Cuando el arte español era el mundo
Jonathan Brown nos recibe en su despacho del Instituto de Bellas Artes de Nueva York. Este despacho parece el de un bibliotecario en apuros, que ya no sabe dónde meterse él con sus muchos libros, a la vez que mira con respeto y sin confianza un ordenador que misteriosamente ha ido a parar a su mesa. Luego nos confesará que no lo usa. —Pero qué me dice, si yo tengo e-mails mandados por usted… —Ese es casi el límite de mis capacidades, créame. Cuando tengo que navegar por este mundo tan raro, pido ayuda a mis estudiantes. Pero no sólo para eso. De algún modo Brown también se ha inspirado en ellos para pulir el concepto de la exposición «Pintura de los Reinos», de la que es comisario. Y lo es con mucha ambición. Pues «Pintura de los Reinos» no pretende ser una mera exhibición de arte de los virreinatos, lo cual ya tendría mérito, pues muchas de las 125 piezas que se exhiben son inéditas en España. Lo importante es cómo estas pinturas vertebran la primera mirada global al primer arte globa...