Epifanía-Adoración de los reyes magos. Iconografía
![]() |
Velázquez: Adoración de los Reyes Magos (1619), Museo del Prado,Madrid |
En primer lugar, sólo en el Evangelio de San Mateo se cita a los tres Magos (2, I – 1-2): "Llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? (…) Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. Tras leer este fragmento, nos llevamos la gran sorpresa al no encontrar la historia sagrada que nos han enseñado o conocemos por las representaciones. Nada más, ni su número, ni su nombre, ni siquiera realeza. Unos simples magos, muy probablemente sabios persas de origen mazdeísta o adoradores del fuego o astrólogos babilónicos que muy pronto fueron interpretados como la apertura del mensaje cristiano también a los no judíos, tal y como orientó San Pablo la nueva religión frente a los más integristas que querían conservarla exclusivamente en el ámbito judaico.
Los orígenes. Número y composición iconográfica
El resto de la historia es una compleja adición posterior. Al principio, no es fijo el número de los magos; en las representaciones que se conocen en las catacumbas romanas, datables entre los inicios del siglo II y el IV, no se tiene claro este aspecto: hay tres en la capilla griega del cementerio de Priscila, dos en la de San Pedro y Marcelino, y cuatro en la de Domitila. En un mosaico del arco triunfal de Santa María la Mayor, figuran dos, algunas tradiciones coptas hablan de doce (quizá como paralelo a las doce tribus de Israel o a los doce apóstoles...); otras fuentes cristianas (sirias y armenias) pensaron en doce Reyes al relacionarlos con las doce tribus de Israel o con los doce apóstoles; los cristianos egipcios creían que eran sesenta. En el siglo tercero, el teólogo Orígenes (185-253) indicó que los Reyes Magos eran tres. Al fin y al cabo son tres los regalos que se nombran en el Evangelio de San Mateo: oro, incienso y mirra. En el sirio y apócrifo Evangelio de la Infancia se dice que eran tres hijos de Reyes y además adoradores del fuego y de las estrellas lo cual al menos nos deja con cierta confianza al entender que algo sabrían de Astronomía…
Durante las primeras centurias van todos caracterizados como personajes orientales, vestidos con pantalones y gorro frigio; empleaban el mismo tipo de indumentaria de manera que podían ser intercambiados sin alterar la imagen. Las primeras imágenes de esta escena datan de finales del siglo II y aparecen en contextos funerarios y bautismales como los ejemplos de las catacumbas de la Capilla Griega de la de Priscila o en las de Lucina, Domitila o la de los santos Pedro y Marcelino; los primeros sarcófagos aparecen en el baptisterio de Dura-Europos (c. 230). Estos son tiempos difíciles para los cristianos, ocultan sus creencias y su corpus de imágenes aún está definiéndose.

ofreciendo al niño a los tres magos que le traen sus dones.
Entre las representaciones más antiguas, se incluía a veces la figura del difunto para indicar que había donado bienes a la Iglesia. Los números grabados indicaban la cantidad de bienes en monedas, platos de oro, etc., que el extinto había legado a la causa cristiana. Esto tenía por fin lograr que los fieles vivos, conmovidos por su generosidad, rezaran por su salvación. El fiel ofrenda a Dios y Cristo le otorga en cambio la salvación. Este intercambio de dones tiene como antecedente el ofrecimiento de regalos para Fin de Año, en el ámbito romano.
Cómo, en la propia composición de las escenas, se tendió progresivamente a representar tres Magos, las composiciones resultaban inevitablemente desequilibradas por el número impar. Se intentaron diversos tipos de soluciones: en la primera se ubica a la Virgen y al Niño en uno de los extremos de la composición recibiendo a los tres Magos que, en procesión continua y a paso vivo, se acercan con los dones.

Con este traje persa se representaba en el arte romano a los bárbaros que ofrecían su homenaje al emperador; en el arte sirio pagano se vestía con él a Mitra y a Zoroastro; y en el arte cristiano, al profeta Daniel y a los tres hebreos quemados en el horno. También era el traje de Orfeo de Tracia. Todos son referentes, para el cristiano de los primeros siglos, de religiones iniciáticas y de misterio, religiones que en el arraigo popular rivalizaban con el cristianismo. En la demonología medieval, Orfeo era considerado "uno de los mayores magos de todos los tiempos". El culto de Mitra se basaba en "dramáticos efectos de luces y magia". Daniel fue nombrado "jefe de los magos, los adivinos, los caldeos y los astrólogos" (Daniel 5:11). No se trata simplemente de representantes de otras religiones sino que notoria su relación con la magia [Patricia Grau-Dieckmann].
Las representaciones tardorromanas de la Epifanía muestran visitas pomposas, al estilo de los cortejos diplomáticos. No hay postración porque el énfasis no está puesto en el acto de la adoración sino en la entrega de los presentes. Los artistas fueron asociando su imagen, como sucede con el resto de las representaciones cristianas, a influencias del arte imperial romano y bizantino. A diferencia de lo que sucede con la Natividad, en este caso no se trata de una escena de un ciclo narrativo, sino de una imagen símbolo: la divinidad del Salvador, reconocido por los reyes de la tierra igual que un emperador romano; tal y cómo por los bárbaros orientales le rendían pleitesía y con frecuencia precedidos de una figura alada o victoria [Patricia Grau-Dieckmann]..

Otra solución al problema del número impar de los Magos es colocar a María y a Jesús en el centro de la composición, lo que genera una mayor majestad para el grupo. Un mago se coloca a cada lado y el tercero se sacrifica y actúa como personaje secundario. También se le contrapone un ángel u otro personaje. Posteriormente se unificarán las escenas de la Adoración de los Pastores y la de los Magos, resultando en una composición muy poblada pero equilibrada [Patricia Grau-Dieckmann]..

En la Cripta de la Madona, ubicada en la catacumbas de los santos Pedro Y Marcelino, Roma, se halla un luneto con el tema, fechable en el siglo III. Aparece María, con el Niño en brazos, recibiendo a dos magos con sendas bandejas. Se mantiene la convención romana de representar al personaje de mayor jerarquía con un tamaño superior a los otros personajes. En este caso,

También lo documentamos en las Tapas de encuadernación, del tesoro de la catedral de Milán, siglo V, con escenas de la vida de Cristo, marfil, con cruz de piedras preciosas, 0,375 X 0,281. Estas tapas servían para albergar un evangeliario, lo que se deduce porque en las esquinas superiores están los símbolos de los evangelistas, en este caso, de San Marcos y de San Juan. En el panel superior se representa la Adoración de los Magos. La Virgen

Significativo resulta el ejemplo del Arco triunfal de Santa Maria Mayor, Roma, datado en el 432. Esta iglesia conserva los mosaicos que cubren totalmente el arco de acceso al ábside, con escenas del ciclo de la vida de María y de Cristo. En el registro intermedio está la Adoración de los Magos, y en la parte inferior, la Masacre de los Inocentes y los Magos ante Herodes. Es el primer ejemplo conocido de este tipo de narración en la religión cristiana, plasmado en un modelo compositivo no romano, con detalles provenientes de la cristología oriental, en el estilo del renacimiento post-constantiniano, muy próximo en este caso al arte antiguo. Se trata de un contenido cristiano con una vestimenta arcaica. El fondo es dorado y los

La iglesia de San Apolinar el Nuevo, en Rávena, fue construida como templo arriano bajo el ostrogodo Teodorico a fines del siglo V, pero hacia el 524 se consagra por un obispo ortodoxo. Su exterior simple y austero contrasta con el resplandor de la decoración musivárica interior. En ambos muros de la nave central hay sendas procesiones: los mártires en procesión hacia el altar, que salen del palacio de Teodorico y se dirigen hacia Jesús entronizado; y la procesión de santas en la
.jpg)
La leyenda dorada. Determinación del nombre, naturaleza real y simbología
En cuanto al título de monarcas no tiene ninguna base sostenible y procede probablemente de una cita del teólogo y abogado cartaginés Tertuliano (ca. 160 – ca. 220); en su Adv. Marcion. (III, xiii) afirmó que los magos debían ser Reyes que procedieran de Oriente y en los siglos siguientes la visión monárquica de estos magos se fue imponiendo hasta llegar a nuestros días. Dicha asimilación derivó de la interpretación del Salmo proverbio para Salomón 72 (10-11) que fue interpretada como la confirmación de la naturaleza regia de los magos; este salmo anunciaba la llegada del rey prometido: “Los reyes de Tarsis y las islas traerán tributo. Los reyes de Sabá y de Seba pagarán impuestos; todos los reyes se postrarán ante él, le servirán todas las naciones”.
Presumiblmente, la leyenda dorada de los Reyes Magos se fue consumandoo durante el siglo IV de nuestra era. Quizás arranque del "Opus imperfectum in Mattheum" redactado en latín por un escriba iraní cristiano. Sin embargo, los investigadores más versados en esta obra han dejado en manifiest
Los Reyes Magos, miniatura de 1362 (Nor Djughá)
Los nombres de los tres Reyes Magos los encontramos, a su vez, en el Evangelio armenio de la infancia (5,10, del siglo VI): “Y los reyes de los magos eran tres hermanos, Melkon, que reinaba sobre los persas; Baltasar, que reinaba sobre los indios, y Gaspar, que tenía en posesión el país de los árabes”. Estos magos que, inicialmente no están individualizados, irán adquiriendo, con el paso del tiempo características propias, tendrán distintas edades, y diferente aspecto físico para ajustarse, a lo que de ellos se exige en cada momento. En el siglo VI la iconografía les da a los magos una premeditada diferenciación en la edad: dos de ellos son representados con barba y el tercero si ella. En el siglo IX, hacia 845, en el "Liber Pontificalis" de Rávena aparecen nombrados como Bithisarea, Melichior y Gathaspa.
Beda el Venerable (siglo VIII), recoge los nombres y atributos de los Reyes Magos en uno de sus textos: “El primero de los Magos fue Melchor, un anciano de larga cabellera cana y luenga barba... fue él quien ofreció el oro, símbolo de la realeza divina. El segundo, llamado Gaspar, joven, imberbe de tez blanca y rosada, honró a Jesús ofreciéndole incienso, símbolo de la divinidad. El tercero, llamado Baltasar, de tez morena ("fuscus" en latín) testimonió ofreciéndole mirra, que significaba que el hijo del hombre debía morir...”. A raíz de este texto, los artistas empezaron a representar a los magos de acuerdo a determinadas edades. Por ejemplo, en los frescos románicos del ábside de la Iglesia de Santa María de Tahull (Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona)


De esta manera los magos venían a simbolizar las tres edades del humano: 60, 40 y 20 años, tal y como lo expresa el "Catalogus Sanchtorum" de Petrus de Natatibus, del siglo XV. Gaspar suele ser un hombre joven e imberbe, Baltasar es un hombre maduro; Melchor es un anciano calvo de barba blanca.
La diversidad de razas es al principio poco matizada siendo su aspecto bastante similar, incluso en el caso del asiático cuyo carácter, sólo es ocasionalmente explícito; pero, la conversión del rey Baltasar en un hombre negro será significativa y se enmarca sólo en el contexto de viajes y descubrimientos que se irán sucediendo que permitirán finalmente considerar esta raza cómo la propia del continente africano. Precisamente, tradiciones judías y árabes decían que Dios había enviado a un ángel a la tierra a recoger el polvo necesario para crear al hombre (humano viene de “humus”, tierra), y que ésta le dio polvo blanco, negro y cobrizo, origen de las distintas razas de la humanidad.

escuela Cuzqueña de Pintura. Es una representación mestiza de una célebre pintura de Rubens.
Esta creencia será reforzado en el Occidente europeo con el traslado en los inicios de la década de 1240 de las reliquias de los Reyes Magos a la catedral de Colonia. Para comprender este hecho debemos referir una de las leyendas, referente a los magos de Oriente, en la que se señalaba que, después de la resurrección de Jesús, el apóstol Tomás los halló en Saba. Allí fueron bautizados y consagrados obispos. Después fueron martirizados en el año 70 y depositados en el mismo sarcófago. Los restos fueron llevados a Constantinopla por Santa Elena. Hacia el año 300 de nuestra era cuando l

Pero aún nos falta un punto especialmente importante, ¿y el rey negro? Existen varias hipótesis, aunque la más verosímil lo vincula todo con el fabuloso reino del Preste Juan. Aunque Beda El Venerable ya lo mencionaba como de tez morena, durante mucho tiempo nadie imagino la existencia de un Rey Mago negro. Hasta entonces y siguiendo la geografía conocida en la Europa Medieval, cada uno de ellos representaba a una de las partes del mundo. De ese modo los reyes serán persas, turcos, árabes, pero raramente etíopes. Si nos fijamos en las tablas medievales donde se representa la Natividad advertimos las distintas culturas que los artistas reflejaban en los atuendos reales y en su mismo aspecto. Sin embargo, a partir del siglo XIV, por influencia de la vocación ecuménica de los predicadores empezaron a dar un carácter de universal a los reyes magos. Desde entonces simbolizan las tres razas humanas admitidas en la antigüedad y prefiguradas por los tres hijos de Noé: Sem, Jafet y Cam, tal y como el Antiguo Testamento las define. Una leyenda que fue creciendo en popularidad en el siglo XV situaba un reino cristiano más allá del mundo árabe, rico y culto; su realidad era más prosaica, y se encontraba (como una pequeña comunidad) en las zonas de Etiopía y Somalia. Aparece así el rey negro y con él la inclusión de África entre los continentes conocidos, junto a Europa y Asia. Y también obviamente arranca la tradición de representar a los Reyes Magos montados sobre animales correspondientes a sus geografías: un caballo, un dromedario y un elefante, respectivamente.
Todo ello fue finalmente organizado en la gran obra que marca la iconografía de la Baja Edad Media, la Leyenda Dorada de Vorágine. No obstante, hay cierta confusión en la asignación de los nombres y en la caracterización consiguiente. En España Melchor representa a Europa, Gaspar a Asia y Baltasar, que es el de piel oscura, a África. En otros países Baltasar simboliza a Europa, Melchor con turbante a Asia y Gaspar, que representan como el rey “negro”, simboliza a Africa. En las tradiciones más antiguas, Melchor es rey de Persia, Baltasar de la India y Gaspar de Arabia.
Respecto a esto resulta curioso que tras el descubrimiento de América, a finales del siglo XV, existen intentos de introducir un cuarto rey, el indio; algunos artistas se plantearon la necesidad de adecuar el relato a los nuevos tiempos e intenten incluir un nuevo rey que represente al nuevo continente; pero la idea no tuvo éxito, aunque existan ejemplos que nos permitan apreciarlos, como el del artista portugués Vasco Fernandes, quien en el retablo que realiza para la Catedral de Viseu sustituye al rey negro por un cacique indio del Brasil, armado con una jabalina emplumada. Para infortunio del promotor de dicha ocurrencia, la idea no prosperó dentro de la arraigada tradición cristiana.
La indumentaria de los reyes irá adaptándose, tal como ya hemos ido apuntando, a las modas de cada momento llegándose incluso a, como ocurre en el Renacimiento, que los personajes célebres de la época aprovechen para aparecer junto a los Reyes Magos como es el caso de los Médicis, tal como en la imagen que sigue.
Por su parte, los regalos son siempre los mismos, ya que su significado es simbólico: el oro simboliza la realeza de Cristo, el incienso su divinidad y la mirra, que se usaba para embalsamar los cadáveres, significa que su destino es morir para redimir al mundo; aunque existen otras interpretaciones como la de San Bernardo de Claraval que retoma a Nicolás de Lira y asocia el oro con la pobreza de la Sagrada Familia, el incienso con la desinfección del establo donde nace El Salvador y la mirra, un potente vermífugo, con el fortalecimiento del Niño; significados considerados por Reau demasiado prosaicos. Si observamos bien las imágenes comprobaremos que estos presentes van sufriendo también transformaciones apareciendo a veces en bandejas, pasando luego a ser recipientes de diversas formas siguiendo las modas orfebres: copones, relicarios, maquetas de edificios, fuentes, bomboneras, conchas, nautilus, elementos más propios de un gabinete de curiosidades; la mirra suele presentarse en cornucopias y el oro en forma de corona.
En la Edad Media es corriente que los reyes se arrodillaran ante el Niño siguiendo la ceremonia feudal del homenaje o pleitesía del vasallo a su señor. En el momento de la adoración el rey más cercano al Niño se quita la corona en señal de reconocimiento de que está ante un Rey más poderoso que él. Estos parámetros iconográficos pervivirán en la iconografía religiosa hasta finales del siglo XV (Lorenzo Mónaco, Gentile da Fabriano, Botticelli, Ghirlandaio, etc.), e incluso hasta el siglo XVI (Correggio, Adoración de los Magos, 1513, Galeria Brera, Milán), cuando ya se ha convertido a Baltasar en un rey negro, aunque siguen siendo apreciables la diferencia de edad, y Baltasar sigue siendo el más joven de los tres:
Véase, por ejemplo, el Tríptico de la Epifanía de Hans Memling (siglo XV, Museo del Prado, Madrid):
o la Adoración de los Magos de Durero:

Mide 100 cm de alto y 114 cm de ancho. Galería de los Uffizi de Florencia
En esta última pintura, la escena podría interpretarse como una variable más del simbolismo de Jesús Cronocrátor, es decir, Señor de las edades de la vida humana. La normal disposición de los reyes en la escena de Epifanía podría subrayar este sentido. El más anciano y barbudo, Melchor, el pasado aparece arrodillado; el maduro, Gaspar, también con barba, el presente, se encuentra en medio; y el más joven e imberbe, Baltasar, el futuro, está de pie esperando su turno para acercarse a Jesús.
La estrella de Oriente
Partiendo de las referencias bíblicas de las que disponemos, lo único que podemos saber acerca de lo que vieron los Reyes Magos es lo contenido en el Evangelio de San Mateo, en ningún otro se hace referencia a la Estrella de Belén. En concreto: “(...) ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle. (...)[...] Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén (...) Ellos [los reyes] habiendo oído al rey [Herodes], se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño”. A esta breve e imprecisa fuente se añade el Protoevangelio de Santiago, donde se indica algo curioso; Herodes pregunta a los Reyes Magos sobre la estrella, los monarcas contestan: “Una estrella indescriptiblemente grande apareció de entre estas estrellas y las deslumbró de tal manera que ya no lucían y así supimos que un Rey había nacido en Israel.”
Es ineludible que con tan pocas y escuetas referencias bíblicas no tengamos más remedio que empezar buscando más información, citas, comentarios o gráficos en un tiempo relativamente próximo al nacimiento de Jesús. Por ejemplo, pasemos a una referencia de uno de los discípulos de los apóstoles: San Ignacio de Antioquia. En una de sus epístolas (siglo I) San Ignacio hizo una referencia a la estrella de Belén en los siguientes términos: “...un astro brillaba en el cielo más que todos los restantes, su situación era inexplicable, y su novedad causaba asombro. Los demás astros, junto con el Sol y la Luna, formaban un coro en torno a este nuevo astro, que los superaba a todos por su resplandor. La gente se preguntaba de dónde vendría este nuevo objeto, diferente de todos los demás.”
A pesar de la exageración, lo que quiera que fuese debió ser realmente espectacular. El teólogo Orígenes comentó en el siglo III: “...yo creo que la estrella que apareció en Oriente era de una especie nueva y que no tenía nada en común con las estrellas que vemos en el firmamento o en las órbitas inferiores, sino que, más bien, estaba próxima a la naturaleza de los cometas... He aquí pruebas de mi opinión: se ha podido observar que en los grandes acontecimientos y en los grandes cambios que han ocurrido sobre la Tierra han aparecido astros de este tipo que presagiaban: revoluciones en el Imperio, guerras u otros accidentes capaces de trastornar el mundo... Así pues, si es cierto que se vieron aparecer cometas o algún otro astro de esta misma naturaleza con ocasión del establecimiento de alguna nueva monarquía, o en el transcurso de algún cambio importante en los asuntos humanos, no debemos extrañarnos de que haya aparecido una nueva estrella con ocasión del nacimiento de una persona que iba a originar un cambio tan radical entre los hombres.”
Quizás esto no sea una información de utilidad pero es indudable que Orígenes, como respondiendo a su nombre, es de los primeros en preguntarse por el "origen" de la estrella de Belén. Pero es muy poco. Se vio en oriente, se movió, era la más brillante de todas las estrellas, pudo tratarse de un cometa... Poca información tenemos pero ¿falta alguna estrella de Belén en algún Pesebre? ¿Fue una invención? ¿Existió en realidad? ¿Cuánto tiene de leyenda? ¿Qué pudo ser lo que se observó en Belén? Es preciso explorar más para ahondar en lo que pudo o no pudo ser la Estrella de Belén.

Ciclo narrativo de los Reyes Magos
En definitiva, el ciclo narrativo de la peregrinación y Adoración de los Reyes Magos puede sistematizarse en los siguientes episodios:
1º) Anuncio del ángel a cada uno de los reyes del nacimiento del Salvador, la iconografía de esta escena tiene variantes, por ejemplo a veces la estrella es sustituida por el propio Niño Jesús, detalle al parecer de fuentes orientales (Van der Weyden, Visión de los Magos); a veces los reyes se despiden de sus familiares al acometer la partida, o examinan las profecías de Ballaam.
Van der Weyden, Visión de los Magos
- 2º) El encuentro de los tres Reyes Magos y su cabalgata hasta Belén, tema que no es frecuente, se encuentran en un cruce de caminos y sus cortejos están formados por camellos o caballos.

- 3º) La visita a Herodes, siguiendo el Evangelio de San Mateo que sugiere dos escenas distintas: la consulta a los sacerdotes; ya que Herodes les pide información sobre el hecho y la del propio encuentro Fig.13).
- 4º) La Epifanía o Adoración de Jesús, tiene como personajes básicos a: La Virgen María, el Niño Jesús y los tres Reyes Magos; María puede estar en Majestad teniendo al niño sobre sus rodillas convirtiéndose así en el trono vivo del Niño Dios, o el Niño puede estar instalado en el centro de la imagen siendo adorado por los reyes. La actitud de los Reyes Magos ha ido cambiando con el tiempo, en un principio avanzaban hacia el Niño, pero sin arrodillarse, expresaban su respeto según la costumbre oriental y presentaban sus ofrendas con las manos veladas; esto fue sustituido por el homenaje feudal de vasallaje, apoyando la rodilla en tierra, la genuflexión reemplazó a la prosternación. Normalmente uno de ellos es el que está arrodillado y los otros como rodeando al Niño y cerrando la imagen, en ocasiones el más viejo arrodillado besa al Niño, siguiendo las Meditaciones del Pseudo Buenaventura. La estrella puede tener forma de flor o ser sustituida por un ángel. El escenario también evoluciona adecuándose a los gustos del lugar y el momento en que se ejecuta la imagen.
- 5º) La advertencia del ángel a los Reyes Magos dormidos; tras la Adoración los Reyes se retiran a descansar y durante su sueño reciben el mensaje divino; aunque los textos no mencionan quién realiza el anuncio, los imagineros lo equiparan a otras anunciaciones y lo representan utilizando un ángel como mensajero de Dios.
- 6º) El regreso de los Reyes, y su embarco clandestino en Tarso; los Reyes Magos toman otro camino para no volver a ver a Herodes obedeciendo la advertencia divina y embarcan hacia Oriente en el puerto de Tarso; Herodes furioso mandó incendiar los barcos amarrados en él; esta escena se confundía con la cabalgata y pronto dejó de representarse.
Epílogo
Más allá de las discrepancias entre historiadores, especialistas y religiosos, lo que es un hecho es que los Reyes Magos es un acontecimiento histórico que se ha mantenido vigente hasta la actualidad, como es el caso de las Cruzadas o el Imperio Romano. La adoración a los Reyes Magos, que inició en Occidente derivó en la tradición de llevar juguetes para los más pequeños de la casa a mediados del siglo XIX, época en la que también cobró popularidad el escribir la famosa "carta" a los monarcas. Lo menos conocido de esta tradición es que en un principio Gaspar era el encargado de repartir dulces, miel y frutos frescos; Melchor tenía la encomienda de la ropa o zapatos, y Baltasar jugaba el peor papel, pues debía de ocuparse de castigar a los niños traviesos dejándoles carbón o leña en vez de regalo
FUENTES DOCUMENTALES
Esta entrada ha sido elaborada teniendo en cuenta los materiales que a continuación se detallan:Bibliografía
- Carmona Muela, Juan: Iconografía cristiana. Guía básica para estudiantes, Akal / Itsmo, Madrid, 2008, pp. 105-108.
- Monreal y Tejada, Luis: Iconografía del Cristianismo, Acantilado, Barcelona, 2003, pp. 102-106.
- Vicente Camarasa, La fascinante historia de los Reyes Magos, sdelbiombo. Una mirada artística al mundo, 5 de enero de 2009
- Jesús Gerardo Rodríguez Flores, Tras la pista de los Reyes Magos y la Estrella de Belén, Astronomía Digital, nº 7, marzo de 2000, Sociedad Astronómica de la Laguna (México)
- Virginia Seguí Collar: La Adoración de Los Magos, Alenarte. Revista de actualidad cultural y artística, 4 de enero de 2008
- Ana Vázquez Hoys: El Sincretismo religioso del nacimiento de Cristo y la Estrella de Belén, 31 de diciembre de 200
- Francisco Rodríguez Bergali: ¿Quiénes fueron los Reyes Magos de Oriente?, Revista digital Eureka, 28 de diciembre de 2005
- Patricia Grau-Dieckmann (UBA): Una Iconografía polémica: los Magos de Oriente, Revista Mirabilia 2, Diciembre de 2002
- Tina Calero Ruiz, Los Reyes Magos. Origen e iconografía, 2005
- Javier Gochis (Notimex.-México): Los Reyes Magos, una tradición pagana, Terra México (reportaje)
- Luz Marina del Amo Horga: La iconografía de la Navidad. I: Ciclo de la Navidad o Encarnación, Universidad San Pablo-CEU, Madrid