Trazos españoles en Nueva York

Estudios de cabeza de perfil, de José de Ribera.-Una Virgen de Murillo que se adivina en trazos apenas sugeridos elevándose sobre un grupo de querubines; un hombre de mirada arrebatada y frondosa melena que resulta ser el mismísimo Goya, autorretratado en un pequeño folio que no llega a los 15 centímetros; un apostol extasiado con el rostro girado hacia al cielo que bien podría ser una estrella de rock de tan modernos que resultan los trazos de su figura, firmado por Francisco de Herrera... Las más de 50 imágenes que componen la exposición The Spanish manner, drawings from Ribera to Goya, que el próximo martes se presenta en el Museo Frick Collection de Nueva York, son un viaje íntimo a través de un soporte, el dibujo, que rara vez se asocia en Estados Unidos al talento de los artistas españoles de los siglos XVII, XVIII y XIX.

De ahí que sea todo un acontecimiento que Nueva York acoja esta muestra, organizada con fondos salidos de colecciones neoyorquinas como la del Museo Metropolitan, la Morgan Library o la Hispanic Society, donde se atesoran la mayoría de los dibujos españoles de aquellos siglos y que convierten Nueva York en la segunda ciudad después de Madrid donde residen los mejores ejemplos de la llamada manera española.

Jonathan Brown, una de las máximas autoridades en arte español de aquella época, junto a la investigadora Lisa A. Banner y la conservadora de la Frick Collection Susan Grace Galassi han sido los encargados de organizar esta muestra, la primera en su género en Estados Unidos. Según explica Jonathan Brown en entrevista telefónica, "durante muchos años apenas se le prestó atención al dibujo español en mi país, quizás porque muchos de los artistas españoles dibujaban directamente sobre el lienzo y porque en la tradición española muchos de los bocetos se perdieron tras la muerte de los artistas, aunque hay muy buenas obras en las colecciones estadounidenses". Fue precisamente él quien en los años setenta comenzó a investigar en ese campo, descubriéndo a sus compatriotas un género con características bien definidas respecto a otras tradiciones europeas como la italiana o la holandesa. "Entre los artistas españoles prima la expresividad frente a la técnica. Esa es una de las claves de la manera española" explica Brown. Frente a la grandiosidad de los lienzos de la época, el dibujo tiene una delicadeza de la que carecen otros soportes. "La relación que se crea entre el espectador y el dibujo es muy íntima", afirma Brown.

Entre los descubrimientos que ha conllevado la organización de la muestra, Brown destaca un boceto de Alonso Cano para un altar de la Capilla de San Diego de Alcalá, en el convento de Santa María de Jesús, del siglo XVII, hoy en la Morgan Library. "Es la obra maestra de la producción en papel de Alonso Cano", señala Brown.

Capítulo aparte merecen los dibujos de Goya, y así es tanto en el catálogo como en el montaje de la muestra. "Goya conocía bien la tradición de dibujo español, sobre todo porque era muy amigo de Cea Bermúdez, el hombre que más sabía sobre el tema y ávido coleccionista. No obstante, Goya rechazó de forma más extrema los ideales clásicos. De ahí que su obra sea radicalmente moderna".

Las galerías de la Frick Collection también desplegarán, desde finales de mes, el Retrato de Felipe IV, de Velázquez, restaurado recientemente en los talleres del Metropolitan. "Es un velázquez casi perfecto, donde la personalidad del artista se despliega de forma exuberante. La restauración ha sacado a la luz detalles fantásticos".

Bárbara Celis, Nueva York: Trazos españoles en Nueva York, EL PAÍS, 3 de octubre de 2010