Barrio artesano en Sevilla

PEASS_06Un zoco, en lugar de un polígono, fue el modelo urbano que los arquitectos con estudio en Bilbao, Luis Suárez (1974) y Asier Santas (1972) siguieron para levantar un parque empresarial para artesanos en el límite norte de Sevilla.

A la idea de domesticar el trabajo, los proyectistas añadieron la de urbanizar el lugar de trabajo con recursos mínimos y clásicos: “proporción, escala, luz del norte e historia”, cuenta Suárez. Y es cierto que en el diseño de este barrio de talleres de artesanos tiene tanto peso la propuesta de un nuevo modelo como el rescate de la tradición.

La puesta al día de esa tradición pasa por levantar aquí un grupo de edificios económicos con estructura de hormigón y celosía prefabricada de hormigón blanco. En el plano corto se trata de trabajar con intimidad pero sin aislamiento, con frescor pero sin oscuridad. En el largo, los arquitectos han querido reproducir la condición urbana de un barrio humano: con calles estrechas, plazas para encuentros y una vía principal con los espacios más significativos o los principales comercios. La idea es ilusionar con una nueva periferia que, modesta y sabiamente, no quiere inventar la ciudad del mañana. Pero que, al hacerlo, repesca soluciones del pasado que tal vez no deberíamos haber abandonado.

Así, los edificios se protegen del sol con unos lucernarios formados con cerchas metálicas y con la ventilación cruzada que posibilita el tiro de los patios interiores. También la celosía, que uniformiza la fachada, contribuye no solo a la percepción del conjunto, también favorece el control climático y, as,í a la sostenibilidad del edificio. El urbanismo pone su parte con el recurso clásico de estrechar las calles en las que se congregan edificios de diversas alturas y tamaños. Suárez habla de la suma de los 10 inmuebles como de un alfoz y es cierto que, sino una suma de pueblos, los edificios sumados sí pueden leerse como un nuevo barrio recogido y cohesionado.

Los arquitectos cuentan que buscaban levantar una “arquitectura sin eufemismos” y es el orden dimensional (a partir de módulos de cinco metros) lo que les dio la clave para calcular la escala. Así, en el barrio, encuentra eco la individualidad de cada artesano (con talleres de diversos tamaños y altura) pero también la unidad urbana que conforman esa suma de calles diversas que forman el barrio.

Más allá de lograr un vecindario compacto, un pueblo incrustado en el tejido urbano, el nuevo parque empresarial de Arte Sacro quiere unir sus calles domesticadas y su presencia a la de la ciudad donde se encuentra. De ahí que una de las zonas más cuidadas del programa –que costó 500 euros por metro cuadrado, informan los arquitectos- hayan sido las cubiertas: la parte más visible desde varios de los bloques cercanos al nuevo barrio-parque-taller.

PEASS_02
PEASS_07
PEASS_10

Anatxu Zabalbeascoa: Barrio artesano en Sevilla, EL PAÍS, Blog "Del tirador a la ciudad", 22 de junio de 2011 (FOTOS: Luis Asín)