiempo y la investigación profesional se ha ido aclarando. El fondo de documentación de Telefónica, creado en 1924, año de expansión de la compañía, posibilitó la recuperación de los trabajos documentales sobre el crecimiento de la ciudad.

Una gran parte de la exposición está armada con series en las que se detalla la transformación del paisaje urbano de Barcelona a partir de la apertura de la vía Laietana. Es entonces cuando realiza un amplio trabajo de fotografía industrial para empresas como Construcciones y Pavimentos, pionera en el encofrado de hormigón o La Caixa de Pensions. El Ensanche, el Barrio Gótico, la Rivera, el Tibidabo, Montjuïc y la zona industrial de la cuenca del Llobregat, son recorridos detalladamente con su cámara. Y no solo desde el exterior, también se asoma al trabajo inhumano de niños y mujeres dentro de esas fábricas. El método es descriptivo, colocando su lente de modo exclusivamente narrativo, huyendo de los primeros planos. De hecho, muy pocas veces acerca un rostro a su objetivo. No es partidario de remover las emociones centradas en la mirada del protagonista.

Una joven recibe a Himmler a su llegada al aeropuerto del Prat.-

La instauración de la Segunda República y la Guerra Civil hace que su cámara se centre en los desastres. Retrata entonces el cambio dramático que vive la sociedad catalana. Sus series se llenan de figuras militares, de los mandamases del nuevo régimen y del avasallamiento de la simbología fascista. Todos y cada uno de los estratos de la sociedad son capturados por su ojo en actos oficiales y privados, en las fábricas o en los pocos centros de reunión civil que sobrevivían. Con su acreditación de fotógrafo, pudo traspasar barreras y inmortalizar desde todos los ángulos los multitudinarios desfiles y actos franquistas.

Catalanista y republicano, durante sus últimos seis años de vida tuvo que contemplar cómo los más bellos edificios de su ciudad habían sido transformados con cortinones llenos de esvásticas colgando o cómo las masas tenían que cambiar la barretina por las gorras de plato. Las series centradas en esta última etapa son las más llamativas por su significado y por tratarse de imágenes muy poco difundidas.

Valentín Vallhonrat y Rafael Levenfeld aseguran que Brangulí no es el único en abordar los temas que aparecen en la exposición, pero que nadie como él completó la transición desde la fotografía del siglo XIX hasta la de mediado el siglo XX, en tantos ámbitos, tan distintos y tan impecablemente realizados.

Ángeles García, Madrid: El ojo de la Barcelona moderna, EL PAÍS, 25 de octubre de 2010