La obra de Julio Romero de Torres en la prensa (3)

A finales del mes de febrero de 2007 (1) se daba a conocer nuevos datos sobre una de sus modelos. Tras la muerte de María Teresa López en 2003, se creía que habían desaparecido todas las aquellas mujeres que Julio Romero de Torres había retratado. Recientemente, se ha podido identificar una más que había pasado inadvertida. Dos sobrinas de esta nueva modelo estuvieron en distintos momentos en el Museo Romero de Torres y después de ver las obras donde aparecía su tía dejaron nota para que Mercedes Valverde, directora de los Museos Municipales de Córdoba, contactase con ellas; a Valverde le ha correspondido la tarea de certificar que Daniela Gómez y la chica que aparece en los cuadros son la misma persona. La familia le dio varias fotografías de la misma época en las que el parecido es más que evidente, y de ahí surge el relato de cómo se produjo el encanto entre el artista y la modelo.

En aquellos días de 1925, Julio Romero paseaba en coche de caballos por Madrid y aquella cara tan hermosa, con profundos ojos negros, le tuvo que recordar a su Córdoba. Se llamaba, y se llama, Daniela Gómez Sanz. Tenía 13 años y era aprendiz de modistilla en un taller de costura. Hoy se ha comprobado que es la única modelo viva de cuantas aparecen en los cuadros de Julio Romero de Torres. Cuando el pintor la vio, pidió al cochero que se detuviese y abordó a la chica. Con Daniela caminaba la encargada del taller. Vieron ante sí a aquel hombre de aspecto serio, con bigote, que se presentó como pintor de fama y le dijo que si quería posar para sus cuadros. A la joven que acompañaba a Daniela le pareció una idea fantástica y le animó a que lo hiciera.

Cualquiera hubiera jurado que con ese pelo y esos ojos era cordobesa, pero Daniela Gómez nació en Puras (Segovia) en 1912. A sus trece años fue capaz de llamar la atención de Romero de Torres y empezó a ir a su estudio para posar ante el reconocido artista, que vivía años de bohemia en Madrid junto a grandes intelectuales del momento. La joven modelo acudía al taller del pintor acompañada por la encargada, pero el padre de Daniela no sabía lo que hacía su hija. «Sólo se dio cuenta cuando supo que estaba haciendo novillos en el taller de costura y de que a la casa no llegaba el dinero que ella aportaba», recuerda Virginia Gómez, sobrina de Daniela. No le gustó aquello al padre de la joven modelo, pero Julio Romero de Torres sabía cómo tenía que hacer las cosas. El pintor cordobés acudió a la casa de la chica a presentar sus sinceras disculpas al padre y a pedirle permiso formal para que posara. Accedió, pero acompañaba cada tarde a su hija al estudio del pintor «y no la dejaba ni a sol ni a sombra». Allí, además, le daban de merendar algo más especial que lo que había cada día en casa, y todo eso terminó por convencerlos, aunque su aventura en el mundo del arte no duró mucho más. Sólo apareció en los dos cuadros, que se conservan en el Museo cordobés que lleva el nombre del pintor. Daniela dejó de posar poco después. Siguió después trabajando de modistilla, creció, se casó con Luis Martínez y no tuvo hijos. «Para ella y para toda la familia siempre ha sido un motivo de orgullo que ella posara para un pintor tan importante, pero no hemos sido interesados», rememora todavía Virginia Gómez.

Los dos cuadros forman parte, según el museo, de la colección que el propio autor denominó «Chiquitas buenas», y del que también forman parte obras como «Eva», «Bendición» o «La niña de la jarra». Pese a estar pintado en Madrid, «La niña del candil» evoca el cordobesismo de Julio Romero de Torres. Daniela Gómez se muestra de perfil mirando a la derecha y sostiene en sus manos un candil árabe. No era infrecuente este detalle, porque, como recuerda Mercedes Valverde, su familia tuvo mucha afición por la arqueología y su padre, Rafael Romero Barros, había fundado el Museo Arqueológico. El cuadro se presentó en el pabellón de Córdoba de la Exposición Iberoamericana de Sevilla en febrero de 1930. Por su parte, «Fuensanta», de 30 por 23 centímetros, es un estudio de expresión donde lo principal es el rostro de la joven, que aparece enmarcado por un fondo tenebrista. Ambos son el recuerdo de la bella juventud de una mujer que avanza hacia los cien años con el aura de haber posado para uno de los pintores más personales y admirados del arte español.


Dos días después, también en febrero de 2007 (2), se daba a conocer que han existido contactos entre el Ayuntamiento de Córdoba y el propietario argentino de Fuensanta, el cual podría rondar en torno a los 800.000 euros. Julio Romero de Torres pintó «Fuensanta» en 1929, en lo que fueron los últimos meses de su vida. Posó para el cuadro María Teresa López, la modelo a la que se conoció popularmente como «La chiquita piconera» por ser la protagonista de la obra del mismo título. Tenía 16 años y había nacido en Buenos Aires, la misma ciudad en la que el cuadro ha permanecido hasta ahora. Cuando falleció, en mayo de 2003 con 90 años, se pensó que con ella se iba la última de las míticas musas del pintor, pero este honor ha recaído ahora en Daniela Gómez, tal como reseñamos más arriba, que se acaba de identificar como modelo de dos cuadros (véase más arriba). En la obra, María Teresa López aparece de frente al espectador, con dos visibles pendientes, uno de ellos parcialmente tapado por el pelo que le cae a un lado de la cara. Junto a ella una cántara de cobre y como fondo el horizonte. «Fuensanta» se presentó en la exposición que se inauguró en febrero de 1930 en el pabellón de Córdoba en la Exposición Iberoamericana de Sevilla junto con otras obras, entre ellas «La chiquita piconera» o las dos para las que posó Daniela Gómez. Aquella muestra fue el testamento artístico de Julio Romero de Torres, que falleció el 10 de mayo de 1930 víctima de una enfermedad hepática, con 55 años de edad.


El 8 marzo de 2007 se publica en el Diario Jaen (3) que la humedad amenazaba los frescos pintados por Julio Romero de Torres en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de la localidad de Porcuna. Romero de Torres re­sidió una temporada en el muni­cipio jiennense de Porcuna, donde pintaría unos frescos en dicha iglesi, murales que desde hace años están seriamente amenazados por las hu­medades que afectan al templo. Las pinturas fueron realizadas por el pintor cordobés hacia el año 1904 con procedimiento al óleo sobre preparación grasa. Los tra­bajos responden a un programa de iconografía religiosa que corres­ponde a los siguientes temas: Sa­grada familia, Santa Cena, Asunción de la Virgen y un lienzo (160 x 90 centímetros) dedicado a San Juan Bautista, que pintó siguiendo la orientación del barroco español y de la pintura de Tiziano.

Sagrada Familia. Iglesia de la Asunción. Porcuna

La Junta de Andalucía está actual­mente a la espera de que le sea en­tregado un proyecto que permita eliminar definitivamente los pro­blemas de humedad. La delegada de Cul­tura, Francisca Company, destaca que la Consejería está buscando la solución que sea más factible: "No es un problema que tenga una so­lución fácil. Cultura encargó varios estudios previos para la inter­vención, que fueron rechazados por los técnicos al considerar que no eran adecuados ya que no cor­taban el problema de raíz. Dada la importancia de las obras se ha querido contar con más estudios". Company resaltó que una vez ave­riguadas las causas que perjudican a los frescos, las humedades que ascienden desde los cimientos y bajan desde la techumbre, se en­cargó un proyecto a un arquitec­to jiennense: "Tenemos estudios geotécnicos y geológicos para ver cómo están los cimientos. Una de las propuestas descartadas acon­sejaba picar hasta la altura de los murales, pero no es lo más ade­cuado ya que no se solventa el pro­blema. Hay que quitar los daños que provocan la patología. Para erradicar la humedad se decidió que la mejor forma era actuar desde el suelo, desde los cimientos. La Co­misión de Patrimonio será, una vez se nos remita el proyecto, la que de­cidirá la línea de actuación en el menor plazo posible". El proyecto que espera Cultu­ra tiene un presupuesto de 103.000 euros y el plazo de ejecución será de ocho meses a partir del inicio de las obras. En él trabajará un equipo de expertos restauradores que limpiarán las obras, afectadas, además, por el oscurecimiento de una capa de retinte.


A finales del mes de mayo de 2007 (4), se hace publica la aparición de una nueva colección de libros, titulada Grandes maestros del arte moderno y contemporáneo, que publica la Fundación Mapfre para "rellenar un vacío en la historiografía del arte" y "acercar los artistas más decisivos en el cambio de siglo XIX al XX a la gente". Los volúmenes, editados en un formato manejable y con abundancia de ilustraciones, abarcan el período "en el que el arte español se define", y sitúan a los artistas nacionales en el contexto internacional "con gran rigor académico", afirmó en la presentación el director de la colección, Eugenio Carmona. Los pintores José Gutiérrez Solana, Julio Romero de Torres, Hermen Anglada Camarasa y Remedios Varo, y el escultor Julio González son los protagonistas de los cinco primeros títulos de la colección, que ya están en las librerías. Romero de Torres fue un artista "estigmatizado por su éxito", según dijo Francisco Calvo Serraller, autor de un libro que pretende "revisar la figura de un creador que adelantó la voz de la generación del 27". El pintor cordobés fue un artista que aunó "universalidad y folclore", y que pese a su origen obrero y su ideología progresista, "tuvo que cargar con el lastre franquista" por la aparición de su popular "mujer morena" en un billete acuñado durante la dictadura.

Fuentes:

(1) La resurrección de la musa, ABC-Córdoba, domingo, 11 de febrero de 2007

(2) El Ayuntamiento estudia comprar «Fuensanta», de Romero de Torres, ABC, martes, 13 de febrero de 2007

(3) La Junta espera un proyecto para restaurar en la iglesia de Porcuna, Diario Jaén, 8 de marzo de 2007

(4) Una colección rescata a Romero de Torres como "artista clave", DIARIO CÓRDOBA, jueves, 24 de mayo de 2007