Tan poco diferente, tan poco atractivo
Es costumbre que al terminar el año, como si de una larga y agotadora jornada se tratara, tendamos a recapitular sobre lo provechoso y lo superfluo. Pero ¿es obligatorio? En cierto sentido no. En estos tiempos de confusión, falta de compromiso y sensación de persecución de lo banal que infecta el mundo del arte y la cultura en general, resulta conmovedor comprobar que todavía hay autores y emprendedores para quienes daría igual vivir en cualquier época, tal es su entusiasmo. Para el resto, el arte no es más que una oportunidad periodística, el hallazgo de un alfiler entre los restos de un yacimiento expoliado, de una utopía fracasada. ¿Qué es lo que hace que las casas de hoy sean tan diferentes, tan atractivas? ', 1956, de Richard Hamilton. Si hubiera que situar en dos polos lo que ha dado de sí este interminable 2014, la línea empezaría con el Año Greco y acabaría en el inenarrable retrato de la familia real, ejecutado después de una eternidad por el pincel de...