2008: ¿año de reflexión o intermedio?
Esther Ferrer: Performance para siete sillas, 1990
El año se cierra temiendo los efectos de la crisis. Los primeros son drásticos: muchas instituciones anuncian fuertes recortes presupuestarios que afectarán a la programación de exposiciones, actividades y adquisiciones, y algunas han adelantado el cierre de los presupuestos del 2008.
En la selección realizada por los críticos de El Cultural domina un tono historicista que es previsible se acentúe en los próximos meses. Destaca la merecida presencia de la Fundación Juan March, una de las instituciones estrella a finales de los años 70 y durante los 80, dispuesta a recuperar su lugar; el mantenimiento de los espacios habituales –Museo del Prado, Museo Thyssen-Bornemisza (incluyendo Miró: tierra, una exposición de debate, con lección de cómo se debe entender un comisariado, por parte de Tomàs Llorens), o MNCARS (con una Nancy Spero olvidada hace cuatro años, con una exposición sólo menor en número de obras)–; alguna irrupción –el proyecto Estratos en Murcia, Kennedy Geers en el DA2 salmantino– y presencias mantenidas –Fundación ICO, MARCO vigués–. Algún proyecto realmente ambicioso sigue quedando fuera, caso de El discreto encanto de la tecnología presentado en el MEIAC; mientras otras instituciones demuestran cuidar su patrimonio, caso del Centro José Guerrero, que cierra el año con una exposición sobre los primeros años del artista y un cuidado catálogo razonado, editado con la complicidad de la Fundación Telefónica.
Entre los nombres positivos de 2008 debemos incluir los galardonados con los premios nacionales de artes plásticas y fotografía, Esther Ferrer y Bleda y Rosa; mientras a Barceló le toca unir su nombre al enésimo desvarío institucional de negar lo evidente por principio. Una elección discutible, adquiere tintes polémicos por la precipitación con la que se defienden los políticos, y en el escándalo al final son el mundo del arte y el artista los que se ven más cuestionados.
A ARCO le han salido respondonas las galerías marginadas, buena parte de las cuales entraron en Art Madrid con ánimo de dar una batalla que se plantea en términos cernudianos –la realidad frente al deseo– y con no poco sentido. El efecto se verá en la próxima edición, verdadero barómetro para medir cómo afecta la crisis al sector, pero su gestación se realizó en 2008. Algunos empiezan a temer encontrar stands vacíos.
El PP propuso hace unas semanas que la promoción exterior del arte español dependa del ministerio de César A. Molina, que parece empeñado en darle sentido de Estado. Aunque alguno pensará que al proponerla los populares, los socialistas no quieran –o deban– aceptarlo, la idea no es mala: ayudaría a unir fuerzas.
Miguel Fernandez-Cid, 2008: ¿año de reflexión o intermedio?, El Mundo / El Cultural, 31 de diciembre de 2008