Reivindicando la obra de Artemisia Gentileschi

Se ha tachado de machista, no sin razón, a la Historia del Arte. Poquísimas mujeres se han hecho un hueco entre los grandes maestros, y muchas de ellas no por falta de calidad. Han permanecido durante siglos ocultas, silenciadas y, en muchos casos, la autoría de sus cuadros ha sido atribuida a hombres. Una de las grandes pintoras de la Historia es Artemisia Gentileschi (Roma,1593-Nápoles, 1652-53), hija del también pintor Orazio Gentileschi y una de las excepciones que ha logrado colarse en las colecciones de los mejores museos del mundo. Una biografía novelada reeditada en España por Alfabia y una de sus obras maestras, «Judit y Holofernes», que ha cedido temporalmente el Museo Capodimonte de Nápoles al Thyssen, rescatan su figura.

Precisamente, el Museo Thyssen-Bornemisz de Madrid centró el 30 de junio de 2009 ambos hechos. Por un lado, la presentación del libro «Artemisia», escrito por la autora francesa Anna Banti, reunió a la eurodiputada Carmen Romero, en calidad de traductora del libro al español, y al ex ministro de Cultura Jorge Semprún, admirador de la pintora -incluyó su «Judit y Holofernes» en una de sus novelas-, junto al director artístico del museo, Guillermo Solana. Carmen Romero cree que es de justicia reivindicar a esta gran artista y echa en falta que nuestro país no le haya dedicado aún la antológica que merece. Esta biografía novelada -una joya, una rareza, según la editora- cuenta con un ensayo introductorio firmado por Susan Sontag. Recuerda también Carmen Romero un hecho crucial en la biografía de Artemisia Gentileschi: siendo muy joven fue violada por un pintor amigo de su padre, Agostino Tassi. Poco después de tan dramática experiencia, pintó una de sus obras maestras, «Judit y Holofernes», de la que hizo varias versiones.

La más célebre es la que cuelga desde ahora en la segunda planta del Thyssen (gracias a la colaboración de la Embajada Italiana y el patrocinio de Enel), muy cerca de la «Santa Catalina» de Caravaggio, pintor amigo de su padre y del que ella misma fue una gran seguidora. El cuadro «Judith y Holofernes», realizado entre 1612-1613, es una de las obras más importantes de la artista y podrá verse en las salas del Museo Thyssen hasta el próximo 2 de agosto. Dicho Museo retoma así este verano su programa de intercambios con esta obra procedente del Museo Nazionale di Capodimonte en Nápoles (Italia). El cuadro se ha instalado junto a los lienzos del barroco italiano que forman parte de la Colección Permanente del Museo, en la Galería Villahermosa.


Artemisia Gentileschi (Roma, 1593 - Nápoles, 1652/53) se inició en la pintura gracias a su padre, (una amplia biografía) el también pintor Orazio Gentileschi, y desarrolló un estilo propio, marcado por la precisión de los detalles y la calidad de la materia. La obra expuesta se ha fechado en su etapa de juventud, una época turbulenta que marcó el resto de su vida, tal como ya hemos reseñado más arriba. Artemisia se valió entonces de la pintura para plasmar sus emociones y sentimientos, representando heroicas mujeres, como la Judit de este lienzo, con solidez y fortaleza. «Judit y Holofernes» ilustra un pasaje del Antiguo Testamento, Judit 13, 7-8 (una semblanza de este relato bíblico), en el momento de mayor crueldad y dramatismo de la historia, cuando Judit, con firmeza y determinación, hunde en la garganta del general asirio Holofernes la hoja de su propia espada. Artemisia, además, refuerza la violenta acción sin escatimar referencias, como la sábana ensangrentada o la mirada agónica del asirio.

No dejamos de imaginar, mientras admiramos este cuadro, a Artemisia Gentileschi metamorfoseada en Judit vengando su propio ultraje y rebanando con su espada el cuello de Holofernes (bien podría ser Tassi) en una escena cargada de emoción y crudeza. Una dulce venganza, servida, no en plato frío, sino en un bellísimo cuadro.

EP, Madrid: «Judith y Holofernes» pasan el verano en el Museo Thyssen, ABC, 29 de junio de 2009 Natividad Pulido, Madrid: Artemisia Gentileschi, una justa reivindicación, ABC, 1 de julio de 2009