La construcción de una mirada
La
Academia de Bellas Artes de San Fernando, en su sede madrileña de la
calle de Alcalá, acoge hasta el próximo día 1 de febrero la exposición Richard
Ford. Viajes por España (1830-1833).
Organizada por la propia Academia, conjuntamente con la Fundación
Mapfre, esta magnífica muestra pretende sacar a la luz la obra gráfica
realizada por el viajero hispanista inglés Richard Ford durante su
estancia en la Península. Un período de tres intensos años en los que,
desde sus residencias de Sevilla y Granada, recorrió todo el arco del
Levante, desde Almería a Barcelona; siguió la Ruta de la Plata hasta
llegar a Santiago de Compostela a través de Extremadura y Castilla, y
viajó por el centro de la Península para visitar Madrid, Toledo,
Salamanca, Segovia y Guadalajara.
Fruto
de este periplo fue su obra más celebrada y leída: el Manual
para viajeros por España y lectores en casa,
publicada por primera vez en 1845 y luego completada en sus siguientes
reediciones y convertida inmediatamente en el libro de referencia de la
literatura de viajes del siglo XIX, aunque habría que esperar hasta la
década de los 80 del siglo XX para encontrar una traducción de la misma
(editada por Turner) en lengua española. Este libro-guía realmente
excepcional se ve completado ahora con las imágenes, realizadas al
vuelo en su mayor parte y reunidas a lo largo de todos sus aventurados
viajes. A ellas se añaden también algunas obras de autores coetáneos y
una serie de cuidadosos dibujos realizados por su esposa Harriet.
Todo
este riquísimo material gráfico (casi 500 obras entre bocetos, dibujos
a lápiz y a tinta y acuarelas), imagen viva de la España de la época,
llegó a Inglaterra en el equipaje de Ford, junto con una buena cantidad
de pinturas y de libros de autores españoles que hicieron de su
biblioteca un auténtico lugar de culto para los estudiosos. Él mismo se
encargó de ordenar sus obras en una serie de álbumes, conservados en el
patrimonio familiar hasta que, tras un largo proceso de estudio y
selección, el comisario de esta exposición, Javier Rodríguez Barberán,
ha sacado a la luz muchas de ellas, logrando así completar la figura de
Richard Ford, ampliamente estudiada por él con anterioridad y mostrar
su perfil de dibujante viajero por la España del primer tercio del
siglo XIX, así como la imagen de España desde una mirada inédita, en un
momento en que la fotografía, recién nacida, aún no prestaba su
testimonio a las cuestiones paisajísticas.
Existen,
no obstante, algunos antecedentes de esta exposición. La "colección
invisible", como la llama el propio Rodríguez Barberán en su excelente
artículo del catálogo, comenzó tímidamente a ganar visibilidad en el
siglo XX, gracias, sobre todo a Brinsley Ford, descendiente directo del
autor, quien en un artículo de 1942 publicaba tres dibujos de su
bisabuelo. Más tarde, y a raíz de una visita de Brinsley Ford a
Granada, el por entonces catedrático de su universidad, Alfonso Gamir
Sandoval, publicó, en 1955, la parte del Manual referida a Granada con más
de cuarenta dibujos y acuarelas, a la que seguiría, en 1963, la
publicación, a cargo del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, del pequeño volumen titulado Richard
Ford en Sevilla,
que contiene otros cuarenta dibujos y acuarelas sobre la ciudad y sus
alrededores.
Resueltas
sus deudas con Granada y Sevilla, fue la galería Wildenstein de Londres
la que acogió, en 1974, la gran exposición Richard
Ford in Spain,
aunque volverían a ser de nuevo las ciudades andaluzas las que dieran a
conocer nuevas obras del inglés con sendas exposiciones: Artistas
románticos británicos en Andalucía,
celebrada en 2005 en Granada y La
Sevilla de Richard Ford 1830-1833,
comisariada también por el profesor Rodríguez Barberán y celebrada en
2007 en la capital hispalense, con más de un centenar de piezas del
propio Ford.
Admirador
de Turner y de Roberts y simplemente aficionado al dibujo, Ford no se
planteó nunca finalidad comercial o editorial alguna. Sólo intentó
registrar lo que veía con el fin de ayudar luego a su memoria. Por
ello, en sus apuntes del natural, Ford sigue su gusto y su intuición y
disfruta recreando lugares aparentemente poco relevantes, periferias de
ciudades y actividades cotidianas de sus calles y sus plazas,
explorando temas (como la ampliación de los planos por encima de los
monumentos) que la fotografía tardaría aún mucho tiempo en investigar.
Hijo
de su época romántica, el viajero también rindió tributo al
orientalismo, presente en una de las salas de la exposición, organizada
por temas, aunque en el valioso catálogo editado por la Academia de San
Fernando y a cargo de su comisario (que pueden encontrar completo en la
página web de la Academia) el prestigioso hispanista inglés Ian
Robertson analiza a fondo las rutas llevadas a cabo por Ford y el
profesor de la Universidad de Sevilla, Antonio Gámiz Gordo, estudia los
paisajes realizados en ellas dividiéndolas en seis grandes capítulos:
Sevilla, Granada, Tierras de Levante, Ruta de la Plata, Andalucía y
Centro de la Península.
En
un momento en que los que se sentaban a dibujar exteriores en España
eran mirados con sospecha, dicha actividad dio pie a Ford, además, para
relatar en su Manual una
gran cantidad de anécdotas que reflejan fielmente la idiosincrasia de
los españoles de la época y la actitud de muchos de ellos frente al
arte. En
cualquier caso, y como afirma el comisario de la exposición, "ésta es
una oportunidad única tanto para conocer unos dibujos que, con todo su
valor artístico y documental, es posible que no los veamos publicados a
corto plazo, como para completar una figura tan relevante como la del
hispanista Richard Ford".
Rosalía Gómez: La construcción de una mirada, Diario de Sevilla, 18 de enero de 2015