El Carmen Thyssen de Málaga homenajea al gran paisajista sevillano del siglo XIX,
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‘Vista
del Guadalquivir’ (1854), con Sevilla al fondo y el ambiente que se
vivía en la orilla del río/Museo Carmen Thyssen
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Es de esos pintores de los que suena
mucho más su obra que su nombre, de hecho seguro que usted
alguna vez ha visto alguno de sus paisajes o, sobre todo, de sus
cuadros de temática bandolera. Se trata de Manuel
Barrón y Carrillo, era sevillano y este año se han cumplido
dos siglos de su nacimiento, con escasa repercusión en su ciudad natal,
dicho sea de paso. De hecho,el
principal homenaje le ha venido de Málaga, del Museo
Carmen Thyssen, quizás la pinacoteca española que reúne más
ejemplos de su obra y que hasta el 11 de enero recuerda a este autor
con la iniciativa Manuel
Barrón, 1814-2014. Bicentenario. La propuesta es sencilla: de la
sala en la que ya estaban expuestos siete cuadros de Barrón en el museo
se han descolgado dos piezas de otros autores y se ha incorporado
una octava
obra de nuestro protagonista, adquirido por Carmen
Thyssen hace un tiempo pero que todavía permanecía en los almacenes y
no se había expuesto. El resultado es un
espacio dedicado en exclusiva a Barrón al que, para
subrayar su singularidad, se le ha dado un color distinto y se le han
incorporado textos explicativos.
Lourdes
Moreno, directora artística del Museo Carmen Thyssen, explica
que a Manuel Barrón le acompaña siempre la etiqueta de maestro
del paisaje romántico andaluz. Discípulo de Antonio Cabral
Bejarano, fue alumno, profesor y hasta director de la Escuela
de Bellas Artes de Sevilla, además de miembro fundador
del Liceo
Artístico. Desarrolló toda su carrera en Sevilla, donde nació
y murió, y si su maestro se especializó en el retrato, él le cogió
pronto gusto a los paisajes, que fueron los que en su época le dieron
nombre y no poca fama. Moreno subraya que, al margen de los paisajes de
ciudades, el autor destaca especialmente por una temática «literariamente
muy popular pero pictóricamente poco conocida»: las escenas
de bandoleros. «Le encantaban la Cueva
del Gato y los alrededores de la serranía de Ronda»,
ejecutando imágenes
que son las que en el imaginario colectivo han quedado asociadas a
este mundo bandolero. Entre que «es un
autor que conecta muy bien con la gente» por temática y
ejecución y que buena parte de sus pinturas son de pequeño y mediano
tamaño, Barrón fue en la Sevilla de su tiempo un pintor no sólo
conocido sino que sus cuadros colgaban en muchas casas de la burguesía
sevillana. Asimismo, trabajó
esporádicamente en la pequeña corte que en la capital hispalense rodeó
a los duques de Montpensier.
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La cueva del gato, óleo de 1860, Museo de Bellas Artes de Sevilla |
Antonio Morente: El Carmen Thyssen de Málaga homenajea al gran paisajista sevillano del siglo XIX, El Correo de Andalucía, 27 de diciembre de 2014