La Capilla Sixtina «revela» de nuevo todo su significado simbólico

Las grandes restauraciones de la Capilla Sixtina en los años noventa sacaron a la luz los verdaderos colores de Miguel Ángel, pero el significado de muchas de sus imágenes ha seguido oculto bajo una capa de olvido. El contenido de esos mensajes, descifrados pacientemente por el estudioso jesuita Heinrich Pfeiffer, fue presentado anoche en los Museos Vaticanos bajo forma de un libro monumental: «La Capilla Sixtina. Iconografía de una obra maestra».

Cuando se habla de la más famosa de las capillas, el pensamiento va hacia Miguel Ángel, pero las paredes laterales cuentan con un ciclo de grandes frescos de Perugino, Botticelli, Ghirlandaio y otros «que bastarían para hacerla mundialmente célebre». El juego de entrelazamiento de significados entre los frescos inferiores de ambos lados -como el Paso del Mar Rojo y el Bautismo de Jesús, etc.- y los frescos superiores ha llevado al profesor Pfeiffer a concluir que todos forman parte de un proyecto original ideado en la época de Sixto IV, antes de que Julio II llamase a Miguel Ángel para completar la decoración de la Capilla.

Genios del momento

Los pintores contratados por ambos papas eran los mayores genios del momento -y Miguel Ángel, quizá, de todos los tiempos-, pero hubieran sido incapaces de construir el entramado intelectual del conjunto de la Capilla. Siguiendo pistas como un detective, el veterano profesor de Historia del Arte de la Universidad Gregoriana llega hasta el círculo de teólogos, muchos de ellos franciscanos, del entorno pontificio en aquellos años.

Editado en español

Al mismo tiempo, Pfeiffer investigó en los libros que escribieron y en los volúmenes que tenían a su disposición en la biblioteca, precisamente la Biblioteca Vaticana, donde se han conservado hasta el día de hoy. A lo largo de 350 páginas de un volumen de gran tamaño y fotografías excelentes, editado en español por Lunwerg, el estudioso alemán revela los dobles y a veces triples significados de cada escena y de cada detalle, que el lector puede contemplar de cerca como si estuviese subido a los andamios de los pintores.

Como dijo el profesor Matthias Winner al presentar la obra, «la restauración de la Capilla Sixtina no fue un proyecto de los católicos sino de todo el mundo civilizado», pues de hecho contribuyeron decisivamente varias compañías japonesas. El resultado, tal como se ve en las fotografías, merece un aplauso para aquel gran esfuerzo de mecenazgo.

Muchas de las escenas nupciales y matrimoniales representan la relación entre Cristo y la Iglesia, lo mismo que el tema de la Trinidad aparece, una y otra vez, bajo la forma de grupos de precisamente tres personas unidas en una actividad o en un gesto. Según el cardenal Giovanni Lajolo -ex titular de Asuntos Exteriores de la Santa Sede y actualmente Gobernador del Estado Vaticano-, en el libro de Pfeiffer desborda «la riqueza histórica, simbólica, alegórica y mitológica» de unos frescos que la humanidad reconoce como la cúspide del arte.

Durante la presentación del volumen en los Museos Vaticanos, los relámpagos, los truenos y la tromba de agua que se abatió sobre el Estado más pequeño del mundo, hacían casi imposible escuchar al orador, y daban un aire de «Diluvio Universal» a la velada en una galería repleta de esculturas clásicas como si Hércules, Baco, el emperador Adriano, Afrodita, Diana y los caudillos galos derrotados estuviesen también escuchando la lección de historia del arte.

Interpretación teológica

El director de la Librería Editorial Vaticana, que ha coproducido junto con Jaca Book el volumen publicado ya en alemán, ingles, español, y francés (mientras se preparan las ediciones en polaco, ruso y griego), dijo que «este libro desvela una interpretación teológica de los frescos que se había perdido por completo desde el siglo XVIII». Según Giuseppe Antonio Scotti, «esta pérdida del referente original dejaba en penumbra buena parte de los símbolos», como los que provienen de obras del abad calabrés Joaquín de Fiore, o como las referencias a la conjura florentina de los Pazzi en la escena de las Tentaciones de Cristo.

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