El lado más afectivo de Sorolla, a través de sus cartas

Un millar de cartas forma el epistolario completo del artista valenciano Joaquín Sorolla, un legado que ha sido reunido por primera vez en tres volúmenes que revelan la faceta literaria del pintor y que aportan nuevas claves para la comprensión y el estudio de su obra pictórica. "Descubrimos su obra pictórica, porque va contando las circunstancias de cada cuadro, cómo va progresando su obra y qué camino debe seguir", explicó a Efe Víctor Lorente Sorolla, nieto del artista y editor de dos de los tres tomos presentados en el Museo del Prado, que acoge la exposición antológica 'Joaquín Sorolla (1863-1923)'.

Entrega de las cartas. A la derecha, el nieto del artista. | Efe


Este epistolario estaba depositado en el Museo Sorolla, pero con acceso reservado a la familia. Está compuesto por "cartas personales", en las que el pintor "se desnuda, dice todo lo que piensa, cómo evoluciona su pintura, sus angustias, y fundamentales para entender el trabajo de Sorolla recorriendo España", asegura el nieto y editor. Además de ser una importante fuente documental, con una edición rica en apuntes y notas bibliográficas, estas cartas desvelan el lado más afectivo del artista, acercándose "al Sorolla humano, pintor y marido", según Lorente, a la vez que confirman que trabajo y familia eran indisociables para el artista. "El Sorolla escritor es sorprendente: no tiene estudios y, sin ser vulgar, tiene facilidad de expresión", asegura Lorente.

Los años de la Hispanic Society

Clotilde García, esposa del pintor, y Pedro Gil Moreno de Mora, gran amigo y confidente de Sorolla, fueron los destinatarios de estas cartas, muchas escritas en los años que el artista dedicó a la elaboración de los paneles para decorar la biblioteca de la 'Hispanic Society of America'.

El primer tomo completa la correspondencia que Pedro Gil, pintor aficionado y clave en la estancia del valenciano en París, envió a Joaquín Sorolla. La relación entre ambos se basó, en gran medida, en esas cartas llenas de reflexiones sobre la obra del valenciano y sobre el panorama artístico de la época en la que fueron escritas. Los dos amigos tuvieron pocos encuentros personales debido a la distancia de sus residencias, pero la fuerza de algunas misivas refleja el vínculo entre los dos artistas y la confianza que Sorolla depositaba en Gil Moreno de Mora.

La familia fue una de las principales fuentes de inspiración para Joaquín Sorolla, y así lo demuestran el segundo y tercer tomo del epistolario: más de seiscientas cartas dirigidas a su mujer, de la que el pintor "tuvo que separarse una y otra vez, por una razón o por otra", explica Lorente. En este tomo se incluyen postales, reproducciones de dibujos y fotografías de Sorolla y su familia, a las que se hace referencia en algunas cartas. "Si Dios estuviera dispuesto que no llegásemos a ver a nuestra hija Elena, desapareciendo todos, ella naturalmente sería la única heredera", escribió Sorolla antes de volver de Nueva York en 1909, en una carta a la que adjuntó tres cheques con un valor de más de un millón de francos e instrucciones por si no volvía con vida de aquel viaje.

En definitiva, un legado que descubre "la transición de un pobre pintor que llegó a Madrid y que se abrió camino hasta ser el favorito de Alfonso XIII", concluye el nieto de Sorolla.

Efe | Madrid: El lado más afectivo de Sorolla, a través de sus cartas, El Mundo, 3 de julio de 2009