Ojos en el Magreb

MOHAMED EL BAZ.105.Bricolaje de lo incurable. Detalles. Never Basta, 2011. Galería Jean Gabriel MitterrandRivalidades y comercio, invasiones, migraciones, dependencias e independencia, expolio y sometimiento. Pero también miles de sutiles signos de convivencia y de mutua contaminación cultural. Lo cierto es que la relación entre las dos orillas del Mediterráneo no ha sido fácil. La incomunicación, en el más amplio sentido, es quizá el signo de un frustrante intento de comprenderse, de convivir, de identificarse. En lo que se refiere al arte, el deseo de alcanzar el paso de la modernidad occidental llevó a muchos pintores del Magreb a adoptar la pintura sobre lienzo y adaptarse a los movimientos en boga, ajena a sus prácticas artísticas tradicionales. Pero algo no cuajaba del todo. No ha sido hasta hace un par de décadas, y en particular en los últimos años, cuando ha surgido con fuerza una pléyade de artistas del norte de África con propuestas intensas y propias, con lenguajes plásticos maduros. Ahora la globalización ha conseguido que esa ancestral incomunicación quede de lado. La exposición Magreb dos orillas, que está en el Círculo de Bellas Artes de Madrid hasta el 15 de enero, da pruebas de que en esa región hay artistas con muchas cosas qué decir y capacidad para expresarlas.

6. Bouderbala radio5 La mayoría de ellos ha pasado por la experiencia de la emigración, algunos viven en Europa e incluso han nacido allí. Y es quizá esa experiencia la que articula su discurso, integrando los dos mundos. Hay una visión crítica y también reivindicativa. El video Miopía de la tunecina Nicène Kossentini juega en tres pantallas con el ojo, el pastor y las cabras, integrando el paisaje al hecho y al acto de observar. El marroquí Mohamed El Baz (foto superior) incendia las cabezas de sus personajes o enciende la realidad con unas letras de neón rojo. Meriem Bouderbala (foto inferior) hace una simbiosis de su doble identidad oriental-occidental a través de autorretratos que la radiografían como odalisca, lo íntimo y lo que se revela a los ojos de lo demás. La presencia de la espiritualidad se deja sentir en las piezas de Mounir Fatmi, de complejas caligrafías en soportes como hojas de sierra circulares. También las obras de Yazid Oulab respiran la poética sufí, convertida en humo, y la de Younès Rahmoun evoca un derviche giróvago a través de un cono de luz. La arquitectura también es un tema que interesa a artistas como Chourouk Hriech y sus construcciones ornamentales que suben por las paredes, o los óleos de Driss Ouadahi que contraponen vistas urbanas con estructuras superpuestas en busca de la vibración del color. Es una exposición que abre un abanico habitualmente cerrado en los circuitos de arte. Quedan pocos días para verla, vale la pena darse prisa.

Magreb dos orillas. Círculo de Bellas Artes. Alcalá, 42. Madrid. Sala Picasso. Hasta el 15 de enero.

Fietta Jarque: Ojos en el Magreb, EL PAÍS / Papeles perdidos, 4 de enero de 2012