El realismo mágico de Magritte
Nada es lo que parece en su obra. Pintó una pipa y bajo ella escribió: «Esto no es una pipa». Años más tarde volvió a pintar otra con la inscripción: «Esto sigue sin ser una pipa». René Magritte creó un universo fantástico donde conviven hombres con bombín, manzanas con antifaz, aves que se transforman en hojas... Logró que fuera noche y día al mismo tiempo y dio forma de pájaros y mujeres al cielo, ese magnético cielo Magritte de un azul intenso, cubierto de nubes, que se ha convertido en su seña de identidad, pero que ayer no lucía en Bruselas. «La magia negra», de Magritte, una de las obras maestras que alberga el nuevo museo Su original y personalísimo mundo está plagado de imágenes tan bellas y sugerentes como extrañas. A René Magritte, el hombre del bombín, le gustaban las adivinanzas que no se podían resolver, los misterios inexplicables. «No hay respuestas en mis pinturas -decía-, sólo preguntas». Tanto él como su obra son un enigma. Para tratar de resolverlo, aunque se fracase...