Cómo 've' el cerebro la belleza

Un visitante observa la estética de un cuadro en el Museo de Orsay (París, Francia). | APDefinir una obra de arte no es sólo una cuestión humanística, también la neurobiología tiene algo que decir, más concretamente una rama denominada neuroestética, creada hace apenas unos 10 años por el científico Semir Zeki, catedrático de Neuroestética de la Universidad College de Londres. Según este experto, el arte es aquello que "satisface más partes del cerebro, a más cerebros y a lo largo de más tiempo". En definitiva, tal y como argumentan los especialistas en esta materia, el comienzo y el final del arte están en este órgano del sistema nervioso.

Aunque belleza y arte existen desde tiempos inmemorables, aún se desconoce cómo el cerebro es capaz de crearlos y percibirlos. Aquí es donde entra en juego la neuroestética, cuyo fin es descubrir cómo se procesa la información que el cerebro recibe e identificar qué áreas del mismo se activan ante un estímulo considerado como 'bello'. Es decir, profundizar en la interacción del sistema nervioso con la pintura y el arte en doble sentido: "Cómo influye el arte en el sistema nervioso y cómo el sistema nervioso crea el arte", señala Teresa Moreno, del servicio de Neurología, del Hospital 12 de Octubre (Madrid) en un libro titulado Neuroestética, en el que participan otros expertos como Zeki.

En otras palabras, "intentamos encontrar la base científica de la creación del arte", resume a ELMUNDO.es Antonio Martín Araguz, neurólogo del Hospital central de la Defensa de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid). Se trata de un proceso muy complejo en el que intervienen distintos parámetros como los colores, el movimiento, las formas (si es creación visual) y también existe un componente emocional.

"Todavía no se sabe cómo un único estímulo, por ejemplo, un cuadro, puede desencadenar diferentes emociones", subraya la doctora Moreno. Podrían influir los conocimientos previos, la formación artística, el nivel intelectual, incluso el sexo y la edad.

Y en esta línea trabajan actualmente los especialistas en neuroestética, a través de resonancias magnéticas que detectan las áreas cerebrales que se estimulan con la acción de distintos estímulos. "Los artistas nos ayudan a estudiar cómo funciona el cerebro visual", recalca la experta.

Neuronas y dolor crónico

En la última década "hemos visto que, a pesar de existir una teoría que dice que las neuronas no se regeneran a partir de cierta fase de maduración, sí se producen nuevas interconexiones y esto origina cambios en el cerebro", desvela el neurólogo español. Por ejemplo, "los músicos de alto nivel tienen un crecimiento de este órgano que afecta al procesamiento de los sonidos de la música". Es decir, su desarrollo artístico a lo largo de los años puede derivar en el aumento de algunas zonas cerebrales y cambios en el arte musical. Esto podría suponer en el "futuro avances en algún tipo de enfermedad neurológica".

Otro de los parámetros que influyen en la creación y la percepción del arte es el dolor crónico. "Probablemente Van Gogh tuviera un trastorno psicótico que hacía que su forma de percibir los colores y los movimientos fuera absolutamente genial o que Mozart sufriera síndrome de Gilles de la Tourette (trastorno neurológico caracterizado por la emisión involuntaria de tics fónicos y motores) y alcanzara [así] un desarrollo musical como el que logró". Hay enfermedades cerebrales que pueden modular su actividad y hacerla genuina.

En España hay tres grupos de trabajo que analizan estos y otros componentes de la creación de arte. Araguz participa en uno de ellos, desarrollado por la Sociedad Española de Neurología (SEN). "Trabajamos en la historia del arte y patologías neurológicas y también hacemos seguimiento de pacientes concretos, observando cómo evolucionan los trastornos mentales y cómo va cambiando su creatividad".

Queda mucho por entender del cerebro humano y la investigación al respecto "es muy reduccionista (se estudia por pequeñas partes). Nosotros lo analizamos de forma más global. Recibimos millones de estímulos que tenemos que filtrar para sobrevivir y a partir de ahí el cerebro construye una realidad exterior. Ser creativos podría ser una necesidad que siempre hemos tenido a lo largo de la historia para adaptarnos a todo y alcanzar la supervivencia, algo que también tenemos que hacer en la actual crisis económica".

Laura Tardón | Madrid: Cómo 've' el cerebro la belleza, EL MUNDO, de agosto de 2011