Ronda nocturna con Javier Sierra por el Museo del Prado (2)

2. El triunfo de la muerte (Brueghel el Viejo)

Dejó huella El Jardín de la Delicias. El gurú artístico del joven Sierra, ese maestro de apellido Fovel, lleva al barbilampiño escritor frente a otro cuadro inquietante, El triunfo de la muerte, de Brueghel el Viejo, «una suerte de pesadilla de peste y destrucción, lo que parece una extensión extrema del infierno del Bosco», afirma Javier Sierra. 

El triunfo de la muerte. Brueghel el Viejo.
El triunfo de la muerte. Brueghel el Viejo.
«Brueghel el Viejo lo pinta unos años después de El Jardín de las Delicias. Él conoció la obra de El Bosco porque en el taller de impresión donde él trabajó de joven se imprimían las estampas de El Jardín... y de otras obras de Jerónimo Bosco. Por lo tanto, enseguida se familiarizó con esas imágenes oníricas y extrañas. Pero a lo que se dedicó durante toda su vida Brueghel fueron paisajes, escenas bucólicas, de la vida cotidiana, y unas pocas escenas bíblicas más o menos pacíficas. Esta, El triunfo de la muerte, es una excepción. Es una de sus últimas tablas, el triunfo de la muerte representa algo que se describe en el capítulo XX del Apocalipsis: la destrucción total de la Humanidad y la llegada del reino milenario. Después de lo que se representa en esta imagen vendrá un tiempo de mil años en el que Jesucristo señoreará la Tierra. Y después de ese periodo de mil años, que influyó muchísimo en la mentalidad medieval y renacentista, vendrá la gran lucha, la gran confrontación entre el bien y el mal, que decidirá si la especie humana sobrevivirá o no. 

Es un cuadro terrible, en apariencia. Hay miles de esqueletos, representando la muerte, que están cercando poco a poco a los últimos hombre vivos, que están representados en este lugar. Las hordas de soldados de la muerte están empujando gracias a máquinas terribles a estos últimos humanos hacia un cajón, que da la impresión de que cuando esté lleno se va a cerrar. Aparentemente no hay esperanza. Pero el maestro del Prado me explicó que este cuadro se pinta unos treinta y cinco años después de que Hans Holbein el Joven, un importante pintor, diseñase lo que se conoce como el alfabeto de la muerte. Es una tipografía, tallada en imprenta, en donde aparecen desde la A a la Z representaciones de esqueletos -es decir, de la muerte, cercando al ser humano en todas las facetas de la vida. Algunas de las representaciones de Holbein en el Alfabeto de la Muerte encajan casi milimétricamente con algunos de los esqueletos de esta pinturas. De tal manera, que si seleccionamos esas partes, que son iguales, obtenemos un conjunto de letras y si las juntamos esas letras tenemos un mensaje, y si leemos el mensaje comprenderemos el sentido profundo de este cuadro...».