Bachler, crímenes y ejecuciones. Photoshooting

Scenes of crime, 2011.El uso de la cámara estenopeica no es un capricho para Thomas Bachler (Detmold, Alemania, 1961). Ya en 1985 era un experto y organizó un primer congreso sobre esta forma “primitiva” de fotografía. Su dominio técnico le ha llevado a ser profesor en numerosos centros de enseñanza artística en su país, y con ese afán didáctico ha acompañado su primera exposición en España con un taller para aprender a utilizar estas cámaras.

Es una pena que esta muestra que nos permite conocer una obra tan interesante y rara no abarque otras series, pues algunas de ellas son verdaderamente admirables. Como la que resulta de situar la cámara justo en el marco de la ventana, mostrando interior y exterior con la misma nitidez y calidades lumínicas; la que registra el recorrido de un camión cuya cabina se acondicionó como cámara oscura; o El tercer ojo, en la que utilizó su propia boca como cámara estenopeica para hacer autorretratos nunca vistos. Esta idea de la cámara como ojo, de la implicación de lo corporal en el hecho fotográfico, está presente en los dos trabajos que podemos ver en Madrid. Uno es la serie sobre supuestos escenarios de un crimen. Bachler dispara sobre una cámara sellada y el agujero formado por la bala actúa como canal de entrada de la luz que impresiona el papel fotosensible. El evento ausente -el disparo criminal- se hace presente; la cámara se asimila a la víctima; el lugar queda herido; el agujero crea un vacío, un túnel temporal... Estas fotografías, ampliaciones de los papeles usados para hacerlas, desatan la imaginación y ofrecen calidades visuales atractivas, como de fotografía pictorialista pero teñida de desolación.

En la misma sala, se ha instalado una habitación para el Photoshooting, en el que los espectadores se someten voluntariamente a una “ejecución” fotográfica. Agachado junto al modelo, el artista dispara a la cámara cargada con papel fotosensible con una pistola de aire comprimido y balines de plomo. El mismo procedimiento: el agujero actúa como objetivo. Tras unos minutos de inmovilidad, con los que nos retrotraemos a los tiempos del daguerrotipo, la luz se apaga y el modelo acompaña al artista a la habitación de revelado. Allí ve aparecer su imagen, más o menos borrosa según la capacidad de estarse quieto, con la cabeza atravesada por la bala. Existe una modalidad deportiva llamada “tiro a silueta” en la que se prueba la puntería sobre un dibujo esquemático de un cuerpo. Bachler dispara a una silueta invisible que el disparo y la complicidad de espectador hacen aparecer. Algo más de 200 retratos de este tipo, que son regalados a las “víctimas”, ha hecho en Madrid. Una muy interesante experiencia.

La Casa Encendida. Ronda de Valencia, 2. madrid. Hasta el 11 de septiembre.

Elena Vozmediano, Bachler, crímenes y ejecuciones, EL MUNDO / El Cultural, 29 de julio de 2011