La obra de Julio Romero de Torres en la prensa

La próximas subastas de obras de Julio Romero de Torres nos ha suscitado un interés por el autor y el tratamiento que su obra tiene en la prensa, sobre todo local. Hemos indagado en los medios de comunicación y en internet y vamos a ir reproduciendo parcial o totalmente aquellas noticas, impresiones e informaciones nos hablen de la actualidad de la obra de este autor cordobés, todavía presente en la vida colectiva de su ciudad natal. Estas consideraciones tendrán un carácter provisional, pues consideramos que nos llevará algún tiempo completarlo.


Tras la subasta del 19 de noviembre de 2002 (1), el cuadro Rivalidad de Julio Romero de Torres volvía a Córdoba después de siete década; Rivalidad» fechado entre 1925-26 perteneció en su día a Arturo Uriarte y Piñeiro y, tras una época en que pasó a ser propiedad del Museo de Bellas Artes de Buenos Aires, regresó a manos de la familia Uriarte y Piñeiro. En dicha subasta ha sido adquirido por la Fundación Prasa, vinculada a ese grupo cordobés de empresas. Esta institución, presidida por José Romero, adquirió el trabajo de Romero de Torres por £556.650 (€ 872.560), el más importante desembolso realizado hasta el momento por una obra del pintor cordobés en subasta. La pieza, que dobló su precio inicial en la subasta, formará parte del fondo pictórico de la Fundación Prasa, descartándose cualquier fórmula de cesión al Ayuntamiento de Córdoba para su exhibición en el Museo del pintor.


Durante el otoño de 2002 se realiza una exposición de Julio Romero de Torres (2) en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, muestra que reunía obras procedentes de diferentes colecciones privadas, museos españoles y de Hispanoamérica, y donde el artista cosechó grandes éxitos. La escritora María Buesa afirmaba en este artículo:

«Romero de Torres pertenece al grupo de pintores, no tan valorados ni reconocidos, que a principios del siglo XX optaron por el valor de la imagen, alejándose de los movimientos artísticos que formaron las primeras vanguardias, y que dominaron todo el siglo pasado. Su pintura, de indudable valor, está siendo revisada. Interés refrendado por la última subasta de la galería Sotheby´s de Londres, donde una de sus obras , Rivalidad, duplicó el precio de salida.

Recorriendo las salas, descubrimos al auténtico Romero de Torres, muy lejano del pintor amable de la copla y del tópico de la belleza de la mujer morena. Julio Romero de Torres se presenta, a los ojos de los espectadores, como pintor de enorme personalidad, cuya principal característica es la exaltación extrema de los diferentes amores, plasmados en el lienzo con crudeza, teatralidad y simbolismo, reforzados por el color (destacando los rojos y los negros) y la luz (blanca y fría de la luna).

Romero de Torres, no buscó momentos cotidianos, sino escenas desgarradas, en las que mezclar: amor, pasión y muerte, lo místico y lo profano, hasta llegar a lo irreverente, para plasmarlas en un segundo plano, generalmente muy lejano, de sus lienzos. Mientras, en un primer plano, ajenas, aunque protagonistas de la historia relatada, una o varias figuras femeninas posan para el pintor.

La acción transcurre en unos paisajes fríos y sombríos, que toman como modelo Córdoba; la mezquita, los puentes, el Guadalquivir, el Cristo de los faroles, etc. aparecen, en sus cuadros, como testigos mudos del drama que acontece. El también cordobés, Antonio Gala, escribe que Romero «... transformó toda Córdoba en pasillo sombrío; sus plazas y sus calles, en salas donde amar y sufrir y cantar. ....reclamando silencio y atención», alejándose del tópico que incluía a Romero de Torres, entre los pintores regionalistas, de la Andalucía alegre y colorista.

Y como protagonista, indiscutible de su obra, la mujer; pero no la mujer morena de belleza serena, sino mujeres concretas, mujeres que el pintor conoce y retrata, esposas de sus amigos, artistas, y también mujeres de la calle. Muy diferentes entre ellas y sin embargo con una característica común: el alma en la mirada.

Romero de Torres supo descubrir los sentimientos de las mujeres con indiscutible talento. Todo un mundo interior aflora con maestría, gracias a unas simples y perfectas pinceladas de color; y los ojos de sus retratadas: miradas alegres, confiadas, soñadoras, tristes, desesperadas, serenas, desorbitadas, tentadoras, crueles y perversas, llenan sus obras y conmueven al espectador».

En enero de 2003 (3), aparecía en los medios de comunicación que la Venus de la poesía (1913) se convertía en la primera obra que el Museo de Bellas Artes de Bilbao incorporaba a sus fondos. El cuadro representa a una mujer desnuda, recostada sobre un diván y en un primer plano, colocándose sobre la cabeza una mantilla de encaje de blonda. A la izquierda y a sus pies, un personaje masculino, marido de la cupletista, parece que lee poesía y sujeta una cuartilla entre las manos, donde aparece la firma del pintor. Centra la composición una fuente y la renacentista Puerta del Puente de Córdoba entre hileras de árboles, y al fondo, en la lejanía, se vislumbran el río y la ciudad de Córdoba. La composición del lienzo, según los expertos, está inspirada en la obra Venus recreándose en el amor y la música, de Tiziano, similitudes que demuestran la admiración y conocimiento que Romero de Torres tenía de los maestros italianos. Como era habitual en su forma de trabajar, Romero de Torres utilizó distintas modelos para pintar el cuadro. El rostro de la mujer que representa a la diosa Venus corresponde a la cupletista Raquel Meller. El hombre que figura retratado a sus pies es el periodista y escritor guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, con quien Meller había contraído matrimonio en Biarritz. El depósito de Venus de la poesía en el Museo de Bellas Artes vuelve a unir a Romero de Torres con Bilbao, la ciudad donde presentó su primera exposición individual en 1919. El lienzo fue comprado en 1913 por el coleccionista Félix Herrero. Al haber permanecido hasta ahora en manos de sus herederos, nunca había sido expuesta al público. La obra ha pasado a la Fundación BBVA, puesto que este grupo bancario ha adquirido la obra por 480.000 euros para entregarla como pago de impuestos a la Diputación de Vizcaya, que la ha cedido en depósito a la pinacoteca bilbaína, que deposita el cuadro en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Esta cesión coincidió con la exposición antológica al artista cordobés celebrada en dicha pinacoteca para tratar de recuperar su valor como pintor simbolista tras las décadas de olvido que siguieron a la grandísima popularidad de la que gozó en vida.


Reivindicar la obra de Julio Romero de Torres (4) alejada de los tópicos que la han oscurecido durante las últimas décadas es el reto de la exposición que ayer se celebró en Córdoba entre los meses de febrero y marzo de 2003. Bajo el epígrafe genérico de «Julio Romero de Torres. Símbolo, materia y obsesión», la muestra tuvo como reto erradicar de la obra de este creador las máscaras o tópicos que habían oscurecido su presencia en la historia del arte. Por ello, los organizadores han ideado un recorrido que va desde los titubeos iniciales del pintor -arranca desde el impresionismo, el realismo social hasta apostar por el modernismo y el simbolismo- hasta su consolidación como creador de un sello estético propio, sin olvidar la producción «popular», reflejada en abundante cartelería para ferias y festejos. Siete sedes expositivas, repartidas por distintos puntos de la ciudad, establecieron el recorrido por las distintas etapas artísticas del pintor y de los autores que siguieron su estela creativa.

Este ambicioso proyecto -auspiciado por la Diputación, el Ayuntamiento de Córdoba y Cajasur- reivindicaba la integración del pintor en las corrientes europeas de su tiempo y su vinculación con creadores de su época. Una sede de la exposición recoge, exclusivamente, obras de autores que defendieron una estética similar a la del artista. Gutiérrez Solana, Gonzalo Bilbao, Rafael Penagos, Mateo Inurria o Enrique de Zubiaurre fueron algunos de los autores que estuvieron presentes.

La muestra arranca con una mirada al entorno familiar del pintor, su producción de cartelería y la importante presencia que tuvo en la prensa de inicios del siglo XX, todo ello recogido en el museo monográfico del pintor. En los trabajos de su padre, Rafael Romero Barros, y su hermano Enrique, tuvo el pintor cordobés sus referentes estéticos. Tras revisar los orígenes creativos, la exposición fija su atención en la propia producción de Romero de Torres, dedicando dos salas para exponer un centenar de obras del pintor, procedentes del propio museo del artista en Córdoba, así como de colecciones privadas y públicas de España, Argentina, Chile y Uruguay.

En la sala de exposiciones municipal de Vimcorsa se ubicaron los lienzos que Romero de Torres elaboró hasta 1915. Este espacio recoge desde el impresionismo y realismo social de los comienzos -con obras como «Horas de angustia», «Conciencia tranquila» o «Vividoras del amor»- hasta lienzos que ya demuestran la adscripción de Romero de Torres con el modernismo. El políptico «Poema de Córdoba», «Retablo del amor» o «Venus de la poesía» representan la evolución creativa del autor hacia el simbolismo.

La Sala de Exposiciones Museísticas de Cajasur acogió la última producción de Julio Romero de Torres. Es la época del retrato a la mujer, el referente romeriano por excelencia. El surrealismo, presente en los paisajes y la permanente exhibición del bien y el mal, se adentra en buena parte de los trabajos de esta época, así como el culto a los maestros italianos del Renacimiento. La oscuridad y el «sfumato» de Leonardo están presentes en lienzos como «Más allá del pecado», «Muxidora» o el propio «Cante Hondo».

La exposición ha recurrido a la instalación de grandes iconos -una naranja, un limón, una navaja, una media y la reproducción del perro Pacheco- en espacios emblemáticos de Córdoba para identificar el recorrido y, al tiempo, reivindicar la relación del pintor con la ciudad en la que nació y a la que dotó de unas señas de identidad propias.


A finales de mayo de 2003 (5), moría María Teresa López, modelo para La Chiquita Piconera ny los billetes de 100 pesetas de la década de 1950; se encontraba débil de salud por los achaques de la edad, y estuvo marcada por la fama que le acarreó posar para el famoso cuadro y los rumores que apuntaban a que mantuvo un romance con Julio Romero de Torres. La sobrina nieta de la fallecida, María José Lara, explicó entonces que Teresa López tenía unos 13 o 14 años cuando posó para ese lienzo, "un hecho que le valió las críticas de la sociedad de aquel tiempo", ya que incluso "hicieron coplillas sobre su relación con el pintor". Destacó que estos "rumores malintencionados fueron una de sus mayores tristezas durante toda su vida", puesto que siempre negó haber mantenido un idilio con el pintor, un hombre "mucho mayor que ella al que sólo admiraba por su calidad como artista". Desde hace varios años vivía en una residencia de Palma del Río (Córdoba). En el año 2000, López recibió un homenaje del Ayuntamiento de Córdoba por inmortalizar en ese cuadro la belleza de la mujer cordobesa.

En noviembre de 2004 saltaba la noticias sobre otra nueva subasta (6). «Carmen y Fuensanta» también salía al mercado del arte. Lo hacía en la casa de subastas Christie"s el próximo 18 de noviembre por un precio inicial que roza el medio millón de euros. La pieza, integrada en una subasta dedicada al arte español en la que también figura un retrato inédito de Romero de Torres valorado en 30.000 euros, cotiza al alza después de que formara parte de la exposición que organizó el Museo de Bellas Artes de Bilbao al pintor cordobés a finales de 2002 para rememorar la primera exposición individual que realizó en tierras vascas setenta y cinco años atrás -esta muestra fue la antesala de la magna exposición de Córdoba. Trabajo de grandes dimensiones -roza los dos metros de altura por uno de ancho-, «Carmen y Fuensanta» es un ejemplo excepcional de los retratos de mujer de Romero de Torres. Dos figuras femeninas figuran «enmarcadas» en una puerta imaginaria con diferentes actitudes, esto es, mientras una da la espalda al espectador, la segunda mujer mira con descaro, con cierta provocación. Ropas de tejido suave y zapatos de tacón forman parte también de las señas de identidad de la obra de Romero de Torres. Y como telón de fondo, un paisaje onírico, quizás algo estéril, en el que sobresale una rama de naranjo repleto de frutos. Es una nueva aportación simbólica al cuadro esta aparición de naranjas, empleadas para simbolizar la pureza, la castidad y la generosidad. La composición resulta atractiva con la figura de Carmen dando la espalda, mientras que Fuensanta prefiere mirar con descaro. La experta Mercedes Valverde, que consiguió la cesión del cuadro para la muestra del Bellas Artes de Bilbao, no duda en encontrar en «Rivalidad» -obra comprada por la Fundación Prasa- la misma estructura de dos mujeres enfrentadas. Pero con diferencias, toda vez, que las figuras femeninas aparecen desnudas en este último trabajo. Christie"s también sacaba a subasta un retrato, dedicado «A Rafael y Aurora», que también es obra de Julio Romero de Torres. Pese al paso del tiempo y los sucesivos repintes, la obra tiene interés por tratarse de un trabajo hasta ahora inédito que reproduce un rostro femenino de perfil. El precio de salida de la obra alcanzaba ya los 30.000 euros, según la casa de subastas.

Fuentes:

(1) Regreso triunfal del arte español a Londres, ABC, lunes, 4 de noviembre de 2002; La Fundación Prasa compró «Rivalidad» de Romero de Torres, ABC, viernes, 22 de noviembre de 2002

(2) Romero de Torres, un pintor rescatado, ABC, martes 3 de diciembre de 2002

(3) La 'Venus de la poesía', de Julio Romero, se muestra por primera vez al público, EL PAÍS, lunes, 13 de enero de 2003; Romero de Torres se incorpora al Bellas Artes, EL PAÍS, martes, 14 de enero de 2003

(4) Romero de Torres se desnuda de clichés, ABC, domingo, 16 de febrero de 2003

(5) Entierran en Córdoba los restos mortales de Teresa López, 'La chiquita piconera', EL PAÍS, viérnes, 27 de mayo de 2003

(6) «Carmen y Fuensanta», de Romero de Torres, sale a subasta en Londres, Córdoba. Tercer milenio, 7 de noviembre de 2004 (texto de Raúl Ramos) -información del Diario Córdoba-.