Wright y Gehry, dos revolucionarios del espacio, unidos en el Guggenheim

Dos revolucionarios del espacio, Frank Lloyd Wright y Frank Gehry, se unen en el Museo Guggenheim de Bilbao en la exposición organizada con motivo de la celebración del cincuenta aniversario del edificio que Wright diseñó para la sede de la institución en Nueva York. Las formas curvilíneas de las salas del edificio proyectado por Gehry aparecen como espacio ideal para mostrar la exposición más amplia y exhaustiva dedicada en Europa a uno de los grandes maestros de la arquitectura del siglo XX, autor de la espiral más famosa e innovadora. Dibujos, maquetas, fotografías, animaciones en 3D, dan a conocer la obra del autor del emblemático edificio del Guggenheim en Nueva York, que falleció seis meses antes de la inauguración del museo, en el que plasmó sus ideas sobre el sentido de libertad del espacio, su inquietud por integrar arquitectura y entorno natural y sus pioneras aportaciones a la redefinición del espacio arquitectónico.

Solomon R. Guggenheim Museum, New York,1943-59. © 2009 The Frank Lloyd Wright Foundation, Scottsdale, Arizona

Frank Lloyd Wright (1867-1959) subrayó la importancia del espacio interior de los edificios sobre la configuración y el planteamiento de su estructura exterior, tema central de una trayectoria bien representada en esta exposición, que procede de Nueva York, donde ha sido la más visitada desde que se inauguró el museo en 1959. Con obras procedentes casi en su totalidad de la Fundación Frank Lloyd Wright, la muestra ha sido diseñada por varios comisarios, entre ellos por María Nicanor, adjunta del Guggenheim de Nueva York, quien ha insistido en que no se trata de una retrospectiva, sino de una amplia visión de la obra del arquitecto "a través de la cual queremos transmitir sus ideas más renovadoras y su filosofía".



Montaje atractivo y diferente

Y esto se ha conseguido con un montaje atractivo en el que se han mezclado muchos medios, "ya que una exposición de arquitectura puede resultar difícil de ver para los que no son expertos". Aunque con los mismos materiales que la de Nueva York, la de Bilbao ha sido distribuida de forma diferente y se ha incluido una sala dedicada íntegramente al proyecto del Guggenheim neoyorquino.

Frank Lloyd Wright (Fotografía de William Short) durante la construcción del Guggenheim Museum de Nueva York, ca.1959. © The Solomon R. Guggenheim Foundation, Nueva York

El telón procedente del teatro de la escuela Hillside de Taliesen con el que se inicia la exposición quiere simbolizar las ideas de Wright sobre lo que debía ser la enseñanza. La música, el teatro, la poesía estaban presentes en la educación de sus alumnos de arquitectura, pero también pelar patatas o fregar los suelos de la escuela.

En el recorrido se pueden contemplar casi doscientos dibujos originales, algunos de los cuales no se han prestado nunca y solo se muestran a investigadores. "Son obras muy delicadas para las que hemos construido grandes vitrinas a modo de tableros de arquitecto que permiten apreciar la misma perspectiva que el autor", ha comentado la comisaria, que ha recordado que para Wright los dibujos "eran obras de arte y como tal las conservaba".

Esa concepción de obra de arte se contempla en la muestra, en la que, sin embargo, hay pocos bocetos, ya que el arquitecto norteamericano siempre dijo que él lo tenía todo en la cabeza y directamente sacaba la perspectiva. Ya en sus primeros trabajos se puede apreciar la filosofía que marcó su obra. Ejemplo es el Templo Unitario, "en el que crea espacios teatrales, diseña de dentro hacia afuera y estudia a la gente que va a habitar los espacios", ha señalado María Nicanor.

tro ejemplo es el proyecto para el Edificio de las oficinas Larkin, uno de los edificios con más innovaciones del siglo XX, con un interior diáfano en el que rompió con las jerarquías, y un exterior en bloque. "Se trata de construcciones que han influido mucho en la vida de las personas que los han habitado". Frente a la sobriedad de este proyecto de 1902-06, se exhibe el diseño futurista y de "ciencia-ficción" del Club deportivo/Área de Recreo Huntington Hartford, o la gran maqueta del Mirador Planetario Gordon Strong, "que tiene mucha importancia en lo que luego fue el Guggenheim".

A este museo se dedica la última sala del recorrido, que María Nicanor aconseja se haga de forma lenta, "pues requiere que te pares, veas, leas y contemples sin prisas". La maqueta original del Guggenheim que hizo Frank Lloyd Wright en los años cincuenta preside uno de los espacios más interesantes con grandes dibujos, proyecciones, fotografías y otras piezas que ilustran la construcción.

EFE, Bilbao: Wright y Gehry, dos revolucionarios del espacio, unidos en el Guggenheim, ABC, 21 de octubre de 2009