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Mostrando entradas de febrero, 2013

El Prado alumbra una joya primitiva

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La clave que acabó resolviendo el misterio tomó la forma de una ortiga. La conservadora del Prado Pilar Silva tenía la certeza de que  La oración en el huerto,  tabla francesa del siglo XV descubierta en una colección privada española y presentada ayer al mundo con los honores que el museo reserva a “las grandes joyas”, no era una obra cualquiera. Es más, estaba prácticamente convencida de hallarse ante una pieza hecha en la corte de Luis I de Orleans (1372-1407). La figura femenina aparecida en la parte inferior izquierda cuando se hubo retirado el repinte resultó ser Santa Inés. Y el duque (y regente) de Francia tenía razones para pedir al artista su representación: tanto su padre (Carlos V) como su mujer (Valentina Visconti) eran devotos de la santa. Así que, se dijo Silva, la figura masculina no podía ser sino la de Luis I de Orleans. Claro que en el espinoso mundo de las atribuciones y desatribuciones del arte antiguo, las intuiciones sirven de bien poco frente a las certez

Ronda nocturna con Javier Sierra por el Museo del Prado: siete cuadros esenciales

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4. La transfiguración (Rafael) La última pintura del maestro de Urbino, tenía 34 años solamente cuando murió, es « La transfiguración ». Cuando fue enterrado, encima de su catafalco fue colocado este cuadro.  Detalle inferior de La transfiguración , de Rafael Es bastante excepcional en la historia de Rafael , es casi un tratado de cómo este mundo se comunica con el otro: « En la parte superior está Jesucristo, flanqueado por Elías y por Moisés. En la parte terrestre, en la inferior, todo repleto de apóstoles, pero ninguno ve lo que está sucediendo. Ninguna mirada está puesta sobre escena impresionante, que está teniendo lugar sobre sus cabezas, excepto una de un personaje que no está descrito en los Evangelios y que es el niño descrito como el poseído, el endemoniado, es un niño al que le están apuntando la mayoría de los dedos. Ese niño tiene un ojo puesto en la parte superior de la escena y otro en la inferior. El estrabismo está muy forzado marcando que es el único de t

Ronda nocturna con Javier Sierra por el Museo del Prado (3)

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3. La historia de Nastagio Degli Onesti (Boticelli) Estamos ante las tres únicas tablas de Boticelli que tiene el Museo del Prado. Llegaron aquí poco antes de la Guerra Civil, fue una donación de Cambó, un político catalán que las compró en una subasta maravillado porque -decía- cada vez que las contemplaba su estado de ánimo cambiaba. El nuestro también.  Uno de los tres paneles de Boticelli del Prado Lo interesante de estas tablas, explica Javier Sierra, es que nos cuentan una historia de fantasmas: «Para comprenderla tendríamos que leer un cuento del Decamerón, que es el cuento de la historia de los amantes crueles. Cuenta la aventura de Nastagio, un joven de Rávena, que es rechazado por una joven adinerada y que fruto de la depresión -los hombres no estábamos acostumbrados a que nos rechazaran en aquella época- acude a un bosque a las afueras de la ciudad para quitarse la vida. Cuando entra en el bosque para quitarse la vida, de repente ese lugar se llena de ruido y de

Ronda nocturna con Javier Sierra por el Museo del Prado (2)

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2. El triunfo de la muerte (Brueghel el Viejo) Dejó huella  El Jardín de la Delicias . El gurú artístico del joven Sierra, ese maestro de apellido Fovel, lleva al barbilampiño escritor frente a otro cuadro inquietante,  El triunfo de la muerte , de Brueghel el Viejo , « una suerte de pesadilla de peste y destrucción, lo que parece una extensión extrema del infierno del Bosco », afirma Javier Sierra.  El triunfo de la muerte . Brueghel el Viejo. «Brueghel el Viejo lo pinta unos años después de El Jardín de las Delicias . Él conoció la obra de El Bosco porque en el taller de impresión donde él trabajó de joven se imprimían las estampas de El Jardín... y de otras obras de Jerónimo Bosco. Por lo tanto, enseguida se familiarizó con esas imágenes oníricas y extrañas. Pero a lo que se dedicó durante toda su vida Brueghel fueron paisajes, escenas bucólicas, de la vida cotidiana, y unas pocas escenas bíblicas más o menos pacíficas. Esta, El triunfo de la muerte , es una excepción. Es

Ronda nocturna con Javier Sierra por el Museo del Prado (1)

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1. El Jardín de las Delicias (El Bosco) «A las ocho, por la entrada de los Jerónimos». La invitación para pasar una noche a solas con  El maestro del Prado  en las tripas de la pinacoteca llega con sigilo, enigmática, en un sobre -¡zas, la bicha!-, pero sin machacantes en su interior. Madrid a esas horas es capital sin dolor, algo fría y siempre acogedora. Ni un alma por las calles, ni un caballero con jubón. Ladra algún perro descarriado. Aparcamos en la plaza de Colón. Caminata hasta la Iglesia de los Jerónimos, bajamos las escalinatas y oteamos un ejército de cámaras, periodistas y reporteros de radio. Aún no ha llegado nuestro misterioso convocante. ¿Diez, quince, veinte, treinta negritos? ¿Habrá cena con deguelle de postre? Nos piden el carné para que nos identifiquemos por si al alguien le da por descuidar un velázquez. Pasamos el fortín y llega nuestro anfitrión: el escritor Javier Sierra, que presenta su libro «El maestro del Prado». Ni un japonés a la redonda. Carretera y

La abstracción es joven: 40.000 años

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Figura de mujer en marfil de mamut (27.000 años) / AP La figura abstracta de una mujer con enormes senos y prominentes nalgas da forma a la minúscula escultura en marfil que Pablo Picasso adoraba, hasta el punto de encargar dos copias en yeso para apropiarse de esa fuente de inspiración. Era su obra favorita, un trabajo creado hace nada menos que 23.000 años tomando como material el cuerno de un mamut. El malagueño valoró enormemente su descubrimiento en los años 20 del pasado siglo, en la cueva de un pueblo pirenaico francés, pero la Venus de Lespugue acabó pasando a los anales más como espécimen arqueológico que por el gozo estético de su contemplación. Y, sin embargo, el homo sapiens que habitaba Europa en la Edad de Hielo era capaz de concebir piezas artísticas que manejan los conceptos de la escala, el volumen, la luz y el movimiento, tal y como reivindica la fascinante exposición que mañana abrirá sus puertas al público en el Museo Británico de Londres.