América recupera su memoria salvaje
En Junio de 1937, la leyenda del fotógrafo estadounidense Ansel Adams (1902- 1984) comenzó a forjarse a fuego. Un enorme incendio arrasó su estudio y destruyó toda la obra previa, más de 5.000 negativos que el entonces prometedor artista había tomado en el Parque Nacional de Yosemite y San Francisco. La memoria al natural del país. El legado se creía perdido hasta que hace una década Rick Norsigian, un pintor de brocha gorda en los colegios de Fresno (California), se fijó en una caja de madera llena de sobres de papel de color marrón y que había permanecido durante décadas olvidada en un garaje. Ávido cazador de objetos usados y antigüedades, Norsigian intuyó que aquellos sobres guardaban algo más que polvo, aunque ni siquiera imaginó la magnitud de su hallazgo.
Regateó los 70 dólares que pedía el vendedor y por 45 se llevó la mohosa caja a casa, donde descubrió que envueltos en papel de periódico había 60 placas de cristal nunca antes vistas. Por entonces no sabía que eran de Ansel Adams, el padre de la fotografía norteamericana. Sin querer, Norsigian tenía entre sus manos el mayor hallazgo fotográfico de los últimos años. Ayer, los expertos confirmaban la autoría de los negativos y un valor cercano a los 200 millones de dólares.
De un vistazo
"Basta con mirar las fotografías para quedarse sin respiración", explicó a Público Norsigian, de 63 años, quien asegura que desde el primer momento intuyó la sorprendente similitud de estilo, puntos de toma y técnica de su hallazgo con otras obras del gran maestro.
El trabajo de Adams es muy característico. Fue el que mejor plasmó el dramatismo de la fotografía en blanco y negro, no sólo por la innovación técnica sobre la captación de una mayor gama de grises sino, sobre todo, por la grandiosidad de sus paisajes.
En este caso se trata de seis decenas de negativos en cristal esmerilado de 6,5 por 8,5 pulgadas, en los que se pueden reconocer las montañas, las cascadas y los árboles del parque Yosemite que pasaron a la historia por los retratos del artista. Además, el descubrimiento está salpicado por algunas instantáneas tomadas en los lugares más populares de San Francisco -ciudad en la que nació Adams- sólo cuatro años antes de que sufriera el gran terremoto de 1906, al que sobrevivió con sólo una fractura del tabique nasal.
Los expertos que han analizado los negativos aseguran que datan de entre 1919 y principios de la década de los treinta, etapa en la que el artista aún no había logrado el reconocimiento público. Norsigian afirma que el hombre que se los vendió le explicó que provenían de un almacén abandonado y que llevaban en su garaje desde 1940, sin que nadie los hubiera reclamado. La historia concuerda con la investigación realizada por el historiador fotográfico Patrick Alt, con más de 40 años de experiencia, para quien las placas de cristal "forman parte de un grupo que Adams utilizaba en sus clases para demostrar a sus alumnos cómo debían proteger sus negativos de un incendio". De hecho, esta explicación daría sentido a las marcas de fuego que algunas de las piezas conservan en sus laterales.
Pruebas indiscutibles
Junto esta evidencia, hay otras pruebas que avalan la teoría de Alt y la autoría de las instantáneas. El marido de Mary Street Alinder, la biógrafa oficial de Ansel Adams, ha certificado que la caligrafía que aparece en los sobres donde se encontraron los negativos pertenece a Virginia, la esposa del fotógrafo. Además, Robert Moeller, antiguo responsable del Museo de Arte Contemporáneo de Boston ha dictaminado que "tras seis meses de estudio", en su opinión, "hay una alta probabilidad de que las imágenes hayan sido realizadas por el artista". El experto ha llegado a esta conclusión ya que, por lo general, "se puede comprobar si las instantáneas fueron tomadas con la misma cámara o con un mismo chasis". Basta con observar al microscopio los bordes de la mancha de luz del negativo, que dejan unas marcas que únicas que funcionan de manera similar a las marcas en proyectiles y casquillos disparados con las armas de fuego.
Por si con eso no bastase, antes de anunciar públicamente el descubrimiento Norsigian recurrió al meteorólogo George Wright para que confirmase si las nubes, la nieve de las montañas y la sombra de los árboles coincidían entre los negativos hallados y las fotos más conocidas de Adams. La conclusión de Wright no dejó lugar a dudas: algunas de las imágenes comparadas fueron tomadas el mismo día y casi a la misma hora. "Es una recompensa que los expertos hayan confirmado lo que creía de corazón desde la primera vez que vi las instantáneas", aseguró Norsigian ayer, durante la presentación pública de las instantáneas, que permanecerán expuestas en la galería David Streets en el exclusivo barrio de Beverly Hills (Los Ángeles).
El cazatesoros quiso agradecer que la colaboración de los especialistas "haya posibilitado que el trabajo de Ansel Adams vuelva a cobrar vida con estas imágenes nunca antes vistas".
Valor millonario
La confirmación de que los negativos son auténticos ha disparado su valor, que según el galerista y anticuario David W. Streets podría ser millonario. "Según mis estimaciones esta inversión de solo 45 dólares podría generar unos beneficios superiores a los 200 millones de dólares", bromeó Streets, quien reconoció que el hallazgo es "una muestra de la evolución del talento del artista, de su habilidad y su ojo, pero también testimonio de su legado". Ahora, la pregunta es ¿qué opina la familia de Ansel Adams? El abogado del descubridor de los negativos, Arnold Peter, asegura que tanto él como su cliente se vieron sorprendidos "por el desinterés inicial de la familia del artista" cuando les expusieron las imágenes.
Los descendientes del fotógrafo, fallecido en 1984, inicialmente negaron que se tratase de sus obras y cedieron los derechos del descubrimiento a Norsigian, aunque ayer ya anunciaban que tratarán de impedir cualquier intento de beneficiarse económico de las instantáneas. "Ansel Adams es uno de los mejores y más reconocidos fotógrafos del mundo, así que entendemos que deseen proteger y controlar su trabajo y, en concreto, el nuevo tesoro nacional que suponen estas fotos", afirmó el letrado.
Los Adams pueden estar tranquilos... casi. Norsigian ha anunciado que su intención no es en ningún caso la de vender los negativos, sino hacer lo posible para que "una nueva generación pueda conocer la obra de Ansel Adams y enamorarse de ella". Sin embargo, el pintor californiano sí comercializa a través de su web impresiones digitales y negativos en película de las instantáneas descubiertas a precios entre 1.500 y 7.500 dólares respectivamente. Norsigian asegura que es para mantener el legado y disfruta de su fortuna y de haber convertido en realidad el sueño de miles y miles de cazatesoros que buscan su suerte en los mercadillos domésticos.
Roberto Arnaz, Los Ángeles: América recupera su memoria salvaje, Público, 28 de julio de 2010