El fruto de una amistad barroca
La plata de Indias está detrás de casi todas las grandes obras del Barroco en Sevilla. Las familias que controlaban las riquezas que llegaban a la ciudad en galeones en los siglos XVI y XVII fueron los grandes mecenas de la época, los que forjaron un patrimonio de cuyos réditos vive aún la ciudad. El canónigo sevillano Justino de Neve (1625-1685), miembro de una adinerada familia de comerciantes procedente de Flandes, dedicó su hacienda y empeño a convertir la ciudad en un gran escaparate barroco en cuyo centro brillaba la figura de su amigo, el pintor Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617-1682). Fruto de esa amistad y de su indiscutible calidad, el pintor recibió importantes encargos, obras que están ahora dispersas por el mundo y que volverán a reunirse en la muestra Murillo y Justino de Neve. El arte de la amistad , una coproducción del Museo del Prado, la Fundación Focus-Abengoa y la Dulwich Picture Gallery de Londres. La exposición, que se inaugurará el 26 de junio en M...