Cuando Isabel II timó al Papa y otras aventuras de los cuadros de Murillo
Este
año se cumplen 400
años del nacimiento del genial pintor Bartolomé Murillo. ¿O no? Siendo
sinceros no lo sabemos y es que como sucede con la mayoría de
personajes históricos la fecha de su nacimiento sigue siendo un
misterio. La
culpa recae en que durante siglos se anotó el día del bautismo pero no
el día en nació y Murillo no fue la excepción. Sabemos que le
bautizaron el 1 de enero de 1618 pero desconocemos si nació ese día o
unos días antes, es decir en el año anterior. Consecuencia: No sabemos
si Murillo tiene 400 años o ya ha cumplido los 401.
Pero
esta no es la única peripecia en la historia del insigne pintor, sus
obras fueron tan cotizadas que en varias ocasiones sacaron a relucir la
condición humana de los que las deseaban. De este modo y aunque en su
siglo (el XVII) fue un pintor apreciado, a lo largo del siglo XIX su
obra tuvo tal auge que en 1852 una de sus inmaculadas alcanzó el record mundial de
haber sido el cuadro más caro hasta ese momento. No
era un cuadro cualquiera evidentemente, pero no tanto por su estilo, si
no por la historia que escondía detrás. Oficialmente el cuadro es
conocido como 'La Inmaculada de los
Venerables' ya que su primer propietario Justino Neve lo donó
al Hospital de los Venerables Sacerdotes de Sevilla, sin embargo hay
quien lo llama 'La
Inmaculada de Soult' y ahí viene el
problema. Durante la guerra de la independencia el mariscal Jean de
Dieu Soult se apropió del cuadro y como otras grandes piezas de
nuestra historia del arte cruzó los Pirineos cuando los franceses se
retiraron. Años
más tarde, durante el gobierno de Luis XVIII los diplomáticos españoles
reclamaron el cuadro de Murillo pero astutamente el gobierno francés se
escaqueó diciendo que como pertenecía a una colección particular no podían intervenir para recuperarlo. En
resumen, que no
solo lo habían robado, si no que no tenían ninguna intención de
devolverlo,
menos aún cuando se convirtió en el cuadro más caro de la historia.
Pero la vida da muchas vueltas… y el destino es justiciero. Pasados
los siglos, en 1941, otra complicación mayor se ceñía sobre el gobierno
francés, la invasión de las tropas nazis puso en clara desventaja a los
diplomáticos de Petain frente a los emisarios de Franco que supieron
negociar para recuperar el cuadro en la misma situación que les fue
robado. Por lo tanto, bien se podría decir lo que afirma “donde
las dan las toman”.
Pero
no acaban aquí las aventuras con los cuadros de Murillo, a mediados del
siglo XIX y durante las negociaciones del Concordato con el papa Pio IX
la reina Isabel II tuvo el buen gesto de regalarle un cuadro a su
santidad y para ello eligió el desposorio místico de Santa Catalina,
pintado por el genial Murillo. El
cuadro lució durante un siglo en las galerías vaticanas hasta que en
1958 empezaron a verse cosas extrañas, la pintura que cubría el fondo de la escena se
quitaba con relativa facilidad, y aunque el lienzo parecía de
tiempos de Murillo, la escena pintada resultó ser del siglo XIX. En
resumen: Era un Murillo falso.Para
grandes historiadores como Diego Angulo, la primera estafada fue la reina quien no
investigó lo necesario y a la pobre mujer le dieron gato por liebre.
Por el contrario, otros especialistas como Hugo Javier, piensan que el
regalo fue una estafa premeditada, dado que el cuadro original fue
regalado por Isabel II al rey Luis I de Portugal diez años después del
timo al papa. Lo
cual quiere decir que en la década de 1850, copia y original estuvieron
en poder de la reina de España ¿Sabría ella cual era el verdadero? Lo
desconocemos, pero lo que si debió saber su majestad es que si no era
al papa era al rey, pero a uno de los dos… terminaría estafado.
Miguel Zorita: Cuando Isabel II timó al Papa y otras aventuras de los cuadros de Murillo, El Plural, 4 de enero de 2018