Entrevista a Santiago Calatrava: "Mi trabajo se limita a la estética"

La polémica persigue al creador valenciano. Tras las críticas recibidas por su trabajo en Bilbao, Valencia y Jerusalén, su puente sobre el Gran Canal veneciano no será inaugurado oficialmente por carecer de acceso para discapacitados.

Santiago Calatrava (Benimamet, Valencia, 1951) no ha podido inaugurar como habría deseado su "puente más bello", el cuarto sobre el Gran Canal veneciano, el primer guiño de arquitectura contemporánea en la frágil ciudad. Y, de momento, otra fuente de problemas para el arquitecto e ingeniero, a quien la polémica parece perseguir. El puente no se estrenará el 18 de septiembre, según el guión previsto, ni en presencia del presidente de la República, Giorgio Napolitano. Organizaciones de discapacitados denuncian que la pasarela carece de una estructura para ellos. El municipio programó la construcción de un ascensor horizontal para el transporte de un máximo de dos personas, pero aún no está terminado.

Pese a los contratiempos, ahí está la enorme estructura en acero, cubierta de vidrio y piedra de Istria, simbiosis de arquitectura y escultura, de 94 metros de largo. Calatrava paseó el lunes satisfecho por el puente de la Constitución, pero las autoridades no han establecido una fecha para su apertura. El arquitecto recibió ayer a EL PAÍS en Venecia.

Santiago Calatrava, en Venecia, donde han finalizado las obras de su polémico puente sobre el Gran Canal. M. F


Pregunta. ¿Cómo recibió la cancelación de la inauguración?

Respuesta. Soy arquitecto e ingeniero. Tengo 27 años de experiencia. Para mí lo importante es la obra, no las circunstancias que la rodean. Y éste es mi puente más bello. Lamento que los operarios, que trabajaron tanto, no tengan una inauguración adecuada. Se ha trabajado para entregar a Venecia una obra que esté a la altura de la ciudad. Es un acto de amor a Venecia y de amor a la civilización italiana en general. Como español, y valenciano, siento una enorme gratitud por Italia, porque ha sido un punto de referencia extraodinario para todos.

P. Nunca le ha agradado la idea del ascensor horizontal...

R. El 90% de mi trabajo se concentra en obras públicas. He respetado siempre las normas. Mis obras han sido construidas con un espíritu de servicio, particularmente para las personas discapacitadas. Es la primera vez que me encuentro en una situación como ésta. Con quejas de los discapacitados y de ciertos grupos que ven las cosas de otra manera. La polémica, profesionalmente, la encuentro inútil. Antes de ser aprobado el proyecto se expuso durante un año en la plaza de San Marcos y entonces no recibió críticas.

Vista general de la polémica construcción. (Foto: EFE)

P. ¿Qué hay detrás de la polémica sobre este ascensor, bautizado uvovía por su forma oval?

R. [Ríe] Creo que corresponde a los periodistas encontrar el porqué. He mantenido siempre una actitud profesional. Las obras tienen una misión de servicio público. Hay que pensar en la trascendencia del trabajo del arquitecto y del ingeniero, que se encuentra en la funcionalidad del objeto. No encuentro justo que hayan querido culparme. Al principio, el municipio no creyó necesario la instalación de un ascensor horizontal. Ya existe el 
vaporetto.

P. ¿Es su obra más polémica?

R. He estado involucrado en todas las fases del diseño del proyecto, pero la ejecución ha estado completamente fuera de mis manos, he sido sólo un consultor artístico, porque así lo dispone la ley. Cuando diseñé el proyecto, lo hice de acuerdo con las bases económicas que me había indicado el municipio. Luego el proyecto fue aprobado. No tuve ninguna influencia en la asignación de la obra a la empresa ejecutora. Han sucedido muchas cosas que se escapan de mis manos; sin embargo, deseo subrayar que mi trabajo de proyectista lo encuentro al nivel de cualquier otra obra que he realizado en el mundo. Son más de 40 puentes en 17 países. El tipo de concurso convocado no era el adecuado para la obra de que se trataba. Se requería una empresa con un mínimo de experiencia en construcción de puentes.

P. ¿Por qué la suma inicial que usted calculó, 4,5 millones de euros, se ha disparado a 20?

R. Hice un cálculo que aprobó el municipio. Y éste asignó la obra. A partir de ahí las cosas ya no estuvieron más en mis manos. Mi trabajo se limita a la estética, según lo que prevé la ley.

P. ¿Qué es lo que más ha lamentado de todo esto?

R. No me ha decepcionado nada ni nadie. Me siento muy agradecido de haber podido dar un puente a Venecia, y particularmente al alcalde de la ciudad, Cacciari, por su interés. Puedo haberme entristecido por las polémicas fuera de tiempo. Sacarlas a flote me parece una instrumentalización.

P. ¿En qué estado se encuentra su proyecto para el centro de transportes en la zona cero? Tras la negativa de la Autoridad Portuaria de Nueva York de permitirle colocar una cubierta móvil... ¿Están paralizadas las obras?

R. Se revisó el proyecto para reducir los costos. Algo muy habitual en Estados Unidos. Esto ha llevado a unos cambios en el proyecto. Las obras de la estación se iniciaron hace dos años y no han sido paralizadas. En este tipo de trabajos consumen un tiempo enorme porque los trenes continúan pasando.

P. ¿Por qué se inundó el Palau de les Arts, en Valencia?

R. Hay que tomar en cuenta dos aspectos: ocurrió una catástrofe natural, porque llovió muchísimo en Valencia. Por otra parte, para el Congreso Mundial de las Familias movieron la tierra. Tapó el flujo natural del río.

P. Sin embargo, su nombre ha sido cuestionado.

R. Estas cosas requieren un poquito de paciencia. Han hablado de mí, pero mi cliente, en este caso la Generalitat o la ciudad, no me han hecho responsable, porque no soy culpable de lo sucedido. El hecho de ser arquitecto, en mis circunstancias, hace que me exponga a críticas colaterales. Es como ver un hijo que sufre, porque amo mucho mis obras.

P. ¿Por qué ha protestado en los tribunales por los cambios de la pasarela sobre la ría en Bilbao?

R. Ha sido muy interesante. La ley que protege las obras de arte se encuentra en un estado primitivo, sobre todo para las obras públicas. Era el momento de dar una señal clara. El esfuerzo que se hizo con el patrocinio de la Asociación Española de Artistas para testimoniar que las obras públicas son también obras de arte. Hemos ido muy lejos, porque el juez aceptó que hubo un daño, pero luego prevaleció el interés público al interés individual, pero es un primer paso para demostrar a la Administración pública que aunque ellos pagaron la obra no les pertenece. La pueden administrar, pero no hacer lo que quieran.

LÍOS QUE NUNCA CESAN 
  • El cuarto puente sobre el Gran Canal (Venecia). El 26 de agosto de 2008, el Ayuntamiento de Venecia canceló la inauguración del puente, prevista para el 18 de septiembre, ante las presiones de la oposición y de las asociaciones de minusválidos.
  • Estación de transportes del World Trade Center (Nueva York). Por motivos presupuestarios, la Autoridad Portuaria de Nueva York anunció el pasado 2 de julio una modificación de la cubierta de la estación de transportes diseñada por el arquitecto en el lugar que ocuparon las Torres Gemelas. La estructura ya no será móvil, tal y como contemplaba la idea inicial.
  • El tranvía de la discordia (Jerusalén). El 25 de junio de este año se inauguró un puente por el que pasará un tranvía que unirá los asentamientos judíos de Jerusalén Este, la parte ocupada, con el centro, y del que no se beneficiarán los palestinos.
  • Inundación en el Palau de les Arts (Valencia). Las lluvias torrenciales caídas sobre Valencia la noche del 11 al 12 de octubre de 2007 provocaron la inundación del Palau de les Arts.
  • Los bomberos achicaron agua durante 72 horas.
  • La pasarela de Isozaki (Bilbao). El 28 de febrero de 2007, el arquitecto denunció al Ayuntamiento de Bilbao por vulneración de la propiedad intelectual por haber permitido la ampliación del puente Zubi Zuri, de Calatrava, con una pasarela diseñada por el japonés Arata Isozaki. La reclamación fue rechazada pero Calatrava recurrió la decisión del tribunal.
I. Lafont (Venecia): "Mi trabajo se limita a la estética", El País, 3 de septiembre de 2008