La ciudad puede servir de escuela
Salga a la calle y abra los ojos. Más allá de dibujar las ciudades y, en consecuencia, la convivencia entre las personas, el urbanismo juega un papel decisivo como escuela para ciudadanos de todas las edades. Vista del nuevo puerto de Malpica No se tarda nada en averiguar si en un vecindario tienen prioridad las personas o los coches. Cuesta poco más comprobar si los barrios están pensados para que la gente pasee, consuma o pueda elegir entre otras opciones. Las calles revelan si están diseñadas para que pasemos de largo o para acogernos. Hay lugares que fomentan la convivencia entre ancianos y niños y zonas de las que estos han desaparecido, recluidos en el jardín privado de una urbanización (uno de los modelos de vivienda más populares en la España de los últimos años y una lacra que rompe el tejido urbano llenando de islas —o guetos— las ciudades). Pero en la ciudad no todo se divide entre buenos y malos. Los hay mejores. Existe un urbanismo que no se contenta con facilitar nu...