Luisa Espino: «Mi padre alucinó y me preguntó qué salidas tenía el arte»

A galope entre España y América, Luisa Espino, coordinadora de exposiciones del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) de Sevilla, tiene por afán hacer llegar el la belleza artística al mayor número de personas

Luisa Espino. ABC

Licenciada en Historia del Arte, Luisa Espino (30 años) se ha formado en prestigiosos museos como el Reina Sofía o el Miami Art Central de Florida. Además, ha desarrollado su carrera profesional en instituciones públicas como la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID), y en galerías privadas de renombre como la «Elba Benítez». El ambicioso «Proyecto Habitar», en el que participa, la ha llevado a ciudades como México D.F., Antigua Guatemala o Montevideo. En esta última comprobó cómo el arte puede desatar el cambio social.

-¿Siempre ha sentido pasión por el arte?
-La verdad es que sí. De pequeña me encantaba pintar y dibujar, aunque nunca me planteé estudiar Historia del Arte. Pero me encontré con una profesora que me apasionó. Cuando dije que iba a hacer esa carrera mi padre alucinó. Me preguntó: «¿Y qué salidas tiene eso?». Mis padres son médicos y todos en casa son de ciencias.

-¿Piensa que la gente joven está interesada en el arte?
-Se dice que los jóvenes nos acercamos menos a la cultura, pero no estoy de acuerdo. Para que haya interés por el arte es importante que se inculque desde pequeños, que se eduque en el hábito de ir a museos y a galerías.

-Usted se ha formado en museos como el Reina Sofía o el Miami Art Central. ¿Cómo entienden estas instituciones la difusión del arte?
-Cuando trabajé en estos museos lo hice en programas educativos infantiles. Me llamó la atención que en España se trabajaba con niños directamente y en Miami se trabajaba con niños y padres en «Family Programs». No sé si es porque los padres de Estados Unidos son más protectores, pero prefiero lo primero.

-A veces parece que el arte es sólo para la élite.
-Creo que eso está cambiando. En el CAAC tenemos un programa educativo en arte muy amplio que abarca desde niños de ocho años a adolescentes. Esos niños no son una élite y serán el público de mañana. Es como la pregunta, «¿qué es arte?». La gente ve una película y la entiende porque ha crecido viéndolas, pero no se nos lleva desde pequeños a las exposiciones.

-¿Sigue pensando que el arte puede propiciar el cambio social?
-Sigo totalmente convencida. Una obra nos provoca sentimientos y reflexiones que dependen de nuestro bagaje vital y cultural. Con el «Proyecto Habitar», que me ofreció la AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo), pasó eso. El proyecto reúne obras de varios artistas y colectivos españoles e iberoamericanos sobre las transformaciones de la ciudad contemporánea de manos de sus propios habitantes, convertidos por la necesidad en arquitectos improvisados. Tras su presentación en Miami viajó a México D.F., Antigua Guatemala y a Montevideo. Una de las experiencias más bonitas se dio en esta ciudad cuando el Banco de Previsión Social de Uruguay invitó al grupo «Todo por la Praxis» a participar en un taller sobre innovaciones habitacionales tras ver su exposición «Sin Estado. La Cañada es Real», sobre la Cañada Real de Madrid. Allí se reflexionó sobre la futura intervención en decenas de asentamientos dispersos en todo Uruguay.

-¿Cómo pueden contribuir mejor los medios de comunicación en la difusión del arte?
-Dejando de lado los artículos sensacionalistas y haciendo reseñas que ayuden al público a entender el arte, o al menos a no rechazarlo.

-¿De qué exposición se está encargando personalmente en el CAAC?
-Ahora tenemos varias exposiciones abiertas en torno a la temática de mujeres creadoras. En concreto, llevo una de la artista alemana Cándida Jofer llamada «Proyects: Done». Es una artista madura y la exposición recorre sus obras desde finales de los 60 con un montaje muy limpio y espectacular. La artista considera que la exposición es una obra más dentro de la obra en sí.

-¿Se siente más cómoda trabajando en instituciones públicas o en galerías privadas?
-Lo importante son los proyectos y el equipo humano, pero aprecio trabajar en instituciones públicas porque los proyectos suelen llegar a más gente y el espíritu es otro, como de bien colectivo. Hay más presupuesto y son más grandes.

-¿Dónde se ve dentro de diez años?
-En cualquier sitio. Pero no me importaría irme a Iberoamérica, donde hay muchísima energía.

Tatiana R. Brito / Madrid: «Mi padre alucinó y me preguntó qué salidas tenía el arte»,
ABC, 9 de septiembre de 2010