Los misterios de Caravaggio

El 400 aniversario del fallecimiento de Michelangelo Merisi será el año en el que se empiecen a dar las primeras respuestas sobre la muerte del genio de Caravaggio. En 1610 moría el maestro del contraluz, de ahí que Italia recuerde a través de exposiciones, obras de teatro y publicaciones a este genio de gran carácter sobre cuya vida quedan numerosas preguntas por responder.

Dos cráneos y un autorretrato de Caravaggio como Goliat en el laboratorio donde se analizan sus supuestos restos en Rávena. Arriba, certificado de defunción del artista / REUTERS

Dónde, cómo y por qué murió son los interrogantes que los estudiosos del arte siguen sin poder responder con certeza. Por este motivo, el Comité Italiano para la Valoración de los Bienes Históricos Culturales y Ambientales decidió el pasado año exhumar los restos óseos presentes en el cementerio de San Sebastián de Porto Ercole. «Según un documento encontrado por monseñor Sandro Corradini, Caravaggio murió en el Hospital de Santa María Auxiliadora por enfermedad», explicó a ABC Silvano Vinceti, presidente del comité investigador que este año publicará los resultados de sus estudios.

Este certificado de defunción es uno de los pocos documentos oficiales sobre la vida del pintor, pero sigue sin arrojar luz sobre las causas de la muerte. «Nosotros lo que haremos será dar respuesta a este interrogante que tanta literatura ha generado», comentó Vinceti. El proceso llevado a cabo por el grupo de investigadores que engloba a varias universidades italianas fue primero la exhumación de los restos del cementerio que dejó de funcionar en 1956, para después individualizar los huesos compatibles con Caravaggio. «Los resultados oficiales se darán a conocer la semana que viene, pero le puedo adelantar que, de los restos exhumados, nueve cumplen con la descripción de Caravaggio», confirmó Vinceti.

Varón alto y robusto

El catedrático de Antropología de la Facultad de Conservación de Bienes Culturales de la Universidad de Bolonia Giorgio Gruppione dirige el equipo de investigación que ha llevado a cabo la fase inicial de individulización de los restos óseos. «Hemos buscado características compatibles con un varón, de unos 39 años, robusto y alto», explica. Para conseguir identificar de esos nueve restos similares cuáles son los correspondientes a Caravaggio, «analizaremos si hay presencia de plomo, porque los pintores de ese periodo lo utilizaban para sus colores y en sus huesos quedarían restos», señaló Gruppione. La última fase de la investigación será comparar los resultados con el ADN de los familiares del pintor. Otra tarea difícil, porque Caravaggio murió sin descendencia.

La investigación de Vinceti y Gruppione ha generado algunas dudas en la comunidad científica, a las que responden señalando que «la identificación de los huesos de una persona es un servicio que hacemos para revalorizar la memoria de grandes personajes del pasado, si se hace con respeto y deseo de conocer el pasado y la propia historia».

Verónica Becerril, Roma: Los misterios de Caravaggio, ABC, 14 de febrero de 2010

Tantas luces como sombras

Tanto su pintura como su vida estuvieron marcadas por las luces y las sombras. No podía ser de otra manera, tratándose del maestro del claroscuro. Michelangelo Merisi da Caravaggio murió a los 39 años, hace cuatro siglos. Pero, ¿quién fue realmente este pintor con fama de maldito? Relatan la vida de este milanés biografías como la de Helen Langdon (Edhasa), la ambiciosa monografía dedicada a Caravaggio, obra de Sebastian Schütze, que acaba de publicar Taschen, o un exquisito relato de Andrea Camilleri, «El color del sol» (Salamandra). Sus maravillosas obras dan fe de un genio y talento inconmensurables, pero sus biografías nos desvelan su horrible carácter. Le retratan como un hombre rebelde, provocador, agresivo, violento, extravagante, soberbio, vanidoso, irritable... Fue tan temido como admirado. Llevó una vida tormentosa, como la mayoría de los genios, plagada de trifulcas, asesinatos, encarcelamientos, huidas... Dicen que dormía completamente vestido y con su puñal. Experto espadachín, cosa que demostró a menudo, tuvo constantes problemas con la justicia a causa de refriegas callejeras -visitó a menudo la cárcel-. En una de ellas hirió de muerte a Ranuccio Tomassoni y tuvo que exiliarse.

«El amor victorioso» (Gemäldegalerie de Berlín)

A pesar de ello, siempre gozó de la protección de los hombres más poderosos: el cardenal Francesco María del Monte, el marqués Giustiniani, Scipione Borghese o Alof de Wignacourt, gran maestre de la Orden de la Malta, a la que Caravaggio logró ingresar tras mucho empeño, y de la que sería expulsado. Siempre se ha especulado con su homosexualidad -difícil saberlo, pues no hay escritos suyos-, especialmente por su relación con algunos de sus andróginos modelos, como su amigo y pintor Mario Minitti (lo vemos rezumando carnal erotismo en «Baco», «Muchacho con cesta de frutas» o «Joven mordido por un lagarto») y su sirviente Cecco, que posó para sus dos desnudos integrales masculinos, rebosantes de sensualidad y descaro: «El amor victorioso» y «San Juan Bautista». En su cuadro de la decapitación del Bautista, Caravaggio firma en la propia sangre de San Juan. Y se autorretrató en algunas de sus escenas más brutales y dramáticas. Pocos como él han buceado con tanta intensidad en las pasiones humanas. Quizá sólo Bacon, con quien se midió hace poco en Roma.

Natividad Pulido, Madrid: Tantas luces como sombras, ABC, 14 de febrero de 2010