The Factory, el centro del mundo donde se conocieron Andy Warhol y Stephen Shore
"Una
tarde de mayo cuando estaba rodando una película en 'L'Avventura', un
joven chico llamado Stephen
Shore vino a hacernos fotografías.
Él había hecho una película corta que mostró en la Film-Makers'
Coop y esa misma noche de febrero que yo mostré mi 'The life of Juanita
Castro', vino a mí y me preguntó si podía venir a The
Factory -estaba hablando de hacer
fotografías y había oído que había mucho que hacer allí". Así recuerda Andy
Warhol, de cuya muerte se cumplen hoy 30 años, en
'Popism: The Warhol Sixties', de Pat Hackett, cómo conoció al hoy
célebre fotógrafo Stephen
Shore, por entonces un joven prodigio que frecuentaba su estudio de
arte neoyorquino.
The
Factory (o La Fábrica) estaba en la quinta
planta del 231 de la calle 47 Este en Midtown, Manhattan. Era
la dirección a la que había que acudir en los sesenta para vivir en
primera persona el mundo. Este centro de arte, discoteca, estudio de
cine, refugio y santuario de la bohemia fue lugar de encuentro de
músicos como Lou Reed,
Bob Dylan, Nico, Mick Jagger, The Velvet Underground; escritores
como Truman
Capote o Fernando Arrabal; artistas como Salvador
Dalí o Richard Avedon; directores de cine como Paul
Morrisey, modelos, políticos, cantantes, curiosos...
Hoy,
The Factory es un mito dentro
del mundo del arte y un referente de
la contracultura de los sesenta estadounidense. Uno de los testigos que
inmortalizaron lo que se cocía tras esos muros fue Stephen Shore. Tenía
17 años cuando conoció a Warhol (con 14 el
MoMA ya le había comprado tres fotografías y con 24 se convirtió toda
una leyenda viva del género al debutar en el Metropolitan) en el rodaje
de una película underground. Le preguntó si podía hacer fotos en The
Factory y, un mes después, Warhol le invitó a hacerlas durante un
rodaje en el restaurante 'L'Aaventura'. Así fue como se adentró en su
círculo y en el mejor momento de La Fábrica. La frecuentaba todos
los días e inmortalizó la creatividad que bullía, los variopintos
personajes que pasaban por allí y, sobre todo, al artista en pleno
auge. Sus
instantáneas de Warhol en blanco y negro, cercano y
desmitificado, son celebérrimas.
Warhol
marcó la fotografía de Stephen Shore. El fotógrafo siempre ha
reconocido que el tiempo que pasó a su lado fue un gran aprendizaje. De
hecho, en más de una ocasión, ha afirmado que The Factory era el lugar
donde estuvo en vez de ir a la universidad. "No recuerdo
específicamente que había en The Factory en ese entonces, pero al par
de días comprendí que podría estar tanto como quería", cuenta. Los
siguientes tres años fotogrofió todo: a Reed tirado
en un sofá, a Edie
Sedgwick llamando desde una cabina, a Ivy
Nicholson pintando a Warhol o las cientos de fiestas que se
organizaban. Y, sobre todo, en esos años dio la
vuelta a los postulados clásicos de la fotografía, claramente
preciosista y estética, apostando por una técnica aparentemente neutra,
con un impostado halo amateur y espontáneo, convirtiéndola en funcional
y práctica.
Ahora Phaidon publica
'Factory:
Andy Warhol', un libro que reúne 175 fotografías de Shore
tomadas entre 1965 y 1967 en el legendario estudio, entre ellas algunas
inéditas como varios retratos de Allen
Ginsberg, Yoko Ono o Duchamp y sus hojas de
contacto. Completan el libro entrevistas con habituales de The Factory
como John Cale, Pat Hartley, Morreissey, Billy Name o Mary Woronov.
Prados Campos: The Factory, el centro del mundo donde se conocieron Andy Warhol y Stephen Shore, EL CONFIDENCIAL, 22 de febrero de 2017