La mirada cotidiana de Helen Levit

Participar en un taller y sentirse bien es lo mejor que puede pasarle a cualquiera. Esto es lo que ocurrió el otro día en uno de los talleres que suelo ofrecer a amigos y conocidos aficionados a la fotografía. Aprovechando la actual edición de PhotoEspaña, les propuse salir con las cámaras a la calle para retratar la vida cotidiana de la ciudad y sus gentes, con la única condición de dejarse guiar por su instinto más espontáneo.
© Estate of Helen Levitt
Los resultados fueron tan diversos como personales, pero eso no importaba demasiado; yo pretendía otra cosa. Una vez seleccionados y comentados en conjunto, nos dispusimos a realizar la segunda parte del taller: la visita de una de las exposiciones más interesantes de cuantas se presentan este año en el festival madrileño, la de Helen Levitt organizada por la Fundación ICO. Con el buen gusto a que tiene acostumbrados, este año la Fundación ICO ha elegido a uno de los iconos de la fotografía clásica universal. Si el año pasado le tocó el turno a Dorotea Lange, este ha venido una compatriota no menos formidable.

Aunque apenas conocida por el público en España, Levitt está unánimemente considerada por los profesionales como una de las clásicas, tal vez la última grande de la fotografía clásica.

Formada de la mano de Henri Cartier Bresson y Walter Evans, se nota la influencia de éstos en su obra, que arranca al tiempo que lo hizo la fotografía moderna. Antropóloga del instante en blanco y negro, Levitt imprimió a su obra la cotidianeidad más absoluta.

De los niños a los graffitis, del instante al documento, su obra es el escrupuloso diario de la vida de una ciudad y como todos los clásicos, su trabajo quitó la tapa del objetivo de los fotógrafos que han seguido su senda. Celosa de su intimidad y humilde al clasificar su trabajo, señalaba que le gustaba quedarse en la calle el tiempo suficiente para que la gente se olvidase de que ella estaba allí. Entonces ella disparaba su Leica. Así durante siete décadas. Hasta su muerte, a los 95, el año pasado.

Su trabajo permanecerá como ejemplo perfecto de fotoperiodismo sencillo, elemental y directo. Aunque no por eso carente de un mensaje y una lírica extraordinarios.

Mis amigos del taller quedaron encantados. Ninguno pensó que sus imágenes podían compararse a las de Levitt, por supuesto. Pero todos quedaron tan contentos que creo se han convertido para la causa.

Unos y otros se entusiasmaron al comprobar cómo las fotografías de esta autora subrayaban lo que ellos habían intentado: retratar de manera directa y sencilla lo que veían. Los encuadres, temas, sujetos y mensajes de la norteamericana eran los que ellos habían pensado para sus imágenes. Así comprendieron que los clásicos nunca fallan y que por mucho que inventes, antes ya lo ha hecho un clásico.

El experimento es tan sencillo como emocionante. Les recomiendo a todos que lo repitan. Incluso a quienes no vivan en Madrid; es una buena excusa para viajar a la capital de España. Por supuesto, háganlo en el mismo orden: primero disparen fotos a las gentes de la ciudad como les dicte su olfato. Luego marchen a la Fundación ICO para ver de qué manera hizo lo mismo la imprescindible Helen Levitt.

|Más información: Helen Levitt. Lírica Urbana. Fotografías 1936-1993. Fundación ICO. Hasta el 29 de agosto.

Alfredo Merino: La mirada cotidiana de Helen Levitt, EL MUNDO / Viajes, www.ocholeguas.com, 22 de junio de 2010