Luz sobre el misterio de Stonehenge

Un grupo de arqueólogos cree haber resuelto uno de los muchos misterios en torno a Stonehenge, el complejo monumental de piedras en la llanura de Salisbury, al suroeste de Inglaterra. Recientes excavaciones han dado con un asentamiento neolítico donde antaño se celebraron grandes festejos y ceremonias fúnebres. El enclave fue probablemente morada de los propios constructores del famoso conjunto prehistórico, así como de sus descendientes. Se sitúa a unos tres kilómetros de distancia, en el llamado Durrington Walls, donde, en 1965, se localizaron huellas de una construcción de madera similar al círculo de Stonehenge.

Mike Parker Pearson y su equipo de la Universidad de Sheffield piensan que ha hallado el eslabón que une ambas sedes. El poblado de Durrington estaría formado por cientos de viviendas construidas hace 4.600 años, en la misma época en la que se data el complejo de piedra. De momento se han excavado ocho moradas, con sus respectivos huecos para dormir o guardar provisiones, que han arrojado luz sobre las peculiares costumbres de sus inquilinos. En el suelo de estas chabolas se han detectado enormes cantidades de huesos de cerdo y ganado, que los expertos relacionan con multitudinarias fiestas. Los antiguos habitantes de Stonehenge celebrarían por todo lo alto el solsticio en un ritual que, con ciertas variaciones, aún perdura entre los druidas y las tribus contemporáneas de new age. "Es el más rico -y con esto quiero decir el más mugriento- enclave de la época que se conoce en el Reino Unido. Nunca habíamos visto tal cantidad de cerámica, piedra y huesos de animal. No es un tipo habitual de basura doméstica. Los huesos de animales se echaban al suelo a medio comer. La gente venía aquí a celebrar una fiesta. Podríamos decir que fue el primer festival gratuito", ha comentado el profesor Parker Pearson a la prensa británica.

Cada vivienda mide unos cinco metros cuadrados, con el suelo de arcilla y la estructura de madera. Gentes del resto de la región acudirían a festejar con pantagruélicas comilonas la llegada del verano y del invierno. Según el equipo de Sheffield, este poblado formaría con el vecino Stonehenge un complejo religioso. El primero relacionado con los festejos invernales y el segundo con los del solsticio de junio. En ambas sedes neolíticas se han descubierto, además, caminos de piedra hasta el río Avon. "Creemos que Durrington fue un enclave complementario a Stonehenge. Era el lugar que los vivos utilizaban para celebraciones. Pienso que traían aquí las cenizas y huesos de sus muertos para depositarlos en el río. La gente vendría a celebrar los solsticios de invierno y verano, yendo al río por la avenida que sale del pueblo y retornando por la otra avenida que conduce al espacio sagrado de Stonehenge", explica el experto de la universidad de Sheffield.

No todos los arqueólogos aceptan la teoría de Parker Pearson. Pero la mayoría reconoce que el hallazgo del supuesto asentamiento humano dará combustible al debate en torno a los numerosos misterios sobre el origen de las piedras, la creación del círculo y su finalidad a lo largo de la prehistoria. "No ha habido muchas excavaciones en la zona en años recientes y este nuevo trabajo estimulará novedosas e interesantes teorías en años venideros", dijo a la BBC el profesor Andrew Fitzpatrick. Las gigantescas piedras de Stonehenge proceden de Gales, a 250 kilómetros, y nadie se explica cómo y por qué se trasladaron a Salisbury. El círculo de piedra es uno de los monumentos más visitados, y pese a su estatus como reliquia mundial está acorralado entre dos carreteras de intenso tráfico.

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