El Museo Sorolla aumenta su colección

«Retrato de don Juan Antonio García del Castillo», de Sorolla
«Retrato de don Juan Antonio García del Castillo», de Sorolla
No solo son Prado, Reina Sofía y Thyssen todo lo que reluce en el panorama museístico español. Hay museos mucho menos publicitados que estos tres y que, sin embargo, atesoran espléndidas colecciones. Es el caso del exquisito Museo Sorollauno de esos centros imprescindibles. Fue casa y estudio del pintor: tanto su interior -atesora una espléndida colección de pinturas, acuarelas, dibujos, fotografías..., además del mobiliario original-, como su exterior -cuenta con unos preciosos jardines- bien valen una visita.

Muchas de las obras maestras del pintor cuelgan en sus paredes. Perola colección sigue creciendo. Hoy mismo se presentará en sociedad su nuevo inquilino. En realidad, sus nuevos inquilinos. Uno de ellos llega para quedarse permanentemente. Se trata del «Retrato de don Juan Antonio García del Castillo», pintado en 1887. Este óleo sobre lienzo está dedicado: «A mi querido amigo Tono». No solo era amigo, también colega (ambos coincidieron en la Escuela de Bellas Artes de Valencia) y cuñado (Sorolla se casó con su hermana, Clotilde). Juan Antonio (Tono) aparece retratado muy elegante. Luce el traje de etiqueta que llevó en su boda con María Banús. El cuadro se suma a la importante colección de retratos familiares que pintó Sorolla y que forman parte de la colección del museo.

Parece que el Ministerio de Cultura se ha tomado en serio lo de la ley de transparencia. Poco acostumbrados nos tiene a dar información alguna de las compras que pasan por la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico Español. En este caso, en cambio, en la nota que pasó a los medios se especifica que la obra estaba valorada en 455.000 euros, que sus propietarios solicitaron un permiso de exportación para sacarla al mercado internacional -donde las obras de arte alcanzan precios muy superiores que en España-, pero que dicho permiso se denegó en junio de 2014. ¿El motivo? «Por considerarse un ejemplo excepcional de los primeros retratos realizados por su autor en su periodo de formación académica, resultando también de especial interés por la relación familiar entre retratista y retratado, así como por el momento y contexto familiar en el que fue pintado».

La obra se quedó forzosamente en España y sus propietarios se vieron forzados a venderla aquí. Como se temían, su precio bajó considerablemente. El Estado la adquirió por 135.000 euros, 320.000 por debajo de su estimación. Es el infierno que muchos coleccionistas españoles viven: tienen obras consideradas clave para el patrimonio español, se consideran inexportables, y tienen que (mal)venderlas a precios muy alejados de los que les pagarían en el extranjero. Recordemos el caso de «La condesa de Chinchón», de Goya, vendida al Estado español por la familia Rúspoli por 4.000 millones de las antiguas pesetas. El Museo Getty de Los Ángeles ofrecía mucho más.

Sorolla: Después del baño, 1892
Sorolla: Después del baño, 1892
Además del retrato del cuñado de Sorolla, se incorporan al museo depósitos temporales a largo plazo de coleccionistas privados, que han firmado los preceptivos convenios con la Dirección General de Bellas Artes. Así,«Después del baño» y «Elena en la playa» estarán en el museo durante cinco años. La primera, pintada en 1892, llena un hueco en la colección del museo, que «carece de obras de entidad de la primera época de Sorolla». Está considerado «su mejor desnudo académico, en la línea de evocación idealizada de la antigüedad clásica cultivada en las mismas fechas por algunos pintores como Alma Tadema». Los especialistas destacan de esta obra «la impecable corrección académica del dibujo, el alarde técnico con que Sorolla matiza las distintas texturas y blancuras de la piel, el mármol y la tela».
Sorolla: Elena en la playa, 1909
Sorolla: Elena en la playa, 1909

«Elena en la playa» (1909) es uno de los retratos que Sorolla hizo de su hija menor. También en este caso cubre un vacío en la colección del museo, que tan solo cuenta en su colección con un retrato de su hija: «Elena con una muñeca». La pintó cuando ella tenía dos años. Cuelga en la misma sala que «Paseo a la orilla del mar». Ambos pertenecen a uno de los momentos cumbre en la carrera de Sorolla: tras el éxito de crítica y público que cosechó en Estados Unidos (que tan bien ilustra la exposición de la Fundación Mapfre), pasó el verano junto a su familia en Valencia.

Completan los depósitos: «Jardines del Alcázar de Sevilla en invierno», también de colección particular, que ya fue depositado en 2013 en el museo por tres años; «El bote blanco. Jávea» (1905)«Sombra del Puente de Alcántara. Toledo» (1906) y«Playa de Valencia» (1908), procedentes de una colección privada estadounidense, que se incorporarán al museo la próxima semana, donde estarán hasta enero de 2016. Después se incorporarán a la exposición «Sorolla en París», que se verá en la Kunsthalle de Múnich, el Musée des Impressionnismes de Giverny y el Museo Sorolla.
Joaquín Sorolla, El bote blanco. Jávea, 1905, Óleo sobre lienzo, 105 x 150 cm. Colección particular. Foto: Colección particular, Estados Unidos. Cortesía: Fundación Mapfre.
Joaquín Sorolla, El bote blanco. Jávea, 1905, Óleo sobre lienzo, 105 x 150 cm. Colección particular. Foto:
Colección particular, Estados Unidos. Cortesía: Fundación Mapfre.
Natividad Pulido: El Museo Sorolla aumenta su colección, ABC, 15 de enero de 2015