El Museo del Prado presenta su colección de miniaturas
El Museo del Prado ha dado a conocer este lunes su colección de miniaturas, una de las más relevantes que se conservan en España así como la publicación del catálogo razonado de estas piezas que el prado expone por primera vez.
Durante la presentación de esta muestra, el Museo ha dado a   conocer la  publicación que recoge y analiza en profundidad, también   por primera  vez, las 164 miniaturas y los 16 pequeños retratos que   conforman esta  curiosa e importante parte de sus fondos. Este volumen   es obra de la  exhaustiva investigación realizada desde 1987 por   Carmen Espinosa  Martín, la principal especialista en miniaturas de   España.
Según ha explicado esta experta, esta colección muestra un 50 por    ciento de obras de autores españoles y es una de las más relevantes   de  los museos españoles, que no internacionales, ya que España apenas    está presente en otras colecciones extranjeras.   
Pintadas al gouache sobre vitela, tablillas de marfil o papel, las    miniaturas representan la faceta más íntima de la pintura ya que, en    general, pertenecían a la esfera de la vida privada aunque también    desempeñaron una función de Estado, pues los monarcas regalaban    joyeles con miniaturas a los embajadores y emisarios extranjeros con    motivo de su proclamación, matrimonio o por la firma de tratados,    convenios y acuerdos.    
MINIATURA NO SIEMPRE MINI
Espinosa ha aclarado que miniatura no hace referencia al tamaño de   la  obra sino a una específica "técnica pictórica". En este sentido,   se  han reunido los pequeños retratos más significativos de la   colección  entre los que figuran nombres de artistas bien conocidos   como  Francisco de Goya (con su óleo sobre cobre de Juana Galarza de    Goicoechea de 1805) pero otros muy desconocidos como Guillermo   Ducker,  Florentino Decraene, Juan Pérez de Villamayor, Cecilio Corro  o Luis de  la Cruz y Ríos, cuyo retrato de la Infanta Luisa Carlota de   Borbón es  "la joya" de esta colección, ha dicho.
El buen pintor de miniaturas ha de poseer destreza y precisión en   el  manejo del pincel dado que los pigmentos se aplican mediante la    superposición de puntos de color en las zonas de la carne. El resto    del soporte se prepara como en la pintura al óleo.    
Tanto los pequeños retratos como las miniaturas que se exhiben ahora por primera vez en el Prado son técnicamente pinturas, realizadas en diferentes tipos de soportes y con distintos materiales pero con idéntica función. En España, no hubo miniaturas en sentido estricto hasta el siglo XVIII, ha recordado Carmen Espinosa, y la función que desempeñaban las miniaturas en otras cortes de Europa aquí la desempeñaban los pequeños retratos, de ahí la importancia de los tres ejemplares que se muestran en la exposición.
ESPAÑOLES Y EXTRANJEROS
Entre las 36 obras que responden a la definición de miniaturas, se incluyen obras de miniaturistas españoles, mayoritariamente del siglo XIX. Entre ellos el retrato de Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pacheco, IX duque de Osuna de Guillermo Ducker; el retrato del periodista Ramón de Navarrete y Fernández Landa obra de Cecilio Corro; Isabel II, reina de España, de Juan Pérez de Villamayor; o un San Miguel, de Manuel Arbós y Ayerbe. Entre los artistas extranjeros de finales del siglo XVIII y principios del XIX aquí representados se encuentra la Pareja de retratos de mujeres, de Charles Guillaume Alexandre Bourgeois; el retrato de Francisco I, emperador de Austria, de Heinrich Friedrich Füger; o el retrato de Hans Axel von Fersen de Niclas Lafrensen.
UN ABANICO ESPECIAL
A esta presentación se incorpora el homenaje a una de las personas destacadas en la historia del Museo del Prado, tras la reciente adquisición de un Abanico de boda, de Luis Eusebi, cuyo "país" está pintado al gouache sobre piel de cisne; y varillaje de marfil con aplicaciones de madreperla, que se expone por primera vez al público. El italiano Luis Eusebi (1773-1829), destacado pintor de miniaturas, de países de abanicos y, sobre todo, historiador de la pintura, trabajó en los inicios del Real Museo de Pinturas en 1819, con funciones al frente de lo que entonces se denominaba Conserjería del Real Museo. Además de las tareas propias de su cargo redactó los catálogos del Real Museo hasta la fecha de su muerte, y participó activamente en la elaboración de los planes artísticos de la Institución, que hoy muestra, con este abanico, una de sus escasas obras localizadas. El montaje se acompaña, además, de un video en el que se puede apreciar en detalle, mediante imágenes ampliadas, la técnica de ejecución y la gama de colores.