Los días del arte de acción

Una fotografía tomada durante su famoso happening' In Ulm', un concierto de aviones caza, realizado en 1964. El 13 de mayo de 1976, en una cantera del Garraf, un paraje solitario y degradado, a unos 30 kilómetros de Barcelona, un grupo de personas aplicaron sobre su cuerpo dos líquidos, agua y perfume, y extrajeron de él otros dos, sangre y orina. No hubo violencia, sólo desaire contra Duchamp, que se obsesionó por sacar del objeto la obra de arte. Con la acción titulada ¡Duchamp no ha comprendido a Rembrandt!, Wolf Vostell (Leverkusen 1932 -Berlín, 1998) realizó su primer happening en España y demostró con su obra que el hecho artístico es la vida.

Por entonces el artista alemán llevaba casi 20 años provocando, con los trastos en la calle y llamando a la participación del espectador en sus acciones. El padre del happening había descubierto en "la fenomenología de la vida" el motivo más interesante del arte mientras trabajaba en el estudio del pintor y publicista Cassandre.

La acción del Garraf es una de las casi 60 que Vostell realizó desde 1954 hasta finales de los ochenta y que ahora el Museo Vostell Malpartida de Cáceres recopila en una extensa exposición, bajo el nombre El teatro está en la calle. Los happenings de Wolf Vostell. Con sus más de 30 años de funcionamiento, el museo alberga el archivo de todo el trabajo que desarrolló una de las figuras esenciales del arte de la segunda mitad del siglo XX.

El grito de la calle

"Trabajó con los elementos y acontecimientos que le ofrecía la vida cotidiana", asegura el director del Museo, José Antonio Agúndez a Público, horas antes de la inauguración de la gran muestra que ha producido con el Museo Morsbroich Leverkusen y la Consejería de Cultura de Extremadura. "En los sesenta llega a los EEUU y se encuentra con las acciones críticas y comprometidas con la sociedad. Se hace muy crítico contra las decisiones políticas e invita a los espectadores a sentir las consecuencias de los accidentes, como en 130 a la hora, de 1963". En este caso, lanzó una locomotora contra un vehículo atravesado en las vías y luego hizo pasar a ver los efectos a los presentes.

Agúndez recuerda que las acciones más importantes de Vostell fueron las realizadas entre 1963 y 1964. Otro de los happenings inolvidables de este rebelde es el concierto que realizó con el ruido de los motores de los cazareactores en un aeropuerto, ante 300 personas. "Él dijo que el ruido de un avión de guerra era más importante para el hombre del siglo XX que una sinfonía", dice el comisario de la muestra, en la que se recogen lo
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s planos, las "partituras", el proyecto detallado de cada una de esas acciones efímeras. Tanto conciertos, teatro y performances beben de esta actitud que involucró al espectador y le hizo partícipe que inauguró Vostell.

Peio H. Riaño, Madrid: Los días del arte de acción, Público, 27 de octubre de 2010