Gaudí, el arquitecto de Dios
El 10 de junio de 1926 un tranvía atropellaba al genial arquitecto catalán. Moría dos días después Durante medio siglo ejerció un oficio del que muy pocos hombres pueden presumir: edificar sueños. Antonio Gaudí albergaba en su cabeza los paraísos de la geometría y de la física, su mente y su corazón nacieron abovedados y las hercúleas columnas de su vida y de su obra fueron el catolicismo, la pasión por la Naturaleza y su amor por Cataluña. Se cuenta que no fue un estudiante de relumbrón, y que la carrera de Arquitectura se le hizo más pesada que el hormigón armado. Porque Gaudí llevaba la arquitectura en las entrañas. Apenas levantaba planos, bullían en su cabeza y luego pasaban a una maqueta tridimensional y, si hacía falta, se corregía a pie de obra hasta el último detalle. De joven simpatizó con el socialismo utópico y hasta imaginó los planos de un falansterio. Pero la fe se impuso y quien en su juventud también había ejercido de distinguido dandi en la noche barcelonesa adopt...