El Louvre invierte 53,5 millones para ‘humanizar’ la visita al museo
Tras
ser nombrado presidente y director del Museo
del Louvre, Jean-Luc Martinez decidió convertirse en turista por un
día. El verano pasado, se puso a hacer cola ante la pirámide de cristal
que da acceso al museo parisino y esperó dos horas y media para comprar
una entrada. Tuvo suerte: en los días de mayor afluencia, la espera
puede alcanzar hasta cuatro horas. “La reflexión había empezado bajo el
mandato de mis predecesores, pero al meterme en la piel del visitante y
conversar con el personal del museo entendí hasta qué punto urgían los
cambios”, explica Martinez. Mucho ha cambiado para el hogar de la Mona Lisa y la Venus de Milo en las últimas décadas. En
1988, el Louvre recibía 2,7 millones de visitas al año. “Hoy nos
acercamos a los 9,5 millones”, apunta el director. “Las consecuencias
son múltiples: alargamiento de las colas, dificultades para orientarse,
molestias sonoras y falta de espacio en el guardarropa”.
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El museo de Louvre. Imagen de julio 2014. / GUIA BESANA (NYT) |
Con
el diagnóstico en mano, Martinez
se decidió a operar, con el objetivo de “valorizar una de las
colecciones más bellas del mundo y lograr una mejor acogida para todos
los públicos”. El resultado es el llamado Proyecto Pirámide,
una serie de medidas de urgencia iniciadas en el último trimestre, que
empezarán a dar sus frutos en 2015. Cuando lleguen a término, dentro de
dos años, habrán provocado una transformación considerable en los
pasillos del museo más visitado del mundo. El Louvre adoptará cambios
logísticos para reducir colas y descongestionar corredores: las puertas
de acceso al museo se multiplicarán por dos, se abrirán nuevas
taquillas y se creará la posibilidad (hoy inexistente) de adquirir la
entrada por Internet. Además, se ampliarán consignas y sanitarios y se
trasladará la librería del vestíbulo a uno de los pasillos colindantes.
La idea es aliviar el flujo de visitantes en el lobby situado bajo la
pirámide, hoy permanentemente saturado. “Quiero
que la pirámide vuelva a ser un espacio de serenidad. El Louvre es el
único museo del mundo en el que la propia entrada ya es considerada una
obra de arte", apunta Martínez sobre la obra arquitectural de I. M.
Pei, inaugurada en 1989. El arquitecto habría validado los cambios que
se anuncian. “Los aceptó sin reservas. No es como otras estrellas de la
arquitectura, que ven su obra como algo inmutable”, apunta la directora
de proyectos inmobiliarios del Louvre, Cristina Haye, precisando que no
se intervendrá sobre el caparazón arquitectónico.
Las
obras, cifradas en 53,5 millones de euros, estarán financiadas por los
propios fondos del museo, gracias al proyecto del nuevo
Louvre de Abu Dabi, que será inaugurado en 2016. Por ese proyecto,
el emirato ha pagado 965 millones de euros al museo parisino (400 de
los cuales solo por poder utilizar la marca Louvre), que han pasado a
formar parte de un fondo propio y no a las arcas del Estado. Además, el
Louvre recurrirá al mecenazgo privado para terminar de sufragar el
coste de su nuevo proyecto. También aspira a mejorar la calidad de la visita, juzgada
confusa o caótica por muchos visitantes, a menudo perdidos en un
laberinto de salas y departamentos. Martinez aspira a simplificar el
recorrido con un nuevo mapa pensado para recorrer sus pasillos y la
instalación de una señalética más llamativa. Además, la totalidad de
sus 40.000 paneles y cartelas pasarán a ser trilingües (francés e
inglés, pero también español) y los textos explicativos tendrán un
perfil más conciso y didáctico, adaptado a un público cada vez más
joven y foráneo. Según datos de 2013, un 74,9% de los visitantes del
museo son turistas y su edad media ha descendido hasta los 37 años.
El
plan del Louvre supone una de las mayores iniciativas detectadas hasta
hoy para responder al insospechado fenómeno de visitas protagonizado
por los grandes centros de arte. Hasta 10 museos internacionales
reciben más de 5 millones de visitas al año, como el
MoMA neoyorquino, el British
Museum, la Tate
Modern o la
National Gallery de
Londres. El conjunto de cincuenta grandes museos y monumentos de París,
que sigue siendo el primer destino turístico mundial, recibe 73
millones de visitas anuales. El Centro
Pompidou y el Museo
de Orsay superan los 3,5 millones de visitantes anuales, mientras que
el Grand Palais y el Museo del Quai Branly, dedicado a la antropología,
bordean los 1,5 millones. Las autoridades empiezan a tomar cartas en el
asunto. Durante los próximos dos años, el ministerio de Cultura
incitará a tres centros patrimoniales —el Palacio de Versalles, el
Museo de Orsay y el mismo Louvre— a abrir siete días a la semana “de
modo experimental”, para repartir la afluencia y evitar las
aglomeraciones.
Para
el Louvre, donde las visitas se han duplicado en la última década, el
reto consiste en evitar morir de éxito. "El incremento continuo de
visitantes nos honra tanto como nos constriñe", opina Martinez, para
quien la clave es dejar de pensar en cifras y entrar en un debate
cualitativo. "Los museos, al ser lugares que muestran y ayudan a
entender nuestro pasado, nos ayudan a dar sentido a nuestro presente y
futuro. Para mí, la cuestión esencial no es hacer aumentar ese número
de visitantes, sino lograr que la acogida sea mejor y conseguir que se
aprenda lo máximo con cada visita", precisa Martinez.
Responsables
del Louvre reconocen que la visita resulta demasiado larga (2 horas y
42 minutos, de media) y no siempre está adaptada a los conocimientos de
ese nuevo perfil de visitante. Para corregir las disfunciones, el museo
creará nuevos espacios dedicados a la mediación con el visitante, que
proporcionarán orientación artística y cultural respecto a las obras
expuestas. "El Louvre debe ser capaz de dirigirse a todo tipo de
públicos, a la vez que seguir siendo fiel a su reputación de exigencia
científica", responde Martinez, descendiente de emigrantes almerienses
que creció en un suburbio modesto de París y aspira a conectar con esa
nueva tipología de visitante. "Debemos conseguir una mejor acogida de
todos los públicos, sea cual sea su origen y el motivo de su llegada,
el tiempo del que dispone o su nivel de conocimiento", puntualiza.
"Sueño con un museo cada vez más abierto al exterior, más accesible y
más legible. En una palabra, con un Louvre más generoso".
Alex Vicente, París: El Louvre invierte 53,5 millones para ‘humanizar’ la visita al museo, ABC, 27 de diciembre de 2014