El universo de Richard Rogers lo definen términos como ecológico, legible, transparente, ligero, urbano, público o sistema, y así se muestra en la exposición que CaixaForum dedica a más de cuarenta años de trabajo del arquitecto británico considerado como un gran humanista.
La madrileña T-4 del aeropuerto de Barajas, el Centro Georges Pompidou en París, el edificio Lloyds de Londres o el Tribunal de Amberes son algunos de los protagonistas de "Richard Rogers+Arquitectos. De la casa a la ciudad" cuyo montaje refleja el interés de Rogers por una arquitectura clara y transparente. Organizada en coproducción con el estudio de arquitectos de Rogers, el Georges Pompidou y la Fundación "la Caixa", la exposición llega a Madrid después de ser visitada por más de 120.000 personas en Barcelona.
Defensor del potencial de la ciudad como catalizador del cambio social, Rogers, nacido en Florencia en 1933, considera la arquitectura tanto un problema urbanístico como una cuestión política y defiende como única fórmula de ciudad sostenible la ciudad compacta. Mediante el uso de nuevos materiales y técnicas innovadoras, construye estructuras ligeras, transparentes y respetuosas con el entorno que resultan fáciles de comprender y utilizar.
Grandes maquetas, algunas de ellas animadas, dibujos, filmaciones, escritos, paneles colgados y un gran mural de cincuenta metros con fotografías de la producción arquitectónica de Rogers por orden cronológico, llenan los 900 metros cuadrados de la sala diáfana de CaixaForum, en una propuesta que quiere ser entendible para el público en general e interesante para los expertos.
Sin el protagonista
Problemas de salud han impedido que Richard Rogers acudiera a la presentación de la muestra que abrirá mañana sus puertas y que en su última semana de exhibición en el mes de octubre coincidirá con la exposición "Palladio, el Arquitecto", la más exhaustiva sobre el primer humanista del Renacimiento. Graham Stirk e Ivan Harbour, socios del estudio Rogers Stirk Harbour+arquitectos, acompañaron a Ignasi Miró, director del Área de Cultura de la Fundación "la Caixa", para quien esta exposición significa acercarnos a uno de los grandes, a uno de los arquitectos que en las últimas décadas más reconocimiento ha tenido, no solo por premios como el Pritzker o el Stirling, sino por los numerosos proyectos realizados.
"Son trabajos de un hombre con espíritu humanista, proyectos que ofrecen soluciones y nuevas formas de vida colectiva", ha afirmado Miró, para quien Rogers no puede ser entendido sin el carácter vanguardista e innovador de sus propuestas. Ivan Harbour ha recordado que desde hace años tienen estudio en España "país muy importante para la arquitectura, el diseño y las vanguardias en el que tenemos en curso la realización de muchos proyectos", y ha señalado que con esta exposición han tratado de llegar al detalle "y a nuestra filosofía de la arquitectura clara y comprensiva. No se trata de una retrospectiva, sino de una muestra que se quiere abrir al futuro".
Las siete secciones que componen la exposición se han dividido por colores y cada uno de ellos hace referencia al tema arquitectónico que trata. Así, "Transparentes", en azul, exhibe proyectos como el edificio del canal de televisión Channel 4 en Londres o el edificio "88 Wood Street" también en Londres. En verde se han reunido propuestas ecológicas como la "Torre Turbina" de Tokio o la Asamblea Nacional de Gales, mientras que el naranja define proyectos urbanos como el Plan Urbanístico de Shangai en Pudong o la gran maqueta en la que muestra cómo podría ser Londres, que diseñó en 1986.
Edificios públicos, como el South Bank Centre (Londres) o la ampliación de la National Gallery (Londres), ambos no construidos, y el Centro Pompidou, se han reunido en torno al rojo, y el amarillo hace referencia a proyectos actuales entre los que se encuentran "Canary Wharf" (Londres), "Parc 1" (Seúl), el diseño de viviendas prefabricadas en Milton Keynes (Reino Unido), el plan urbanístico para el Coto de Macairena, en Granada, el Campus de la Justicia de Madrid o la remodelación de la plaza de toros de Las Arenas.
El rosa define edificios en los que se han llevado a cabo procesos innovadores de producción y usado materiales de alta tecnología, como la T-4 de Barajas- su proyecto de mayor envergadura- o la T-5 del aeropuerto de Heathrow. Proyectos "legibles", como el Lloyd's de Londres, o "ligeros" como la Fábrica Microprocesadora Inmos en Gales, completan la exposición en la que también se muestran sus trabajos para el Centro Tecnológico Palmas Altas en Sevilla, para el tren de alta velocidad en Valladolid o el de las Bodegas Protos.
Richard Rogers: «Estoy muy orgulloso de la T-4, logramos humanizar Barajas»
En 2007 obtuvo el Pritzker, el Premio Nobel de la arquitectura, galardón que le coronó como uno de los grandes de nuestro tiempo. A la altura de sus dos antiguos compañeros de equipo: Norman Foster, con el que formó el estudio Team 4, o Renzo Piano, con quien diseñó el célebre Pompidou. Ideólogo del nuevo Londres, la obra de Richard Rogers, Lord Rogers of Riverside (Florencia, 1933) asume su interés por la sostenibilidad y su apuesta por un uso social de la arquitectura.
Primero fue el Centro Pompidou (1971-1977), luego ideó el edificio Lloyd's (1986) en pleno centro financiero de Londres. Recientemente alumbró la T-4 de Barajas. ¿Qué obra recoge mejor su filosofía?
—Existe una narrativa que lo enlaza todo, que habla sobre urbanismo, edificios públicos y sobre la comunicación del proceso constructivo como parte de la estética del edificio. Confío en que mi lenguaje arquitectónico sea reconocible en las obras que cita, pero también en otras menores.
Con el Pompidou, usted y su amigo Piano fueron los primeros en mostrarnos las tripas de un edificio. ¿Fue el deseo de unos jóvenes arquitectos de romper con el orden conservador en una ciudad tan clásica como París o una necesidad real?
—Bueno, hubo dos razones principales. Una fue funcional, o si quieres de máxima flexibilidad. Queríamos un espacio vacío que se adaptase a las necesidades del museo pero también de la gente. Además está relacionado con la articulación de la fachada, las superficies, el juego de luz y sombra. Quisimos celebrar la belleza de los elementos funcionales en la arquitectura.
—Al entrar en España por la T-4, ¿se siente usted como en casa?
—¡Sí, claro! (ríe). Para mí la terminal de Barajas es una de mis obras de mayor éxito. Con ella celebramos el espíritu del viajar. Las grandes estaciones de tren como París o Moscú tienen este espíritu. Creo que los aeropuertos deberían compartir este entusiasmo. Quisimos hacer un Barajas más humano usando materiales como la madera y los colores del arcoiris... ¡En vez de quedar en la puerta de embarque 65 preferimos encontrarnos debajo del arco naranja! Estoy orgulloso de ello.
—Recientemente Peter Eisenman dijo a este diario que las 4 torres de Madrid están fuera de lugar, ¿está de acuerdo?
—Creo que cada ciudad tiene zonas en las que poder edificar elevado. Sin embargo, en Madrid no hay buenos edificios altos y su estrategia urbana es bastante pobre. Barcelona está mucho más avanzada en este sentido, pero Barcelona, hoy por hoy, no tiene la vida cultural de Madrid, que es una ciudad preciosa, vibrante. A fin de cuentas Madrid es Madrid y estoy de acuerdo (con Eisenman), creo que es una ciudad ideal para pasear.
—¿Hacia dónde debe orientarse la ciudad del siglo XXI?
—Debe ser compacta, tener varios centros focales. Trabajo, vivienda y centro lúdico tienen que estar en un mismo área. Hay que construir dentro de la ciudad, aprovechar zonas en desuso y cuidar la sostenibilidad ambiental, ése es el gran reto. Para eso necesitamos buen servicio público. Y evitar los guetos de ricos y pobres, La ciudad tiene que estar ajustada socialmente.
—Ha diseñado la Torre 3 de la Zona Cero en Nueva York. ¿Su encargo de mayor altura moral?
—No, no hay nada de emotivo en el proyecto porque a fin de cuentas sólo es un edificio de oficinas, un inmueble privado con unas necesidades concretas. Es algo contradictorio porque a mi juicio deberían haber reservado un mayor espacio a lo público, un gran lugar en el que los ciudadanos pudieran recordar a las víctimas del 11-S
«El Príncipe Carlos tiene demasiado poder y ninguna responsabilidad democrática. Ése es el problema»
-A sólo una semana de obtener la licencia de construcción, la familia real qatarí ha paralizado su proyecto de 500 viviendas en el barrio de Chelsea. Usted ha acusado al Príncipe Carlos de haber arruinado su obra mediando en su contra. ¿Cómo están las cosas ahora?
-El problema es que el Príncipe Carlos tiene mucho poder pero ninguna responsabilidad democrática. He pasado toda mi vida hablando de transparencia y de la responsabilidad civil, todo lo contrario a lo que hace él, que utiliza su poder de forma sibilina, oscura. Ha sido un duro golpe para el estudio porque hemos perdido años de trabajo.
-No es su primer rifirrafe. ¿Se ha convertido en una cuestión personal entre ambos?
-No, yo no creo que él sea mi «bestia negra» como dicen algunos medios. Él ha dicho que no le gusta el arte moderno, como podría decir que no le gusta su periódico. Está en contra de la medicina moderna, de la biotecnología,.. pero es que él es en sí mismo un producto de la tradición. Un hombre extraño.