Grabados de Picasso en el Bellas Artes de Bilbao

El Museo de Bellas Artes de Bilbao exhibe desde el 3 julio y hasta el 23 de septiembre, la colección completa de grabados de Pablo Picasso, titulada 'Suite Vollard' y considerada por los especialistas como una de las obras maestras de este género en el siglo XX. La exposición ha sido presentada en conferencia de prensa por el director de la pinacoteca bilbaína de arte clásico y contemporáneo, Javier Viar, y el representante de la caja de ahorros levantina propietaria de la misma y que colabora con el museo bilbaíno, en su estrategia de expansión comercial en el País Vasco.

La "Suite Vollard", explicó Viar, fue realizada por Picasso entre 1930 y 1936 a propuesta del marchante de arte parisino Ambroise Vollard, a quien se la vendió en 1937 a cambio de recuperar algunos de sus cuadros, propiedad del tratante de arte. El director de la pinacoteca bilbaína recordó que Vollard fue la persona que descubrió y apoyó a Pablo Picasso cuando, casi un adolescente, llegó a París y comenzó a exponer con el marchante, en cuya galería colgaban su obra otros artistas de la época ignorados por la mayoría de los críticos oficiales de arte de finales del siglo XIX, como Manet, Degás, Cezanne, Bonnard, Gauguin o Matisse. Vollard, que era un entusiasta del grabado y de los libros, según precisó Viar, tuvo la ocurrencia de encargar a los pintores que exhibían obra en su galería trabajos de litografía, incluso a aquellos artistas que nunca se habían planteado crear obra gráfica. Fruto de uno de estos encargos, agregó el director del museo bilbaíno, surgió la "Suite Vollard", primera colección de obra gráfica que hizo Picasso y que está considerada una obra maestra del grabado y la estampa del siglo XX, equiparable en calidad y cantidad a la realizada anteriormente por Goya o Rembrandt.

La colección se compone de 97 estampas divididas en cuatro bloques de temas típicamente "picasisanos", como son "El taller del escultor", "El minotauro", "Rembrant" y la "Batalla del amor", realizados "de manera novedosa y sorprende con diversas técnicas de grabación como el buril, la tinta seca, el aguafuerte y la aguatinta al azúcar", a las que añadió tres retratos de Vollard realizados en 1937 y firmados con lápiz rojo.

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