Todo es negociable en Los Ángeles

A pesar de que los comisarios de Panorama: Los Ángeles de ARCO´10 Kris Kuramitsu, curadora de la colección de arte contemporáneo del Eileen Harris Norton de Santa Mónica (Los Ángeles), y el crítico y profesor de Historia de Arte Christopher Miles, reivindican la condición de «centro» de la ciudad estadounidense en unos momentos en que éstos pierden control, Los Ángeles sigue siendo un simulacro de centro extraterritorial, algo periférico, donde el arte parece seguir su propia agenda, un tanto al margen de las ciudades neurálgicas de Nueva York, Londres o Berlín. Una agenda en la que el individualismo y la hibridación han sido monedas de cambio de una urbe que ha sufrido un cierto complejo de aislamiento en los tiempos de la modernidad histórica. Como dijo en una ocasión al artista Lari Pittman: «En Los Ángeles, un arista puede crecer como una mala hierba con una cierta negligencia dulce».

Un tejido desparramado. Sólo un dato: para saber lo que allí se cuece, no basta sólo con visitar las galerías desparramadas por un collage de barrios de una ciudad sin apenas tejido pedestre, sino que hay que acudir a las Escuelas de Arte como la Cal Arts (Valence), a los departamentos específicos de las universidades de UCLA, de UCI -en Irvine- o de USC -en el Sur de California- y a centros como el Otis College of Art and Design para encontrarse con los artistas más conocidos, desde Allan Sekula, Michael Asher, Mary Kelly y hasta Paul McCarthy, impartiendo docencia a docenas de futuros artistas que se desplazan a Los Ángeles para encontrarse especialmente cómodos en una ciudad que encaja a la perfección con algunos de los rasgos de pluralidad, diversidad, horizontalidad, polifonía e hibridación tan definitorios de una metrópolis posmoderna.

Los Ángeles tiene además una relación bastante ambivalente y hasta paradójica con sus artistas, dándose el caso de que el arte más claramente abyecto, extrañamente familiar, crudo y antisistema de algunos de sus más renombrados artistas, como Mike Kelley, Paul McCarthy, Chris Burden, Jason Rhoades o Raymond Pettibon (como en los años sesenta había ocurrido con la extraña modalidad pop de Edward Kienholz), interesa más a los coleccionistas e instituciones museísticas neoyorquinas y europeas que a las propiamente locales. En realidad, el carácter ficcional de Los Ángeles, calificada de megalópolis y ciudad heterotópica, más próxima al paisaje artificial y hasta del kitsch que al monumento urbano convencional, a lo que se une su potente industria cinematográfica y su predominio de la publicidad callejera, se siente más a gusto con trabajos no excesivamente conflictivos, ni desde el punto de vista visual ni de concepto. Lo cual también se manifiesta en la oferta de sus galerías: un arte mayoritariamente formalista, pseudo decorativo, bien diseñado, cercano al cómic underground y al rock, aunque sin excluir tampoco una especial versión del pop sardónica y grotesca.

Esto es lo que reflejará la selección de 17 galerías que acudirán a ARCO´10, y que -aun dentro de notables ausencias como las de The Box, Patrick Painter, Overduin and Kite o Blum&Poe- nos ofrecerán una radiografía bastante fidedigna de lo que uno puede encontrar en los distintos núcleos de Los Ángeles. No podía faltar una representación de galerías de la Bergamont Station (West Side), con las propuestas ciertamente arriesgadas de 1301PE, así como de la zona de Santa Mónica, con la presencia de espacios ya habituales en ARCO como Rosamund Felsen, Shoshana Wayne y Christopher Grimes. También podemos encontrar galerías del Mid City o la zona cercana al LACMA, con Peres Projects y Cherry and Martin, caracterizadas por una clientela más sólida y estable.

El chelsea angelino. No podían faltar las galerías del conocido «Chelsea angelino», espacios de grandes dimensiones, rehabilitaciones de antiguos garajes y plantas industriales de Culver City, como la sede estadounidense de la berlinesa Susanne Vielmetter. Finalmente, las galerías del Downtown, en concreto las de Chinatown, una zona de alquileres baratos, de galerías pequeñas dedicadas a artistas emergentes, está también presente en ARCO de la mano de la China Art Objects Galleries, la Redling Fine Arts y la Thomas Solomon. Una zona, la de Chinatown, que es quizás la que más acusa la crisis del mundo del arte y que ha llegado a abrir los domingos y a ofrecer rebajas de hasta un 40 por ciento para
subsistir. De hecho, todo es negociable en L. A.

Muy lejos queda, no obstante, una exposición paradigmática de la diversidad y vitalidad de Los Ángeles que la que muestra ARCO. Nos referimos a Helter Skelker: L.A. in the 1990´s, presentada precisamente en el MOCA de Los Ángeles en 1992 que, en alusión al brutal asesinato de Sharon Tate, la esposa de Polanski, mostró, junto al hedonismo característico de la ciudad, lo que se denominó «el lado oscuro del sol» o «el desierto vacío de las turbulencias», con imágenes de alienación, de comportamiento antisocial, de vulnerabilidad y de agresión.

Ana María Guasch: Todos negociable en Los Ángeles, ABCD Las Artes y Las Letras, nº 936, 13 de febrero de 2010