El Infierno de Rodin como nunca lo habíamos visto

La Fundación MAPFRE presenta, en Barcelona, una ambiciosa exposición sobre una obra del escultor francés Auguste Rodin, ‘La puerta del Infierno’. Además de bocetos, fotografías antiguas y yesos, hay esculturas de mármol que pesan hasta 650 kg. y que implican un gran despliegue logístico.
La puerta del Infierno se abre en Barcelona. Concretamente en el Eixample, en una plácida villa burguesa de la calle Diputació. Pero que no cunda el pánico, sobre todo entre los pecadores. No estamos ante la inminente condena eterna de las almas. Nos referimos a La Puerta del Infierno, la obra de Auguste Rodin a la que la Fundación MAPFRE dedica una apabullante exposición.

La puerta es un encargo del gobierno francés al escultor, para el que supuso a la vez una palanca para crear sus mejores obras, y un auténtico calvario de insatisfacción. El artista dedicó más de dos décadas a este encargo nunca terminado, a modelar figuras, y a componer escenas para luego, desgajarlas de la puerta al descubrir que podían tener una vida propia. La tensión entre lo que debía ser la puerta, y esas piezas que despuntaban y acababan siendo independientes (como El Beso o El Pensador, que nacieron para formar parte de la obra), convirtió la realización de este encargo en un auténtico martirio para Rodin.

Tympan de La Porte de l'Enfer, 1888-1889 [Timpà de La porta de l'Infern / Tímpano de La puerta del Infierno] Guix (cap al 1917) / Yeso (hacia 1917) 128,5 x 258 x 86 cm (Musée Rodin, París. S.05729)
La muestra, que ahora puede verse en Barcelona, trata de hacer eco de ese torturado proceso de creación de esta obra inacabada. La exposición resulta de un esfuerzo conjunto de la Fundación MAPFRE y el Musée Rodin de París, que se han atrevido a desplazarla, pese a las dificultades técnicas que supone.

No solo por la conservación de las piezas, que exigen unas determinadas condiciones de temperatura y humedad en las salas, sino también por su transporte y colocación. Y es que se trata de obras tan delicadas como pesadas. Así, el tímpano de esta puerta, ilustrado con infinidad de pequeñas figuras de condenados camino de su martirio, pesa más de 650 kg de peso, mientras que una escultura de mármol titulada El día y la nochepesa más de 500 kg.



Las obras “estrella” de la exposición son los dos yesos a tamaño natural de El Beso El Pensador, que sobrecogen al espectador tanto por su talla como por los delicados detalles. Éstas han resultado menos problemáticas para los montadores, dada su menor peso, 169 y 210 kg respectivamente. Para lidiar con estos pesos pesados de la Historia del Arte, la Fundación ha contado con un equipo de ocho personas y un toro mecánico, que les permitía desplazar las esculturas y fragmentos de la Puerta a través de las hermosas salas de esa otra obra de arte que es la Casa Garriga Nogués, que acoge la exposición. Un esfuerzo logístico que nos permite ver la evolución del trabajo de Rodin, poniendo de manifiesto su papel de bisagra entre el arte del siglo XIX y el del siglo XX, y la consiguiente explosión de las vanguardias artísticas. Todo ese esfuerzo palidece ante el que realizó Rodin para culminar esta obra. El escultor recibe muy joven el encargo de crear esta Puerta del Infierno, obra que ocupará su mente y su taller durante más de dos décadas, y que será el origen de algunas de las piezas más icónicas del escultor.

El proceso de creación centra la exposición, que busca demostrar cómo esta obra sería un motor de la obra de Rodin. Eso se muestra en las más de 150 piezas que componen la muestra entre bocetos, esculturas y abundantes yesos que sirven de boceto para el escultor.

Etreinte; Femme allongée près d'un animal, c. 1880 [Abraçada; Dona ajaguda prop d'un animal / Abrazo; mujer echada junto a un animal] Paper vitel•la, paper pautat; llapis de grafit, tinta a la ploma, aiguada de tinta / Papel vitela, papel pautado; lápiz de grafito, tinta a la pluma, aguada de tinta 16,5 x 12,6 cm (Musée Rodin, París. D.1904)

En un principio, Rodin aborda el encargo desde un punto de vista totalmente clásico, con La Divina Comedia de Dante como referente. Eso le lleva a “desarrollar una obra muy narrativa” que no satisface al artista, como explica Pablo Jiménez Burillo, director del Área de Cultura de la Fundación MAPFRE: “El encargo de la Puerta le obliga a reflexionar sobre la idea misma de la escultura. También siente que debe adaptar un encargo muy tradicional a las necesidades del mundo moderno, urbano”.

Y es que Rodin fue, desde sus inicios, un artista atípico: autodidacta, carente de formación académica (suspendió el examen de la Escuela de Bellas Artes), practicaba un arte naturalista, inserto en la vida cotidiana, lejos del encorsetamiento y el elitismo de la época: “A Rodin no le gustaban las peanas. Aspiraba a que sus esculturas pudieran verse en la realidad”, afirma Pablo Jiménez.

Tête de la Luxure, grand modèle, 1907 [Cap de la Luxúria (gran model) / Cabeza de la Lujuria (modelo grande)] Guix / Yeso 37,8 x 30,2 x 28,3 cm (Musée Rodin, París. S.1825)

Es su encuentro con Las flores del Mal (la exposición muestra un ejemplar anotado y dibujado por el propio Rodin) donde la obra cambia completamente su carácter: “Con Baudelaire, Rodin entiende que el Infierno es la vida contemporánea, con su angustia y desasosiego”. Con esos referentes, la Puerta se convierten en una “escultura de esculturas, una obra que transmite un significado global, pero cuyas partes pueden tener su propio sentido de manera aislada”, ilustra el director del Área de Cultura de la Fundación MAPFRE.

Tanto es así que las obras más emblemáticas y reconocibles de Rodin, El Beso y El Pensador, nacen para formar parte de La Puerta del Infierno. La exposición recoge esa evolución: “Tratamos de mostrar cómo Rodin evoluciona hacia unas formas más misteriosas, más cerradas en sí mismas, pero también más capaces de mostrar unos sentimientos más humanos y reales”, concluye Jiménez. La Fundación MAPFRE nos invita a disfrutar del bello y sobrecogedor fruto de ese martirio que vivió Rodin.

El Infierno según Rodin puede visitarse en la sede de la Fundación MAPFRE en la Casa Garriga Nogués de Barcelona hasta el próximo 21 de enero de 2018. Más información en www.fundacionmapfre.org.

Cristina Díaz: El Infierno de Rodin como nunca lo habíamos visto, LA VANGUARDIA, 29 de noviembre de 2017