Redescubierta una obra perdida de Murillo en Texas

La noticia, publicada en la revista de laUniversidad de Sevilla , Laboratorio de arte, es tan rotunda como polémica. El investigador y profesor de la Facultad de Educación, Álberto Álvarez Calero, ha demostrado en un profuso estudio que una obra de Murillo que, para algunos se creía perdida y para otros estaba mal atribuida, no sólo pertenece al célebre pintor hispalense, si no que se encuentra en Texas y es propiedad de un mecenas coleccionista, Gilberto Gutiérrez."Llevaba años investigando la obra, una Virgen del Rosario de Murillo cuyo rastro desaparecía a mediados del siglo XX, y cuando publiqué la documentación me llamó ¡el dueño de la obra! diciendo que él la tenía", explica Álvarez Calero.

A la izquierda, el óleo en propiedad de un coleccionista de Texas, a la derecha una obra idéntica del Palacio Pitti de Florencia
A la izquierda, el óleo en propiedad de un coleccionista de Texas, a la derecha una
obra idéntica del Palacio Pitti de Florencia
Adquirida en 2008 en una subasta de la casa Bonhams celebrada en Los Ángeles por una cifra inferior a 50.000 dólares, el óleo, que de haberse conocido su autoría hubiera tenido un valor "de muchos millones", venía atribuido al círculo de Murillo. Sin embargo "hoy podemos afirmar con claridad que pertenece a él: sus rasgos son incontestables, todos los detalles coinciden y alberga hasta la firma, con un peculiar Me Fecit Murillo (del latín, Me hizo...) como únicamente presentan aquellos trabajos que verdaderamente realizó el pintor barroco", argumenta.

Pero esta Virgen del Rosario no surge de la nada. Su historia hasta nuestros días está perfectamente datada. Fue pintada en su periodo de juventud, entre los años que van de 1650 a 1655, y su primera ubicación fue el Convento Casa Grande del Carmen de Sevilla, que llegó a tener una inmensa riqueza patrimonial (con obras de Velázquez y Murillo). Dado el mal momento económico que atravesaba la corporación poco antes de que llegaran las tropas de Napoleón (1810), el deán de la Catedral, López Cepero, lo compró para, a su vez, ofrecérselo al cónsul inglés Julian Benjamin Williams, que residía en la calle Abades y llegó a tener 42 obras de Murillo. Este se deshizo de él -en los años 40 del siglo XIX- vendiéndoselo al diplomático inglés William Eden, cuyos herederos lo tuvieron durante décadas e incluso, al decir de Álvarez Calero, "lo exhibieron casi a la vera de Las lanzas de Velázquez en Londres en 1895 en una muestra de arte español". Sería finalmente Timothy Eden, sucesor del barón, el que a comienzos del siglo XX lo volviera a vender, yendo entonces a manos del popular director de orquesta José Iturbi, cuyos descendientes lo custodiaron hasta que una densa capa de olvido se extendió sobre la obra.

"En 1913 fue la última vez que apareció en el catálogo de obras de Murillo y en los libros actuales no se habla de esta pieza", lamenta el investigador de la Hispalense. Sí que en cambio permanecen adjudicadas otras tres Vírgenes del Rosario. "Hay una que está en la colección del Museo del Prado de Madrid, otra se exhibe en el Museo Goya de Castres desde el año 1949, aunque pertenece al Louvre parisino, y una tercera, la más parecida a la reencontrada, se encuentra en el Palacio Pitti de Florencia". La cuarta Virgen, la que ha tenido el recorrido más sevillano de todas ellas, era justamente la que, por sus continuos avatares, "acabó desterrada". "Ahora podemos asegurar que este error histórico se ha resuelto", considera.

Ismael G. Cabral: Un investigador sevillano descubre una obra perdida de Murillo en Texas, Diario de Sevilla, 6 de septiembre de 2012